III

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-Megan me vas a aplastar con ese barrigón-mis carcajadas debieron escucharse en Roma. De Becky me lo hubiese esperado, pero de mi tía?

-Oye, mira que te encierro en un asilo.

-Para conseguir eso te hacen falta muchas más como tú.

Mi cara tenía que ser un poema. Philip y Becky se reían sin parar por la repentina pelea.

-Ven aquí vieja-le dije antes de atraparla en un abrazo que primero intentó esquivar, aunque luego se enganchó a mi como un monito.

-Gracias por este día-me dijo ahora prácticamente en un susurro.

Eran las hormonas? Porque yo creo que estaba incluso más sensible que ella. Las lágrimas comenzaron a brotar como el río que se desborda.

-No las des...-mi voz sonaba quebrada

-Me vas a hacer llorar otra vez, niña-me regañó con dulzura-Tarde-dijo ya con la voz quebrada. Ahora la que reía entre lágrimas era yo.

-Hey, esto qué es?-Philip se acercó a las dos y nos llevó hacia su pecho como el padre que consuela a sus hijas-Ven aquí anda-le dijo también a Becky, que se abrazó a mi cintura.

-Qué me he perdido?-dijo nuevamente Philip.

-Es culpa de Megan-dijeron sincronizadas mi tía y Becky, haciéndome reír nuevamente entre lágrimas.

-Mentira-intenté defenderme, antes de fundir la cara en el pecho de mi niño-Por favor que alguien cierre el grifo-Mi voz sonaba... Desgarradora?

-Meg-ahora los tres sonaban preocupados

-Quieres agua o algo?-preguntó mi tía. Tan solo negué con la cabeza y sin moverla más de lo necesario.

Se hizo un silencio. Noté como Philip hacía algún movimiento y poco después escuché como mi tía le decía a Becky que fuera con ella a algún sitio y nuevamente el silencio.

-Cómo estás?-la voz de mi niño sonaba serena.

-Pues sin tener en cuenta que no sé por que sigo llorando... Bien y tú?-rio.

-Ven aquí tonta-me estrechó entre sus brazos con fuerza-Os quiero-madre... aquello no mejoró la situación. La caída de mis lágrimas empeoró. Aquello comenzó a parecerme ridículo, pero de verdad que no podía parar.

-Philip-aquello fue especie de una regañina mezclada con súplica. Rio nuevamente y me apartó lo suficiente para poder tomarme del rostro y mirarme a los ojos.

-Incluso llorando eres hermosa-dijo haciéndome reír.

-Calla-lo hice reír con la voz que me salió. Lo abracé otra vez, pero esta vez la que apretó con fuerza fui yo-Te amo Philip Hemsworth.

-Daría la vida por ti, Megana Perseo.

En momentos como aquel, sabía que el único que me haría falta por el resto de mis días, era ese mismo hombre que me tenía entre sus brazos y que no parecía dispuesto a soltarme a no ser que yo se lo pidiera.
Subió mi rostro, empujando delicadamente con sus dedos mi barbilla hacia arriba y me besó. Me besó con necesidad... La misma que desprendía mi cuerpo cada vez que nos encontrábamos a menos de un kilómetro de distancia.

Ya más calmada y sin lágrimas por derramar, ayudé a Philip a llevar algunas cosas al coche. En la bolsa que yo llevaba, sobresalía algo que se me antojó muy divertido. Dejé mi bolso en el asiento y cogí de la bolsa la pistolita plástica de color verde y naranja, la agité para comprobar si aún tenía agua y... Bingo! Aún tenía.

-Ten, guarda la cámara en el bolso-fui consciente de lo que me había dicho pero opté por ignorarlo, girarme, apuntarlo con la pistolita y apretar el gatillo plástico.

-No!-Gritó dando un paso atrás, tropezándose así con el bordillo bajo de la acera que había justo antes de los pequeños escalones que daban a la plaza como tal. Cayó de culo a la acera y se tumbó entre risas, ya que yo lo seguí mojando al ver que estaba bien tras la caída.

