☽ | Chapter 32.

6.1K 616 57
                                    


QUERIDO DIARIO: HE INTENTADO SUICIDARME... PERO ME HABÍA OLVIDADO DE LO COMPLICADO QUE ES SIENDO VAMPIRO

Arrastré penosamente mi maleta a través de las hierbas altas que rodeaban al edificio y encontré la entrada que había creado yo misma. Habían pasado casi dos meses desde la última vez que había puesto un pie allí y el estómago me dio un vuelco desagradable cuando lo hice de nuevo.

Las cosas seguían tal y como las había dejado la noche que había salido de caza, cuando me había topado con los hermanos Vanczák sumidos en su caza particular; a pesar del mes que había pasado fuera de aquel edificio, no parecía que hubiera habido otros inquilinos. Cogí en brazos la maleta y empecé a subir los escalones hasta el último piso, donde había establecido mi campamento base; allí vi el destrozado vestido negro que había llevado la noche que me transformaron en vampiro y sobre una vieja mesita de noche se encontraba el cadáver de mi viejo teléfono móvil.

Tiré la maleta sin muchos miramientos hacia el raído sofá que estaba cerca de la puerta y me dirigí hacia la mesita para coger el aparato. Lo había guardado, al igual que el viejo vestido, como un viejo recordatorio de lo que había sido... y por si algún día me atrevía a decirles a mis padres que estaba viva.

Le di vueltas entre mis dedos, frunciendo el ceño. Ahora que había recuperado mi libertad, además de haberme convertido en un objetivo para todo el aquelarre de Vanczák (y posiblemente también para el de Herz), me sentía terriblemente vacía; las lágrimas habían parado cuando había cruzado las puertas del viejo bloque, consciente de que todo aquello me lo había buscado yo solita por no haber hablado antes. El desgarrador dolor del pecho se había calmado un poco, después de haber perdido de vista el coche de Derek.

Volví a depositar con cuidado el móvil en su antiguo lugar mientras iba a deshacer la maleta con las pocas pertenencias que Derek había metido en ella en su ataque de rabia en la mansión; abrí lentamente la cremallera, intentando controlar una nueva oleada de lágrimas, y saqué la primera prenda. Se trataba de una blusa que solamente me había puesto en una única ocasión.

Con un suspiro de resignación fui vaciando el contenido de mi maleta hasta encontrar escondido en el fondo un abultado sobre blanco. Lo cogí con un gesto de confusión, ya que dudaba que Derek hubiera tenido el detalle de despedirse de mí con una larga carta; el sobre pesaba, así que decidí salir de dudas y lo abrí con cuidado.

Ahogué una exclamación de sorpresa al encontrarme una buena suma de dinero en su interior. Pellizqué los billetes, contándolos a toda prisa; Derek no parecía haber escatimado en dejarme algo con lo que poder empezar una nueva vida lejos del aquelarre... incluso de Londres si me lo proponía.

O quizá fuera algún tipo de prueba.

Si hubiera sido una buena chica, alguien honesta, hubiera dejado todo el dinero metido en su sobre para poder devolvérselo de alguna forma a Derek; la transformación, por el contrario, parecía haber desdibujado mi personalidad hasta convertirme en alguien a quien apenas podía reconocer. En el pasado jamás me habría atrevido a golpear a nadie, nunca se me había pasado por la cabeza; ahora era lo primero que hacía cuando me veía en algún tipo de situación desfavorable. Por no hablar de que el tiempo que había pasado en aquella mansión había conseguido malcriarme.

Cogí un par de billetes del interior del sobre, ocultándolo después por si acaso recibía alguna visita indeseada, dispuesta a disfrutar de una buena sesión de compras que pudieran ayudarme a olvidar lo que había sucedido. En las películas siempre funciona, ¿no?

 En las películas siempre funciona, ¿no?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora