☽ | Chapter 6.

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NO ME LLAMES GALATEA, LLÁMAME GALA


Cuando las puertas se cerraron tras la extraña pareja que conformaban Derek y Anna, me giré para poder pedirle una explicación a Hunter al respecto. ¿Cómo era posible que nadie de los presentes hubiera querido mover un dedo para ayudar a Anna? Por Dios, ¡ni siquiera Deirdre había intervenido para proteger a su amiga!

Los ojos de Hunter se habían oscurecido.

-Es mejor no inmiscuirse en sus asuntos, Galatea –me recomendó-. Lo solucionarán solos... a su manera...

Le di un golpecito en el pecho, controlando mi propia fuerza.

-¡Eres un cobarde, Hunter Vanczák! –grité a propósito, para que me oyeran todos aquellos vampiros-. Todos vosotros sois unos malditos cobardes.

Gábor suspiro con pesar y Attila hizo resonar sus nudillos en actitud amenazadora; Bala fue el único que me miró fijamente, con un brillo de arrepentimiento, demostrándome que no parecía muy conforme con lo que había sucedido con su querido Derek.

Hunter me miró con un brillo de dolor reluciendo en el fondo de sus ojos azules. Mi comentario le había afectado más de lo que había llegado a pensar, y el ambiente de la biblioteca se enfrió de golpe, como si alguien hubiera abierto las ventanas de par en par para que la corriente nos envolviera.

-Acompáñame –me pidió Hunter con educación-. Creo que necesitas que te dé un poco el aire.

Me cogió por el brazo con suavidad, pero yo me lo quité de encima con un gesto de impaciencia, haciéndole entender que no me tocara después de lo que había hecho, de lo que había permitido que hiciera Derek con Anna; en mis oídos no podía dejar de escuchar la súplica de la chica mientras el vampiro la arrastraba con apariencia de no estar escuchando ni una sola palabra de las que había dicho su prometida. Mi corazón muerto se encogió al rememorar cómo Anna había pronunciado ese «te quiero», de aquella forma tan desesperada... desesperada por recuperar al Derek que había sido alguna vez en el pasado.

Seguí a Hunter fuera de la biblioteca, poniendo algo de espacio entre nuestros cuerpos. El vampiro me guió hacia las puertas acristaladas que había utilizado como vía de escape y yo lo miré con sospecha, creyendo que ahí había algún tipo de trampa; Hunter me sostuvo las puertas abiertas, mirándome fijamente sin pestañear. Salimos al exterior y el vampiro viró levemente hacia la izquierda, en dirección a un enorme cenador de madera y piedra con aspecto de ser bastante confortable... y cálido.

Hunter me llevó directa hacia los sofás, dejándome un gran espacio para que no me sintiera molesta o incómoda.

Yo me quedé unos segundos en pie, pensándome si debía sentarme o echar a correr hacia el bosque. Los ojos de Hunter me observaban con nerviosismo y algo de ansiedad, temeroso de que me decantara por la segunda opción.

Finalmente me desplomé sobre el sofá y me crucé de brazos, desviando la mirada hacia el bosque en el que había tratado de huir.

-Anna estará bien –intentó tranquilizarme Hunter.

Me mordí el interior de mis mejillas y miré al vampiro con enfado, nada de acuerdo con sus palabras.

-¿Cómo puedes decir eso? –le espeté-. ¡Ya has visto de la forma en que Derek la ha cogido, como si fuera un simple objeto!

Hunter se cruzó de brazos y apretó la línea de la mandíbula.

-Derek y Anna se conocen desde hace muchísimo tiempo –hizo una pequeña pausa-. Están juntos desde hace muchos años, por no hablar de su compromiso. Anna sabe perfectamente lidiar con el genio de mi hermano, no le va a pasar nada.

MidnightWhere stories live. Discover now