☽ | Chapter 54.

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CREO QUE CAMILLA PARKER BOWLES TIENE MÁS LIBERTAD QUE YO

Derek aguantó estoicamente el chaparrón de mis gritos e improperios sin ceder a la presión de ponerse a mi misma altura. Yo seguí gritándole e insultándolo, haciendo que nos escuchara buena parte de la mansión, hasta que me quedé sin fuerzas; Derek no podía arrebatarme de esa forma mi libertad, como tampoco podía robarme mi libre albedrío.

Me desplomé sobre una de las sillas y masajeé mis sienes con frustración, notando la mirada del vampiro clavada en mí.

-¿Has terminado ya? –me preguntó.

Bufé de indignación y le fulminé con la mirada.

-Puedo proseguir, si así lo prefieres –le repliqué.

No entendía cómo podía encontrarse tan tranquilo después de haber conseguido sacarme de quicio. Había decidido actuar de nuevo a mis espaldas, sin contar con mi aprobación o, al menos, sin avisarme a mí en primer lugar sobre lo que tenía en mente; en vez de hacerlo, había escogido hablar con su padre y Morticia sobre enviarlos a ellos para ocupar nuestro lugar.

Me sentía estúpida después de haber soportado aquellas mortíferas dos horas con Anna y Morticia en los que había tenido que capear como bien había podido las miles de ocasiones en las que las dos vampiras habían intentado boicotearme; pero había decidido tragarme mi orgullo y había permitido que Morticia se saliera con la suya, yendo a la cita que me había propuesto la vampira.

Quería echarme a gritar en aquel preciso segundo.

-Galatea –dijo Derek con suavidad.

Se había levantado de su cómoda silla tras el escritorio y había rodeado la mesa para llegar hasta donde me encontraba yo; tenía el rostro calmado y no parecía estar dispuesto a devolverme los gritos. No lo había visto desde ayer, cuando había salido huyendo del coche después de nuestro apresurado regreso; todavía seguía molesta con Derek por lo que había hecho, además también estaba enfadada conmigo misma al darme cuenta de que nada de lo que había imaginado era realmente así.

Derek nunca sería mío completamente.

Me tapé la cara con ambas manos, huyendo de la voz del vampiro.

-Joder, Derek, tendrías que habérmelo dicho en primer lugar –dije con la voz ahogada.

Mi cuerpo se sobresaltó cuando noté la mano de Derek acariciando mi espalda.

-Ayer intenté hablar contigo –repuso y yo quise hundirme aún más en la tierra. A mucha profundidad.

El hecho de que su mano estuviera trazando círculos sobre mi espalda tampoco me ayudaba mucho a proseguir con mi cruzada. Había escuchado a Derek llamado a la puerta de mi suite durante un buen rato mientras yo fingía encontrarme completamente dormida; de no haberme comportado de ese modo tan infantil, Derek podría habérmelo dicho y yo no habría montado ningún espectáculo.

-Estaba cansada –me defendí.

Derek suspiró en voz baja, seguramente sin creerse mi patética excusa.

-Lo he hecho pensando en ti –se explicó mientras yo seguía con la cara tapada-. No podemos permitirnos correr ningún riesgo con Lyle.

Abrí mis dedos para poder mirar a Derek a través de ellos. Tenía el rostro ensombrecido, pues parecía haberse tomado muy en serio las amenazas del vampiro; yo guardaba la esperanza de que los aquelarres no me obligaran a regresar con los Herz porque, de hacerlo, no lograría sobrevivir.

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