☽ | Chapter 18.

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EL NOVENO CÍRCULO DEL INFIERNO ES FRÍO

No hizo falta que añadiera nada más. Derek asintió con solemnidad antes de abandonar el dormitorio sin decir una sola palabra; yo solté un largo suspiro, apoyando la cabeza contra la pared y tanteando el colchón para coger el primer libro que se encontraba en la cima.

Eché una ojeada a la portada antes de abrirlo por la primera página con intención de distraerme. La cabeza me bullía de actividad tras la confesión de Derek sobre que había estado investigándome y también a mis seres queridos; noté algo gélido en mis mejillas cuando me imaginé a Derek encontrándose con el perfil de Cody Adler, mi amado Codu Adler. Sentí un regusto amargo en la boca cuando volví a imaginarme a Derek acechando a todos mis seres queridos, secuestrándolos para poder tenerme bajo su completo poder.

Apreté las mandíbulas con fuerza y traté de leer, con las terroríficas imágenes de Derek torturando a mis padres o a Rose para poder utilizarlos en mi contra. Pasé una página, intentando alejar todas aquellas espantosas imágenes de mi cabeza; recordé la tarjeta plateada que había escondido bajo el colchón y sentí la imperiosa necesidad de llamar a Wolfgang Herz para pedir su ayuda.

¿No quería destronar y evitar que el aquelarre Vanczák se hiciera con todo el poder dentro del mundo de los vampiros? Podría presentarme a mí como prueba de lo que estaba sucediendo, de cómo Axel Vanczák estaba desestabilizando la balanza a su favor mientras hacía parecer a su propio aquelarre como inocente y, además, preocupado por darles un hueco a todos aquellos que habían sido abandonados y declarados como peligro.

Me humedecí el labio inferior, consciente de que todavía tenía un grillete decorando mi tobillo y que estaba confinada en mi dormitorio, totalmente incomunicada. Derek me había advertido que no saldría de allí hasta que no demostrara que había comprendido mi nueva situación, mostrando un cambio de actitud frente a él; pero yo ya le había recriminado a Anna que jamás haría eso...

Dejé el libro sobre la cama, abandonando totalmente la idea de intentar leer, y me deslicé fuera de ella. La cadena me permitía pasearme libremente por mi habitación, aunque su límite llegaba a unos metros de la puerta principal; esquivé los montones de madera y destrozos que había causado, preguntándome cómo iba a conseguir que Derek me sacara de allí.

Llegué hasta una cómoda que todavía se encontraba parcialmente entera y abrí uno de los cajones, encontrándome con multitud de prendas de ropa interior. Rebusqué entre ellas hasta dar con las más atrevidas, frunciendo el ceño; en mi ceremonia de reclamación con Derek aún quedaba pendiente un pequeño asuntillo...

El estómago se me revolvió al pensar en lo que todavía me quedaba pendiente. Seguí rebuscando en aquel cajón, con una idea formándoseme en la cabeza; Derek me había pedido que cambiara mi actitud... ¿Sería suficiente que le propusiera terminar con el maldito rito de reclamación?

Se me quedó atascado en la garganta un gemido de horror al imaginarme en semejante situación. No se me ocurría otra forma de demostrarle a Derek que estaba dispuesta a cambiar, lo suficiente para poder avisar a Herz de que estaba dispuesta a ayudarle en su cruzada personal contra el aquelarre Vanczák; entonces, cuando se hiciera justicia, podría recuperar mi libertad.

Pero, para poder conseguirla, antes se debían hacer sacrificios.

Resoplé mientras seguía indagando en el contenido del cajón, ignorando la punzada de náuseas que me atenazaba el estómago; había intentado alargar la situación lo máximo posible para no quedar en evidencia, para protegerme a mí misma. Sin embargo, estaba segura que con ese ofrecimiento conseguiría que Derek me diera la libertad que necesitaba para continuar con mi plan de venganza.

MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora