☽ | Chapter 41.

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POLVO SOMOS Y EN POLVO NOS CONVERTIREMOS

[PARTE 1. GALATEA]

Derek decretó que el funeral por los caídos en la batalla de la mansión se hiciera tres días después, supuse que tendría que cuidar de su prometida, quien se encontraba recuperándose en su preciosa suite. Yo sabía perfectamente que todo lo que me había dicho en el despacho era falso, que en sus palabras se ocultaba el miedo de no ser capaz de hacer lo que quería; jamás había pedido a Derek que me prometiera amor eterno, que me dijera que siempre estaríamos juntos. Esperaba que eso hubiera surgido con el tiempo.

Me había demostrado que era un cobarde, que estaba negándose a sí mismo por el hecho de que creía que se encontraba en deuda con Anna por haberla convertido en vampira. Anna, la misma mujer que no había dudado en intentar romper su relación con Hunter, utilizando a su hermano menor para provocarle un daño directo por no haber sucumbido a sus deseos.

Así que había decidido reconducir mi camino, agradeciendo en silencio que no hubiera tenido oportunidad de decirle a Derek lo que verdaderamente sentía por él; por eso mismo había corregido mi decisión y había decidido tomar la opción más adecuada para mí, la que tendría que haber escogido en primer lugar.

Hunter.

-La herida ya está desapareciendo –me comentó, echándole un vistazo a mis costados-. Pero aún tienes un enorme moratón en este otro lado que tardará en desaparecer.

Me bajé la blusa que llevaba con un suspiro. Ambos nos encontrábamos en la suite que se me había devuelto después de la batalla que se había librado en la mansión; Derek había enviado a un escuadrón de limpieza para que pudieran hacerse cargo de la macabra escena del vestíbulo y también había dado órdenes para que empezaran los arreglos que había sufrido el salón de bailes.

Después del desastre del despacho, no había dudado ni un segundo en buscar a Hunter para ver si todavía había una posibilidad para nosotros; el vampiro no había dudado ni un segundo en deshacerse en disculpas por su mal comportamiento de los últimos días que había pasado en la mansión antes de que su hermano decidiera sacarme de la circulación. Quería a Hunter, por supuesto, y estaba dispuesta a hacer un esfuerzo por compensar al vampiro por mi mala elección. Una elección que, gracias a Dios, no había hecho en voz alta y de manera irreversible.

-Hoy también has tenido pesadillas –continuó Hunter, esquivando mi mirada.

Me mordí el interior de la mejilla, maldiciéndome a mí misma. Lo que había sucedido en la mansión, esa noche en la que todo parecía haberse fragmentado dentro de mí, me había afectado más de lo que había querido ocultar; sufría constantes pesadillas sobre lo que había sucedido con Axel, con lo que había hecho en aquel claro del bosque, reviviéndolo una y otra vez. Incluso mi pesadilla se había visto tergiversada y ahora aparecían Hunter y Derek ocupando el lugar que su hermano mayor.

Hunter se había ofrecido a quedarse conmigo, quizá por temor a que alguien decidiera tomar algún tipo de represalia contra mí, por lo que dormía conmigo en aquellas dos noches que habían transcurrido desde ese día.

El día en el que mi corazón había terminado convertido en polvo.

Axel me había exigido que no le contara nunca a nadie lo que había sucedido en aquel bosque, pero yo notaba el peso de su muerte justo encima de mi corazón, dándome una sensación de ahogo; Hunter no me había presionado para que le contara lo que había sucedido, pero mucha gente del aquelarre (Derek, Bala, Hunter y el mismísimo Ferenc Vanczák) estaba deseando que hablara y despejara las dudas que cubrían las muertes de Axel y Wolfgang Herz.

MidnightWhere stories live. Discover now