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Al llegar a la casa nos encontramos a mi padre sentado a la mesa con una taza de café en una mano y el periódico en otra. Nuevamente había fumado. El olor se había quedado fuertemente concentrado en el aire, al igual que el humo, el cual aún se veía claramente gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana.

-Buenos días-saludó Philip a mi padre, antes de seguir caminando hacia la habitación. Digamos que su camiseta había sufrido un pequeño percance con ese helado suyo. No pienses mal, no se lo tiré encima ni nada de eso, tan solo le quise dar un masaje refrescante, solo que su camiseta se puso por medio... Lo malo fue que luego me abrazó y la mía no estaba muy distinta.

-Papá como mamá sepa que has estado fumando aquí, te destornillará la cabeza-dije poniendo los brazos en jarra.

-Mm?-dijo sin mirarme aún con la mirada en el periódico y mientras dejaba la taza sobre la mesa. Por fin me miró-Aah, no me dirá nada-dijo doblando el periódico por la mitad antes de dejarlo sobre la mesa también y dejando a la vista el cenicero tapado hasta entonces por el periódico, y del que aún salía humo.
Arqueé la ceja. No solo había fumado, sino que seguía fumando.

-Ya soy mayorcito para que vengas a regañarme, no mamá?-bromeó cogiendo el cigarro entre sus dedos para luego llevárselo a la boca-Por cierto, bonito estampado-dijo con sarcasmo señalando mi camiseta. Noté como se me encendían las mejillas.

-Ee, voy a cambiarme-dije comenzando a caminar hacia la habitación, pero me paré en seco al recordar-Papá...-dije acercándome nuevamente a él sentándome a su lado.

-Mjuum?

-Qué ocurría ayer, de que hablasteis que no querías que me enterara?-había escuchado los pasos de Philip acercarse, pero tras escasos segundos, los pasos se volvieron a alejar.

-Te acuerdas lo mucho que te gustaba verme hacer esto?-dijo antes de ponerse a hacer aros en el aire con el humo que echaba por la boca.

Bien papi, así se hace. Tú cambia de tema-pensé con un alto grado de sarcasmo, sin embargo, al verlo haciendo aquellos anillos de humo, en lugar de decirle nada, suspiré con resignación.

-Claro que me acuerdo. Yo intentaba hacerlos cuando hacía mucho frío con el vaho-Sonrió antes de darle otra calada al cigarrillo. Me quedé mirándolo por un rato en silencio.

-Sabes?-comencé a decir.

-Muchas cosas, pero la que lee mentes eres tú-dijo intentando hacerse el graciosillo. Me levanté y lo rodeé con mis brazos desde atrás, antes de darle un beso en la mejilla sobre la cual comenzaba a salir el vello.

-Te quiero viejo tonto-escuché su risa suave.

-Primero que todo, aún con 39, tengo más energía que tú y tu novio juntos.

-Y en segundo?-pregunté con resignación, aunque en realidad con diversión.

-Yo también te quiero princesa.

-Más te vale-bromeé mientras me apartaba de él-Aah, has desayunado?-dije comenzando a caminar hacia mi habitación pero sin dejar de mirarlo.

-Lo estás viendo ahora mismo-dijo señalando el periódico, la taza de café y el cenicero ya con el resto del cigarrillo dentro.

-Eso no es un desayuno-dije frenándome por un momento.

-Tú Sshhh... Si me guardas el secreto podré inventarme todos los menús que me apetezca.

-Papá...

-Dime-dijo sonriendo divertido.

-Chocheas-dije siguiendo nuevamente mi camino.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora