☽ | Chapter 79.

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GALATEA HERZ. IRRESPONSABLE. NO SABE CÓMO LIDIAR CON EL ALCOHOL. NO LLEVA BIEN LAS RESACAS.

Miré con una expresión de anhelo la cesta de fruta que las doncellas habían colocado en la mesa. Hunter me había interceptado mientras bajaba y me había pedido, casi suplicado de rodillas, que le acompañara junto a su familia; debido al reciente cambio que había sufrido el liderazgo del aquelarre, la disposición de los sitios había cambiado ligeramente: Ferenc Vanczák había pasado a ocupar la silla de la cabecera, Morticia ocupaba mi antiguo sitio.

Aquello no me importó en absoluto, por lo que recuperé mi viejo asiento junto a Hunter y procuré mostrarme lo más abierta posible. Aunque quisiera volcarle a Ferenc la jarra de sangre que tenía más cerca; Derek había pasado su primera noche en las mazmorras y no se me había permitido bajar todavía, alegando que mi turno estaba situado más adelante.

Hunter me dio un ligero apretón en el muslo al ver que me era imposible mantenerla quieta. Mis ojos no paraban de moverse de un lado a otro de la mesa, intentando averiguar qué estaba sucediendo; el servicio se encontraba aún en el comedor, trayendo nuevas bandejas a pesar que todos los presentes consumíamos mayoritariamente sangre.

Le dediqué una débil sonrisa al pequeño de los Vanczák cuando llenó mi copa de sangre, tendiéndomela para que pudiera darle un trago. Me la llevé a los labios, obligándome a mí misma a darle un sorbito.

-El aquelarre Herz nos ha pedido que acudamos a la despedida de Lucrezia –nos informó entonces Ferenc, llevándose su propia copa a los labios.

Todos los vampiros de la mesa desviamos la mirada en su dirección, aturdidos por la repentina noticia. Las últimas noticias que habíamos recibido sobre los vampiros contaminados habían sido la muerte de la hermana de Bergamota; el resto de aquelarres se habían mantenido en silencio, seguramente cuidando a sus enfermos y tratando de aplicar las pocas soluciones que habíamos podido darles.

-Como nuevo líder del aquelarre, no puedo abandonar ahora mismo la mansión –continuó hablando el vampiro-. Necesito poner en orden algunas cosas, además de descubrir dónde se encuentran los vampiros traidores. Por eso mismo había pensado en enviaros a ti, Galatea, junto a Derek.

Me erguí sobre mi asiento, emocionada ante la noticia de la liberación de Derek de las mazmorras. Todo mi cuerpo sufrió un agradable cosquilleo, pero luego mi estómago se retorció al recordar la extraña situación en la que se encontraba mi relación con el vampiro; me limité a asentir para indicarle que cumpliría con sus deseos, aunque no tuviera gana ninguna de volver a los terrenos de los Herz.

Morticia saboreaba su copa de sangre con una sonrisita en los labios, seguramente degustando cómo se sentía haber conseguido finalmente su propósito. Todos sus años de sacrificios se habían visto recompensados... ¡y de qué forma!

-En estos momentos estarán sacándolo de las mazmorras, o quizá ya ande libre por algún rincón de la mansión –añadió Ferenc-. Mañana mismo debéis partir y me gustaría que tuvieras presente que tenéis una gran responsabilidad, Galatea: debemos mantener a toda costa la tregua que teníamos en el pasado. Es importante de cara a la batalla final que tendremos que lidiar con todos aquellos que quieren vernos muertos.

Arrastré la silla ruidosamente por el suelo del comedor, sin importarme lo más mínimo si el sonido hubiera podido molestar a Ferenc o Morticia. No me molesté en recordarle al vampiro que esa tregua seguramente se encontrara rota, pero me disculpé a media voz para poder abandonar el comedor; Hunter me siguió fielmente, con sus ojos azules reluciendo de preocupación.

Aún seguía temiendo por el estado de su hermano.

En el vestíbulo todo se encontraba en orden. El servicio se encontraba yendo y viniendo para cumplir con sus cometidos, inclinándose en breves reverencias cuando se topaban con algún miembro vampiro; mis ojos recorrieron con avidez el camino que conducía a las mazmorras. Confié en las palabras de Ferenc Vanczák, aunque sospechaba que su intención de liberar a Derek ocultaba algo.

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