☽ | Chapter 57.

5.7K 508 9
                                    

                 

EL RESENTIMIENTO HACE QUE TE SALGAN UNAS ARRUGAS MUY FEAS EN LA CARA, QUERIDA ANNA

GALATEA

Me fue muy complicado no hacer caso a las continuas sugerencias de Derek. Supongo que mi orgullo aún seguía un tanto herido después de lo sucedido en el coche y tenía miedo de verme interrumpida de nuevo; Derek no insistió cuando le dije que lo único que quería era dormir y buscó una posición más cómoda a mi lado, pasando un brazo por mi cintura de manera protectora.

No podía negar que me había pillado con la guardia baja mientras dormía, provocando mi subconsciente se pusiera en movimiento de manera mecánica; pero aquello no me resultó nada novedoso: mi paranoia de verme atacada en cualquier momento, en la mansión de los Herz, me obligó a mantenerme en guardia, incluso mientras dormía. Pero más me había pillado con la guardia el hecho de que hubiera decidido venir a disculparse conmigo.

Y su promesa de pasar más tiempo a mi lado.

Quizá fue su promesa lo que me ayudó a conciliar el sueño por segunda vez... lanzándome de cabeza a una nueva pesadilla. El corazón se me contrajo dentro del pecho al verme de nuevo encerrada en aquel claro del bosque; supe que en aquélla nada iba a ser distinto a las anteriores: por mucho que intentara salir de allí, me resultaría imposible. Miré a mi alrededor, con la agobiante sensación de verme encerrada en aquella prisión natural

Escuché un crujido a mi espalda y la figura de Axel se materializó en mitad del claro, con el mismo aspecto que tenía aquella noche.

Con el boquete que yo había terminado de hacer más grande cuando acepté cumplir con su última voluntad.

-¿A qué has venido esta vez? –gemí, llevándome las manos a las sienes.

A veces, mis pesadillas constaban de extrañas conversaciones con el hermano de Derek. Pero mayoritariamente primaba las pesadillas donde repetía el movimiento que terminó con la vida de Axel Vanczák; esperaba que, en aquella ocasión, fuera rápida y certera. Una de la que no me costara mucho despertar.

Axel caminó hacia mí mientras mis ojos se mantenían clavados en el boquete de su pecho.

-¿A qué crees, Galatea? –replicó Axel con un tono siniestro.

Se me formó un nudo en el estómago y el vampiro muerto dejó escapar una risita igual de siniestra que la sonrisa que esgrimía. Retrocedí hasta que mi espalda chocó contra el tronco de uno de los árboles; resbalé contra él hasta que quedé aovillada.

Me pellizqué en los brazos, deseando despertar.

-Vamos, Gala –se burló el vampiro-. Sabes que esto no es diferente a otras veces...

Presioné mi espalda contra el tronco, clavándome las rugosidades hasta hacerme daño. Axel me había dicho que aquella pesadilla no iba a ser diferente, pero tenía la sensación de que estaba burlándose de mí; mientras estuvo vivo, el hermano mayor de Derek siempre intentó intimidarme o humillarme.

-Entonces, sé rápido –le supliqué.

Axel se echó a reír.

-Eso le haría perder toda la gracia al asunto –se negó.

Cerré los ojos.

-Dime, Galatea –ronroneó cerca de mi oído-. ¿Recuerdas cómo me hundiste tu mano en el pecho?

Me encogí cuando las imágenes del momento que había mentado se reprodujeron tras mis párpados con una claridad espeluznante.

Todo mi cuerpo se quedó rígido cuando el fantasma de Axel cogió mi muñeca y abrí los ojos de golpe al mismo tiempo que el vampiro muerto introducía mi mano en el hueco de su pecho, haciendo su sonrisa mucho más amplia.

MidnightWhere stories live. Discover now