☽ | Chapter 62.

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LA HUÉRFANA DE SEVEN SISTERS

Miré a Bala con una expresión de absoluto desconcierto. Anna no parecía nada preocupada por las alarmantes noticias que nos había dado el vampiro, ya que continuó con su tarea de limpiar la sangre del cuerpo de una inconsciente Anastacia; me pregunté si aquella actitud era una simple fachada, una máscara que impedía ver sus verdaderas emociones... o si simplemente le importaba bien poco el futuro del aquelarre con tal de ver sufrir a Derek.

Le hice un gesto con la cabeza a Bala para que me acompañara fuera de la habitación y el vampiro no dudó ni un segundo en seguirme; nos dirigimos hacia uno de los balcones del pasillo que había en el primer piso, donde nadie podría escucharnos. Estudié atentamente a Bala y me di cuenta de que parecía haber perdido parte de su energía; el aura divertida y sarcástica que siempre le había acompañado parecía haberse esfumado, dejando en su lugar un aire lúgubre y perdido.

-Quiero que me expliques cómo Derek ha dado con esa vampira –le exigí en primer lugar.

Bala cuadró los hombros y buscó apoyo en la pared que había a su espalda. Sus ojos rehuyeron los míos mientras cogía aire para cumplir con mis exigencias; yo apreté la mandíbula, intentando alejar de mi cabeza los pensamientos que se agolpaban sobre lo que supondría la presencia de Anastacia en el aquelarre.

-Llegamos a un descampado donde se habían instalado algunos vampiros libres, que no estaban unidos a ningún aquelarre –apreté mis manos, recordando el rostro ceniciento de Hunter cuando me había explicado a grandes rasgos lo que se habían encontrado en el lugar-. Era un auténtico caos. Un grupo de mercenarios había aparecido de la nada y los había cogido a todos por sorpresa; los quemaron vivos y destruyeron todo lo que había allí. Derek dio la orden de que los extermináramos y eso hicimos –hizo una breve pausa, tragando saliva con esfuerzo-. Creímos que no había habido ningún superviviente, pues todo estaba lleno de escombros, fuegos y humo; perdimos a Derek de vista unos instantes y entonces oímos su grito de alerta.

Me incliné en su dirección, entrecerrando los ojos ante el relato de Bala.

-Fue entonces cuando apareció con ella en los brazos –continuó el vampiro-. Acudimos en su ayuda y nos explicó que había conseguido arrancarle su nombre antes de que cayera en la inconsciencia; también dejó bastante claro que iba a llevarla a la mansión y que iba a quedarse con nosotros.

-Ella no puede quedarse aquí –le contradije entre dientes.

Y no estaba hablando por el hecho de que Anna había hecho una insinuación sobre las constantes infidelidades que había sufrido estando con Derek cuando ambos habían tenido algún desencuentro; era consciente de la situación en la que nos encontraríamos si Derek decidía seguir adelante con esa locura.

El aquelarre Vanczák era el más numeroso en Londres. Mi aparición por sorpresa el año pasado fue perdonada por el resto de aquelarres debido a mi trágica historia, pero no estaba segura de que esa concesión fuera a repetirse de nuevo; la situación en Londres estaba al límite y los aquelarres estaban hasta el cuello de problemas. La repentina decisión de Derek de admitir otro miembro en el aquelarre sin contar con el consentimiento de los otros tres podría desembocar en un desastre.

El aquelarre Herz, por ejemplo, estaría encantado de la oportunidad que le brindaría con aquel gesto, en apariencia desinteresado.

Y eso era algo que Bala también tenía en mente.

-Tú eres la única que puede convencer a Derek de que está equivocándose.

Esbocé una sonrisa triste. Era evidente que Bala no tenía ni idea del bache que estábamos pasando, lo que significaba que Derek no había hablado con su amigo sobre nuestra situación.

MidnightWhere stories live. Discover now