III

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Pasamos un buen rato todos juntos. Los tortolitos se besaban cada vez que dejaban de hablar, que suertudamente y teniendo en cuenta que no callaban, eran pocas las veces. De mientras y cada vez que nos lo permitían, John y yo seguíamos hablando de mi vida, cosa que me incomodaba, pero él insistía sin ninguna malicia, por lo que decidí responder a preguntas como: ¿estudias? ¿Y quieres al padre del bebé?... preguntas tontas con respuestas para mí más que obvias, sobre todo la segunda.

Mi móvil sonó.

-Hola- atendí la llamada con alegría.

-Hola pequeña- me saludó esa voz que me aceleraba el corazón.

-¿Qué tal lo estáis pasando?

-Genial, hemos recorrido esto de arriba a abajo, es precioso.

-Me alegro cariño- dijo dulcemente -Nosotros estamos aquí en un bar picoteando. Tenemos que venir otro día tú y yo, hacen unas sardinas...- dejó la frase en el aire. Al oír aquella palabra e imaginarme su olor, el estómago se me revolvió por completo, tanto que comencé a sentir los sudores fríos recorriendo mi frente.

-Philip...- dije algo angustiada porque las náuseas acudieron sin previo aviso. Tuve que tragar saliva.

-Oh perdona cariño, se me olvida.

-¿Estás bien?- me preguntó John, al ver que me detenía colocándome las manos en el estómago.

Quise tener a mi hijo delante para darle unas cuantas voces dejándole claro que "¡No se le provocan nauseas a mamá!". Sonreí con mi propia idea.

-Sí, estoy bien. El pescado y yo... Que no nos llevamos...- dije tragando saliva una vez más. John me miró sin entender mis palabras, pero no tenía ni ánimos ni ganas de explicarle por corta que fuera la explicación... tampoco tenía estómago, por lo que simplemente negué con la cabeza.
Había olvidado que Philip seguía al otro lado de la línea, por lo que rápidamente arrimé el móvil a mi oído.

-Megana Perseo...- su tono de voz y el hecho de que dijera mi nombre al completo, dejaba claro que no era la primera vez que me llamaba y comenzaba a preocuparse.

-Perdona- hablé ya sintiéndome un poco mejor.

-¿Quién está con vosotras?- preguntó Philip y su voz, extrañamente, no era la que ponía cuando hablaba de Carlos.

-Unos amigos- me sentí violenta intentando explicarle quiénes eran. ¿Qué le iba a decir, que uno me acompañaba mientras su amigo intercambiaba fluidos con Sophie? -Unos chicos muy simpáticos que hemos conocido aquí.

-Mm... Bueno... Al final quedamos para comer los cuatro o prefieres quedarte allí con ellos- por su tono divertido al referirse a los chicos, o se lo había tomado demasiado bien o además de modelo iba perfecto como actor.

-No se Sophie, pero yo por lo menos quiero comer con vosotros.

-Uuf- bromeó fingiendo estar aliviado. Reí -Pues dime dónde te recojo.

-¿Cerca de la entrada? Así paseamos un poco...- quise decirle que tenía ganas de pasear por el parque con él, pero los pensamientos de John me interrumpieron dándome a entender que le incomodaba escuchar lo melosa que me estaba poniendo con Philip.

-Como quieras princesa, espera- se escuchó un murmullo nada claro -Pues iros acercando a la entrada, ¿vale? Así os encontramos antes.

-Sin problemas.

-Te quiero fea- sonreí tontamente antes de despedirme y enviarle un beso.

Caminamos de vuelta a la entrada mientras hablábamos y reíamos.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now