II

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Las chicas se bajaron del coche. Tan solo venían las dos hermanas.

-Hola-nos saludó Alexandra agitando la mano alegremente mientras con la otra cerraba la puerta. Acortamos el espacio entre ambos grupos.

-Chi...-Francesca no me dejó hablar. Se abalanzó como una posesa sobre mi padre para plantarle dos besos en las mejillas.

-Amo sus novelas de adolescentes... Oscura Navidad, Solo fantasía...

-Hola a ti también, joven-todos reímos al escuchar a mi padre.

-Perdón-dijo Frany tendiéndole la mano a mi padre, que se la estrechó-Mi nombre es Francesca y soy fan de sus historias.

-Créala, es una obsesa de sus historias. Bueno y mi padre, pero él de las de intriga-dijo Alex antes de acercarse a mi padre y presentarse. Mi padre sonrió tanto satisfecho como halagado.

-Me alegra saber que mis historias gustan. Creo que después de mi pequeña es lo que más me importa-ambas hermanas me miraron.

-Pero niña, tú que les das para que dos chicos como estos te quieran tanto?-preguntó Francesca con una sonrisa. Sentí el calor subiendo a mis mejillas.

-Ser increíble-respondió Philip abrazándome una vez más.

-Luego me dejas la receta-bromeó Fancesca guiñándome un ojo y provocando nuestras risas.

De camino a casa de las hermanas, pude recordar rápidamente las calles de alrededores, me encantaba aquella zona, era rural en cierto modo y podías encontrarte a los niños jugando por las calles al escondite o a la pelota, me gustaba porque hoy en día estamos más acostumbrados a ver las calles vacías y aún así podemos saber perfectamente donde están los niños; delante de la tele, una play o un ordenador... Aunque obviamente y por suerte hay excepciones.

Pasamos por delante de la casa de unos amigos de mi padre que tenían un hijo dos años mayor que yo, se llamaba Cámeron. Sus padres eran escoceses pero él nació aquí en Italia, el caso es que siempre había sido muy simpático conmigo y al pasar por allí me acordé de él.

-Siguen viviendo ahí los Aitken?-le pregunté a mi padre, que estaba hablando con Francesca de una de sus historias, "Hijo del mar"-Perdonad que haya interrumpido, es que me he acordado de Cámeron.

-Quién es Cámeron?-preguntó mi pequeño cogiendo mi mano y colocándola aún entre la suya, sobre su pierna.

-Tranquilo vaquero, son como hermanos. Y sí cariño, siguen viviendo ahí. Por aquí las cosas no han cambiado demasiado-Sonreí.

-Era por curiosidad, pero ahora que ha dicho eso, me deja mucho más intranquilo-dijo Philip ganándose un beso en la mejilla por mi parte.

-Pues no tienes por qué, el chico es súper agradable, te caerá genial.

"Si me cae tan bien como Carlos, he triunfado"-pensó, provocando que tuviese que girar la cara hacia la ventanilla para esconder mi intentona de aguantar la risa.

-Te gusta, Meg?-me preguntó Alexandra cuando comenzábamos a pasar el portón.

Aquello era precioso, todo era de madera y piedra, los suelos eran adoquinados... Por otra parte la casa, aunque de una sola planta, era enorme y acogedora.

-Enserio quieres mi respuesta?-pregunté arrimando la cabeza a la ventanilla, para ver mejor cuando pasamos a pocos metros de la casa.

-Sí por favor.

-Wuaaau-dije tan solo provocando la risa de todos.

Francesca aparcó junto a otros dos coches a unos treinta metros de la hermosa casa en un pequeño descampado.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now