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Sin duda me sentía increíble. En el lugar perfecto, con la compañía perfecta y en el momento perfecto.
Más baile, más risas, más comida, más bebida...

En algún momento de la noche, en el que yo estaba junto a la mesa de comida saboreando el cóctel sin alcohol que había preparado Lupe, mientras observaba como el resto disfrutaba, Philip se acercó a mí y sin decir nada me quitó el vaso de las manos, me tomó de la mano y me introdujo en la casa, alejándome del bullicio y de la gente.
Estábamos ya arriba, a punto de doblar la esquina para subir las escaleras a nuestra habitación cuando me empujó contra la pared cuidando el no hacerme daño, antes de besarme con la necesidad de un niño enamorado.

-Te he dicho ya que estás guapísima hoy?-me dijo apartándose un segundo para quedarse mirando mis ojos, nada más, solo mis ojos... Negué con la cabeza sin saber muy bien lo que hacía, aquella mirada digamos que intimidaba.
Sonrió entre tierno y divertido antes de besarme como a su muñeca de porcelana más frágil.

-No podía casarme con nadie más... Tenía que ser contigo-me susurró al oído haciendo que miles de mariposas despertaran en mi vientre.

-Te amo Philip Hemsworth-le dije ahora yo tras engancharme a su cuello. Tomó mi rostro y tras quedarse mirándome unos segundos interminables, me besó como si no hubiera un mañana.

A la mañana siguiente de la ceremonia, decidimos empezar nuestra luna de miel, pero decidimos empezarla con toda la familia, lo cual fue todo un acierto pero también toda una locura.
La locura comenzó con los preparativos de todo, Philip era el único que sabía a dónde iríamos a celebrar nuestra luna de miel, por lo que realmente le tocó a él la peor parte. Tuvo que llamar al hotel para hacer un gran cambio en la reserva y pasar de una habitación para dos a unas cuantas para unas quince personas.
Sophie no viajaría con nosotros, ya que en mitad de la fiesta volvió a emborracharse y decidió que le gustaba Sergio, lo suficiente como para intentar llevárselo a la cama, Frany obviamente estuvo a punto de matarla, si no llega a ser por los chicos que lograron separarlas en el momento justo de que una tonta pelea pasara a algo mayor.

Lo de tonta es por la magnitud del comenzar que tuvo la pelea, no por el motivo.

Alex y Carlos, eran la nueva pareja de la familia, de hecho Sophie se comenzó a beber como agua los cócteles tras verlos besarse, por lo que podría decirse que aquel numerito fue por despecho... Pero bueno, despecho o no, no estuvo correcto, por lo que le pedí que al día siguiente se marchara, yo misma le reservé el vuelo.
Al día siguiente apenas recordaba la ropa que se había puesto el día anterior, por lo que cuando le refresqué la memoria se puso a llorar como una magdalena y a pedirle perdón a Frany y a cualquier ser viviente que se le cruzara por delante, pero Frany siquiera la quiso mirar a la cara. Sentí pena por Sophie, no digo que no... pero no estaba dispuesta a que volviera a hacernos pasar un mal rato por sus repentinas borracheras y mucho menos dispuesta estaba a que el próximo al que se lanzara y esta vez no solo para decirle lo guapo que es, fuera a Philip, ahí si que no sabría como reaccionaría yo, ni lo mal que terminaría incluso aquel que intentara apartarme de su cuello.
Carlos y Sergio viajaron en el coche de Luis y las gemelas; Lupe y Lola viajaron con Lilian y Mike en el coche que había alquilado Lola; mi padre y Alexandro viajaron en el coche de mi padre con las dos niñas, por lo que el alquilado de Alexandro se quedó en la casa. Y solo quedábamos nosotros tres, mi cacahuete, mi principito y yo.

Sería una gran luna de miel.

Alice antes de montarse en el coche, me prestó su portátil para poder hablar mejor por Skype mientras viajábamos, decía que aunque su padre le hubiera prácticamente obligado a irse con él, ella quería ir hablando conmigo.
Al final adivinas que ocurrió? Que terminamos haciendo un Skype grupal y aunque íbamos en diferentes coches, todos sabíamos lo que hablábamos y terminábamos metiéndonos en las conversaciones del resto o metiéndonos mutuamente los unos con los otros por las tonterías que decían unos y las que decían otros.
Ooh, se me olvidaba comentar que en el Skype, tras las cabezas de Philip y la mía, se podían ver dos grandes jaulas en las que adivinas quiénes iban? Los bichuelos de la casa, obviamente.
Draco y Linda iban en sus transportines. Unas veces se dormían y ni se escuchaban y otras simplemente se aburrían, por lo que decidían promover un nuevo tema de conversación mordiendo sus juguetes chillones o haciendo cualquier otra cosa.
Yo no dejaba de reír, sobre todo por las tonterías que decían Sergio, Carlos y Philip que sin dudas eran los más graciosos de los presentes. Luego por otra parte estaba el humor algo negro e inocente de las niñas, que me hacían reír a carcajadas por las respuestas que le daban a los mayores que les decían cosas para chincharlas. Philip estaba también feliz, yo y cualquiera podía notarlo y aquello me encantaba. Era una versión Perfect Plus de Philip. Cada vez que lo miraba una extraña taquicardia invadía mi pecho haciéndome sentir pequeñita. Era una sensación mágica y maravillosa.
Hubo un momento en el que me olvidé de la existencia del Skype y el resto del mundo y me puse a cantar la canción de Happy de Pharrel Williams y morí de vergüenza en cuanto las risas comenzaron a salir de aquellos diminutos altavoces... Me tapé la cara con las manos y al poco Philip comenzó a cantarla también, haciendo que lo mirara de inmediato sin entender por que quería que se rieran también de él... pero ese era mi Philip... Siempre dispuesto a salvar a su damisela en apuros. Yo comencé nuevamente a cantarla, esta vez en su compañía y al final todos, y no se quedó ni uno sin intervenir, terminamos cantando la canción con el cantante de fondo cuando mi cuñada decidió que era mejor poner la música que cantar a capela.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now