Midnight

☽ | Chapter 8.

ESTO ES UNA VERSIÓN RETORCIDA DE PRETTY WOMAN

Por unos segundos me replanteé la idea de echarme al suelo para berrear como un bebé, incluso tuve la sensación de que Hunter estaba pensando lo mismo que yo; el joven de los Vanczák parecía como si lo hubieran vapuleado y dejado sin energías, abandonado a su suerte.

Derek tenía el mismo gesto que un niño el día de Navidad, haciéndome ver a un vampiro completamente distinto... y mucho más siniestro que el Derek que había conocido. Ahora sí que parecía ser el hijo perdido de Satán.

-Se disuelve la reunión –anunció el Hijo Perdido de Satán y Heredero del Mal-. Podéis marcharos.

Todos fueron levantándose poco a poco, murmurando entre ellos sobre lo que había sucedido en aquella habitación; un paso definitivo de que la relación entre los dos Vanczák se estaba resquebrajando debido al egoísmo, o planes diabólicos, de su hermano mayor.

Hunter y Anna se quedaron cerca de la puerta del comedor, mirando al susodicho con una expresión de decepción profunda. Incluso parecían extenderme hacia mí ese sentimiento, añadiéndome al lote sin haber hecho nada.

Derek aguantó con estoicismo aquel chaparrón de miradas por parte de su hermano pequeño y su prometida, disfrutando como un niño que ha capturado un pobre escarabajo para después arrancarle las alas y ver cómo sufría el bicho; ya me imaginaba a mí misma en un potro de tortura, con Derek agarrándose a las palancas riéndose como un demente mientras probaba hasta dónde era capaz de aguantar hasta que mis miembros se separaran de mi cuerpo.

-Id a mi despacho –les pidió Derek con más suavidad, seguramente para calmar los ánimos-. Hablaré con vosotros después.

Los dos interpelados se miraron entre ellos antes de abandonar definitivamente el comedor; vi de refilón cómo Hunter rodeaba con su largo brazo los delicados hombros de Anna, quien parecía terriblemente afectada por la decisión que había tomado unilateralmente su prometido. ¿Su preocupación sería por mí o por Derek? Estaba claro que la convivencia tipo creador adoptivo-neófita no iba a ser como lo pintan en las series... sino como si fuera una película de terror.

Me apunté mentalmente escribir un guión sobre mis últimos días para enviarlo a una productora que pudiera llevar a la gran pantalla lo que fue mi sufrimiento a manos de Derek Vanczák.

Nos miramos fijamente, esperando a que el otro iniciara la conversación... o las súplicas.

-No quiero ser tu neófita –dije con rabia.

Derek se encogió de hombros de manera indolente, saboreando que hubiera conseguido salirse con la suya una vez más. Realmente el vampiro conocía el efecto que tenía en el resto de los vampiros que habitaban en la mansión, sabía cómo llevar a su terreno las situaciones para esgrimir su excusa de «oh, soy un gilipollas líder de un aquelarre de vampiros que me tienen miedo y que, además, tienen que obedecer todas y cada una de mis estúpidas órdenes.»

En aquellos instantes iba a comprobar cómo era su modus operandi en primera persona, antes de que yo me lanzara a su cuello de manera literal para intentar arrancárselo del resto del cuerpo.

-No tienes otra opción, Galatea –señaló acertadamente-. Te estoy ofreciendo una gran oportunidad.

Hice un aspaviento con la mano.

-Vas a hacer de mi vida un infierno –le corregí con voz huraña.

Su sonrisa no me animó en absoluto. Me sujetó de nuevo por el brazo, una mala costumbre que había adoptado desde que había decidido llevarme con él a la mansión en calidad de prisionera-invitada, y tiró de mí hasta que nos pusimos en marcha, en dirección a la puerta del comedor.