VI

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DIEZ DÍAS DESPUÉS:

La persiana estaba a medio bajar, por lo que la claridad pasaba a través del ventanal sin ningún problema.
Philip dormía a mi lado, sin hacer más ruido que el que sus pulmones realizaban al respirar pausada y regularmente.
Me gustaba verlo dormir. Se había convertido en mi pasatiempos preferido desde que vivíamos en aquella casa.

Al segundo día de habernos instalado, mi suegra contrató dos mucamas para que se ocuparan de las tareas domésticas, por lo que no teníamos que preocuparnos demasiado por la casa.

En los días que habían transcurrido, tan solo habíamos ido a visitar a la familia de Philip cuatro días. La casa de la ciudad quedaba más lejos de lo que nos hubiese gustado y no todos los días Philip se levantaba con ganas de conducir, y yo tampoco es que le insistiera, por lo que pasábamos el día en casa o bien salíamos a pasear o íbamos a la casa de campo a visitar a Andrea y a los caballos.
Furia no había cambiado en absoluto. No dejaba que nadie más que yo lo montara.
Andrea por otro lado, seguía preguntándose cómo era posible. Yo dejaba que se comiese la cabeza, lo cierto es que nunca había tenido intención de aclararle las cosas, ni lo haría.
El vientre de Paloma estaba cada vez más abultado y aunque me lo permitía, seguía presentando recelo cada vez que me acercaba a ella.

Esos días habían sido interesantes y a lo que nuestra relación se refiere, la de Philip y la mía, todo estaba igual e incluso mejoraba por días.
Había cumplido con su promesa de mimarme y yo se lo agradecía, porque estaba muy sensible últimamente. Recordaba mucho a Anaís y a mi padre. Extrañamente sí, también extrañaba a mi madre.
Mi chico me abrazaba cada vez que me veía ausente, me robaba besos que gustosamente se los entregaba sin oponer resistencia, me sacaba sonrisas sin esfuerzo...

El móvil vibró. Alargué la mano hacia la mesita de noche para cogerlo.

Alice:
Vendréis hoy a comer? Mamá a dicho q le apetece veros, q un día se perdona pro q 2 ya es pasarse ;) buen cuñadita te djo y prdona si t e despertado... pro q digo, VENGA QUE YA ES HORA D LEVANTARSE!!

Leí mentalmente el mensaje antes de mirar la hora en la misma pantalla del móvil. Eran las diez y cuarto.
Miré a Philip que seguía durmiendo boca abajo con la cabeza apoyada en la almohada y respirando con parsimonia.
No tuve valor de despertarlo viendo su imagen tan inocente. Ya iríamos más tarde a visitar a su madre.

Ya que tenía el móvil en mano, aproveché para juguetear un poco con él. Vi las fotos que tenía. Cientos de ellas eran mías con Philip. En las que más tiempo me detenía era en las que salíamos besándonos o en las que salía él únicamente. También vi los videos. El que más me gustó lo hicimos dos días antes, bueno más bien, lo hice.
En él salía yo colocando el móvil en una de las cómodas de nuestra habitación, tras conseguir que la cámara enfocara lo que quería, me metí bajo la cama esperando a que entrara Philip que se estaba duchando. La puerta de la habitación se abrió y yo, creyendo que era la del baño y que era mi novio, salí para asustarlo.

-Buuhh- dije intentando que sonara lo más siniestro posible.
El caso es que la persona que había entrado no era Philip, sino Lupe, una de las sirvientas y cuando salí de debajo de la cama había pegado tal brinco que todas las sábanas que traía en brazos se cayeron, y ya ni hablar del grito que había pegado. Lo que sí se veía claramente en el vídeo es como yo me revolcaba de la risa en el suelo.

-Perdona Lupe, no quería asustarte a ti- dije aún entre carcajadas. La mujer recogió, con claro enfado, la ropa de cama que se le había caído y salió de la habitación dando un portazo. Me escondí nuevamente, pero aún escondida, el sonido de mi risa se grabó perfectamente. Seguía riéndome de lo que había pasado, pero tuve que parar al ver que nuevamente se abría la puerta. En la imagen salía Philip con el torso desnudo y una toalla enrollada alrededor de la cintura. Estaba secándose la cabeza con otra pequeña toalla blanca que proyectó contra mi cara tras dar un respingo cuando asomé la cabeza, diciendo un "Buuh" tembloroso por la risa que aún no podía controlar.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now