-Eres mala-me dijo tapándose la cara mientras yo me acercaba a él, ya sin echarle agua pero aún apuntándolo con la pistolita.

-Pero me quieres-me arrodillé junto a él dejando el juguete en el suelo.

-Eso siempre-dijo antes de tirar de mí por la cintura haciéndome gritar, antes de echarme a reír cuando me atrapó en un abrazo-Te quiero tonta-besó mi cabeza. Yo tan solo cerré los ojos y me acurruqué junto a su pecho.

-Sabes que no es el mejor sitio para que te quedes dormida, no?-abrí los ojos y miré aún con la cabeza pegada a su pecho como a lo lejos, las personas que pasaban nos miraban primeramente extrañados y luego sonriendo. Levanté la cabeza y me deslicé ligeramente hacia arriba para poder mirarlo a los ojos.

-Te quiero tonto-su sonrisa... Por dulce que fuera, me vi obligada a ocultarla bajo un beso. Él tan solo me correspondió mientras me estrechaba con fuerza entre su brazos.

-Escuchad tórtolas, esta niña tiene hambre-ambos interrumpimos nuestro beso. Tuvimos que mirar hacia arriba y Philip que estaba tumbado, lo tuvo más difícil al estar ella de pie y pocos metros tras su cabeza. Nos echamos a reír en cuanto vimos que era Becky. Me puse en pie.

-Cortarrollos-le dijo Philip mirándola con los ojos entrecerrados, aún en la misma posición. Becky por otra parte puso cara de indignada.

-Como te atreves gallito morón?-mis carcajadas fueron consecuencia de una mezcla entre el nombre por el que lo había llamado y la cara de Philip al escuchar el nombre por el que había sido llamado.

-Ven aquí enana-dijo Philip agarrando a la niña por los tobillos que a punto de perder el equilibrio, se echó hacia delante dejando las manos a mal recaudo, ya que Philip aprovechó para tirar de ella.

-Philip!!-gritó la niña entre risas cuando mi niño comenzó a hacerle cosquillas-Megan por favor!!-seguía gritando, pero yo estaba demasiado ocupada riéndome-Ya!! Porfa yaa!!-Philip, que había estado también riéndose, se detuvo. Cuando vio que ella bajó la guardia, las cosquillas empezaron nuevamente.

Cogí la cámara que había a un lado de Philip y les comencé a echar fotos.

-Sois malos!!-gritó ya por último Becky.

-Va, va-dijo mi renacuajo aún riendo-Va ya te dejo-Becky se puso en pie lo más rápido que pudo.

-Que sepas que esta te la guardo-dijo tan solo la pequeña antes de echarse a correr hacia donde estaba mi tía, que estaba parada frente a un pequeño puesto de flores que había en la esquina, el mismo que me recordó a aquel puestecito en el mercadillo de roma, el de aquel niño que quería comprarle una casita a su mamá. Cómo se llamaba? Fernando, si no recuerdo mal.

-La enana me ha amenazado-al escuchar a Philip lo miré y sonreí divertida.

-Tonto-dije sólo antes de echarle una foto. Se tapó el rostro con la mano.

-Tarde-me burlé provocando en sus labios otra de sus dulces sonrisas. Le tendí mi mano para ayudarlo a levantarse.

-Te echaré fotos mientras duermes-reí.

-Y ahora el que me amenaza eres tú-ahora rio él. Ya en pie, me abrazó y besó mi frente.

-Sabes de qué tengo ganas?-la pregunta me la respondió él mismo. Su mente se desató en un montón de recuerdos nuestros y de repente entre tanta sonrisa, risas y paisajes, aparecía nuestra casa.

Sonreí de forma estúpida.

-Todo eso en ella-dijo, poniendo su mano en mi vientre-Todo eso y mucho más-Miré su mano apoyada en mí. El pequeño esta vez no reaccionó lo más mínimo.

-Tan solo quiero estar contigo-dije mirándolo a los ojos cogiendo su mano, antes de intimidarme sin motivos y abrazarme a él más en un intento por huir a su mirada que en un gesto cariñoso. Su risa fue música para mis oídos. No dejaba de disfrutar sacándome los colores.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora