☽ | Chapter 10.

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DEJAD QUE EL LÍDER SE ACERQUE A MÍ... PARA QUE PUEDA DARLE UNA PALIZA, CLARO


Tras la rápida desaparición de Deirdre decidí que había llegado el momento de abandonar mi escondite y refugiarme en mi habitación. En los jardines no había ni un alma y, de todas formas, ninguno de los humanos que parecían haber salido de la nada me prestaba el más mínimo caso.

Entré al vestíbulo por las puertas acristaladas y decidí meterme en el papel de espía-que-no-quería-ser-descubierta. Asomé la naricita por la esquina que conducía al pasillo donde había dejado a Hunter tirado en el suelo, después de haberle golpeado sin mediar palabra; la zona estaba vacía, y yo tampoco quería entretenerme en comprobar dónde se encontraba el vampiro. Eché a correr hacia las escaleras, esquivando a las personas que se cruzaban en mi camino y que me observaban como si fuera en cueros; todos ellos llevaban el mismo atuendo de color negro con una V bordada en el pecho, así que deduje que era el personal que se encargaba de hacer las tareas domésticas en aquella mansión habitada por vampiros.

Recordé que debía contener la respiración, eliminando cualquier aroma que pudiera entrar por mis fosas nasales, y me puse a tararear mentalmente God save the Queen, en un intento desesperado por ahogar los sonidos que me llegaban de todas sus respiraciones... y pulsaciones.

Subí las escaleras a toda velocidad, derrapando en la esquina para poder enfilar el pasillo donde se encontraba mi habitación. Mascullé una imprecación cuando vi a Hunter aguardando en la puerta de la misma, con la espalda apoyada en ella y mirando al frente; no se giró en ningún momento mientras yo me acercaba lentamente, a pesar de que me había escuchado perfectamente.

Valoré las posibilidades que se me planteaban en aquella situación y me decanté por la que más se ajustaba a mi estilo de actuar: empujé con rabia el cuerpo de Hunter, logrando que trastabillara y me observara como si no me reconociera. Lástima que yo lo hubiera calado tan rápido, gracias a las amables indicaciones de Derek.

-Apártate –gruñí, mostrándole los dientes.

-Gala, por favor...

Me giré hacia él y le acerté un puñetazo en el estómago, saboreando el gruñido que se le escapó al vampiro entre los dientes.

-Es Galatea –le recordé-. Gilipollas.

Los ojos azules de Hunter me observaban con auténtica confusión, buscando un motivo que pudiera justificar ese cambio de actitud que había tenido hacia él. Quizá no se esperaba que hubiera averiguado tan rápido sus auténticas intenciones. Cada vez sospechaba que la familia Vanczák pecaba de presuntuosidad, que debían llevarlo inscrito en los genes.

-¿Qué pasa? –quiso saber-. ¿A qué viene todo esto?

Abrí la puerta de golpe, entrando a mi dormitorio sin rebajarme a responder a su pregunta. Hunter pasó tras de mí, sin querer dar su brazo a torcer todavía; su obstinación y papel de víctima estaban haciéndome perder los nervios, haciéndome más difícil poder comportarme como alguien civilizado. Sobre todo cuando tenía a una pequeña Galatea disfrazada de demonio sentada sobre mi hombro, murmurándome multitud de formas en las que podría divertirme jugando a tocar una batería imaginaria con sus brazos desmembrados.

-¿Estás intentando poner a prueba mi paciencia o algo así? –le pregunté mientras me dirigía hacia el armario.

Necesitaba hacer inventario de todo lo que poseía para empezar a planear mi huida. Deirdre me había dado los motivos que buscaba para hacerme llegar a la conclusión de que quedarme allí era un error, que era demasiado arriesgado seguir cohabitando con todos aquellos vampiros en los que, era evidente, no podía confiar; pensé en Anna y en la cara oculta que tenía, me había resultado muy duro descubrir que bajo esa fachada se escondía una persona completamente distinta.

MidnightWhere stories live. Discover now