☽ | Chapter 89.

4.2K 432 69
                                    

NIÑOS, JAMÁS JUGUÉIS CON ARMAS DE FUEGO

Me quedé congelada ante la confesión de Derek, al descubrir que él también tenía una parte oscura que había mantenido fuertemente cerrada. Pero lo que más me impactó fue que nada había ido tal y como lo había imaginado en mi mente, donde Derek perdía los estribos e intentaba vengar la muerte de su hermano.

Comprensión.

Jamás hubiera imaginado que confesarle a Derek mi más oscuro secreto, el último obstáculo en nuestra relación, pudiera haberle arrancado una respuesta así; sus ojos me miraban con una expresión que no dejaba lugar a dudas: no me culpaba de la muerte de Axel, creía que lo que había hecho por piedad.

Cerré los ojos con fuerza antes de que las lágrimas pudieran correr por mis mejillas a causa de la impresión.

Derek no me odiaba.

Todos aquellos meses que había pasado fuera de la mansión. Aquella noche en la que huí como una cobarde... ¿Habrían sido en vano? ¿Derek me hubiera entendido si me hubiera cargado de valor para confesárselo?

El roce de los pulgares de Derek contra mis mejillas me hizo dar un respingo.

-No he sido la persona que necesitabas tener a tu lado, Galatea –susurró el vampiro-. Y te he hecho daño continuamente, aunque no fuera consciente de ello; la presión que tenía por diversos motivos me tenía absorbido por completo, y luego pagaba mi frustración con las personas que me rodeaban. Que me querían.

Supe que habíamos dado por cerrado el asunto de Axel después de que Derek hiciera esa confesión tan personal sobre qué hubiera sucedido con su hermano de haber concurrido otras circunstancias diferentes; entendí que había llegado el momento en que decidiría ahondar más en nuestra, aún en suspenso, relación.

Con la única compañía como público de los vampiros que allí tenían el descanso eterno, Derek estaba dispuesto a disculparse conmigo por la parte que le concernía en lo tocante a nuestros errores garrafales.

Pero no estaba segura de que fuera el momento idóneo para tener esa conversación. Me sentía aliviada y más ligera después de haber descargado la verdad sobre la muerte de Axel; y ahora podía focalizarme aún más en prepararnos para plantarles cara a Eneas y Calígula.

Me retiré con cuidado del contacto de Derek, comprobando por mí misma que mis mejillas estaban secas y sin el rastro pegajoso de las lágrimas de sangre; mientras yo me incorporaba, Derek se quedó acuclillado junto a mis piernas y con la mirada perdida en la pared donde se habían excavado nichos para los miembros de los Vanczák. Había solamente cuatro losas de mármol con los nombres de los vampiros que se encontraban allí enterrados.

Vi que Axel reposaba junto a la tumba de su madre, ambos situados en el centro. Había tres huecos libres, todos ellos con nombres propios de los miembros de la familia Vanczák que aún seguían vivos.

Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, como si multitud de miradas estuvieran clavadas en nosotros. Una voz se reprodujo en mi cabeza, repitiendo la misma frase una y otra vez.

«Y hay sangre. Hay demasiada sangre y luego todo está oscuro.»

Reconocí las proféticas palabras con las que me había respondido Nadine cuando intentó leer la palma de mi mano. La líder del aquelarre Clayton había asegurado que tenía aptitudes para hacer eso, pero en aquel momento no le di mayor importancia; es más, no había vuelto a pensar en ello desde que nos separamos en el salón. Sin embargo, había notado ciertas similitudes entre lo que me había dicho Nadine y hechos que habían tenido lugar.

MidnightWhere stories live. Discover now