IV

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No me molesté en mirar hacia atrás para ver la reacción de mi madre, tampoco es que me hiciera falta.

Subí arriba. Philip se apoyaba en la barandilla del muro. Miraba al frente hacia el horizonte entre la tierra y el cielo totalmente cubierto por una bruma blanquecina.

-Por qué no has empezado?-dije mirando la bandeja intacta mientras me acercaba a él. Se giró para recibirme en un abrazo.

-Porque quiero desayunar contigo-sonreí.

-Pues no se diga más-me aparté tomándolo de la muñeca y tirando de él obligándolo a seguirme hasta la mesa. El rio con diversión.

-Hoy tenemos muchas cosas pendientes-dijo mientras se sentaba frente a mí.

-Me refresca la memoria, señor Hemsworth?

-Claro, bella dama. Veamos... Tengo que llamar a mis padres y decirles lo de la boda; Tenemos que ir a la peluquería-reí con aquello último, no pensé que se acordara-Tenemos que dejar los papeles de la casa listos...

-Y luego nos vamos?-sonrió con dulzura antes de asentir.

-Como muy tarde comenzamos nuestro pequeño viaje esta noche, no quiero dejarlo para otro día-tomé aire disimuladamente pero con la misma intensidad que si hubiese acabado de subir a la superficie tras hacerme un largo en una piscina de cincuenta metros. La simple idea de lo que vendría a continuación tras el viaje, aunque me encantaba por quien me pondría el anillo en el dedo anular, me ponía los vellos de punta.

-Eeh...-increíble. No me salían las palabras.

-Te parece mal?

-No, no!-dije a toda prisa-Es que...-imaginas lo que me ocurrió?

-Por qué te sonrojas?-me preguntó con una mezcla de picardía y dulzura, tanto en su sonrisa como en su voz. En su mirada solo había de lo segundo.

-Nervios...-logré decir, haciéndolo sonreír solo con ternura esta vez.

-Por?-me encogí de hombros. Preferí hacer solo aquel gesto como única respuesta, era mucho más fácil.

-Cómo que...?-dijo también encogiéndose de hombros, con una sonrisa. Reí antes de repetir el gesto.

-Prometo no abandonarte en una cuneta-dijo cogiendo una de las tostadas.

-Más te vale-recortó un trocito de los bordes de la tostada y me la tiró, acto reflejo giré la cara entre risas.

-Si no qué, chula?

-Que te comeré a besos.

-Entonces no dudes que te abandonaré-dijo provocando mi risa.

Desayunamos tranquilos. Ninguno de los tres restantes que quedaban en la casa se dejaron ver.

Al terminar, cuando íbamos bajando las escaleras y sin haber llegado a abajo, escuchamos la conversación que mantenían.

-Bastante que ha tardado en recordar-se oyó la voz de mi padre. Philip y yo parecimos ponernos de acuerdo al frenar la bajada.

-Lo que no entiendo es por qué diablos tenías que decírselo...-dijo mi madre-"Ahora que todo estaba bien entre nosotras"-se lamentó ahora en pensamientos.

-Estaba borracho-se justificó Luciano.

-Claro y por eso tenías que ser fiel a la estupidez de que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad-al oír aquello miré a Philip que sonrió entre incómodo y divertido.

-Deberíamos hablar con ella en vez de estar aquí peleando entre nosotros... aunque la verdad aquí los del marrón sois vosotros-volvió a intervenir mi padre.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now