☽ | Chapter 85.

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HAN LLEGADO LOS REFUERZOS

Tuve que aferrarme al pomo de la puerta con fuerza antes de terminar en el suelo, debido a la debilidad de mis piernas. Mi mirada seguía clavada en el bultito que se agitaba entre los brazos de Bergamota, emitiendo quejicosos sonidos que exigían la atención de la mujer que lo sostenía.

«Wolfgang.

»El bebé se salvó.

»¿Cómo es posible...?

»El bebé se llama Wolfgang.»

Recordé la conversación que mantuve con Jana antes de que todo se torciera, recordé la ilusión con la que había hablado mi amiga sobre el bebé que aún llevaba en su vientre y cuyo aspecto e identidad ya tenía fijos en su imaginación.

-Kovac –la corregí-. Su nombre no es Wolfgang, es Kovac; eso es lo que decidió su madre antes de que naciera.

El feliz rostro de la vampira se torció en una mueca de incomprensión. Mi sangre había comenzado a burbujear, subiendo de temperatura a cada segundo que pasaba sin entender qué era lo que había sucedido.

No era capaz de comprender cómo era posible que el bebé de Jana estuviera vivo. Había escuchado perfectamente a Tiberius exigirle a la vampira que se había encargado de ayudar en el parto que se lo llevara; Lyle había acusado a su hermano gemelo de la muerte de Jana y del bebé. Mi cabeza comenzó a darme vueltas debido al retorcido giro que había dado todo.

-El nombre del bebé es Kovac –repetí lentamente, esperando que cada palabra calara en lo más profundo de su cerebro-. Kovac, no Wolfgang.

«No voy a permitir que el legado de Jana lleve el nombre de un maldito asesino.»

Bergamota acunó con cuidado al pequeño, frunciendo el ceño en mi dirección. Había sido testigo del cariño y dedicación que había mostrado con Jana; luego recordé la muda petición de mi amiga de que no dijera nada sobre su estado de embarazado hasta que no fuera imposible mantenerlo en secreto. Un ramalazo de miedo me sacudió de pies a cabeza ante la posibilidad de que solamente hubiera conocido la parte de Bergamota que ella quería mostrar.

Quizá, después de todo, aquella mujer no fuera distinta a Morticia... o Anna.

Un lobo con piel de cordero.

-Yo... yo no lo sabía –se excusó.

No supe si debía creérmela o no. Sin embargo, no iba a permitir que aquel niño (porque Jana había estado en lo cierto al imaginar que sería un niño) llevara otro nombre que no fuera el que mi amiga había elegido.

Tampoco me importaba lo más mínimo la opinión que pudiera tener Tiberius al respecto.

Con aquel nuevo elemento en la larga ecuación en la que estaba atrapada, olvidé por completo qué era lo que había venido a hacer a aquella habitación. Di un par de pasos hasta quedar dentro de ella y cerré la puerta a mi espalda; el rostro de Bergamota había vuelto a su radiante sonrisa y había bajado la mirada de nuevo hacia el bebé, que había pasado a hacer gemiditos.

-Kovac –sentenció la vampira, intentando congraciarse conmigo-. En realidad no importa cómo se llame, lo que importa es lo que significa para todos nosotros.

Apreté los dientes con fuerza hasta hacerme daño en las mandíbulas.

-Lo único que veo es que Jana murió por complaceros a todos vosotros –escupí, incapaz de poder retenerlo por más tiempo-. No te veo en absoluto afectada por la muerte de la esposa de tu hijo, Bergamota; cumplida su misión, arriesgando su propia vida y perdiéndola, ha dejado de ser importante.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora