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-Una lagartija, con el sol se achicharraba-comenzó a canturrear Philip, con la melodía de la cancioncilla infantil de los elefantes sobre la telaraña.

-Ja ja-dije en realidad divertida.

-No te gusta cómo canto o qué?-me dijo sentándose a mi lado para luego besar mi mejilla.

-No quiero un beso como ese-refunfuñé sin abrir los ojos y aún sintiendo el calor del sol en mi rostro.

-Uno aquí?-preguntó antes de que me echara a reír al sentir el beso que me dio en el cuello, obligándome a mirarlo y a apartarme.

-Tampoco-dije aún sintiendo el cosquilleo recorrer mi cuello.

-Aquí?-preguntó dándome un rápido beso en la nariz. Volví a reír negando con la cabeza.

-Aquí-dije al fin antes de inclinarme hacia él para engancharme a su cuello rodeándolo con ambos brazos y besar sus labios.

Estuvimos allí otra media hora hasta que el brillo del sol comenzó a tornarse ambarino.

Estábamos sentados en el maletero aprovechando que Philip se había cambiado las zapatillas deportivas por sus sandalias, hablando de qué lugares podríamos ir a visitar, cuando por nuestro lado pasó la agente inmobiliaria de la que aún ni me había molestado en preguntar el nombre, pitando y saludándonos sacando la mano por la ventana.

-Pues me da que si que conduce lento la chica-dije quedándome mirando el parabrisas trasero de aquel Volvo negro. Philip rio.

-Una carrerita?-me dijo poniéndose en pie de un salto.

-Pero conduzca con cuidado-dije intentando imitar la voz de la gnomito dos.

-Eres mala-dijo con diversión mi niño mientras me agarraba rodeándome el cuello desde atrás con el brazo, dejándome prácticamente inmovilizada antes de despeinarme con los nudillos.

-Aai aai aai-rechisté entre risas mientras intentaba desprenderme de su prisión.

-Su libertad le costará dos besos-dijo deteniéndose por un momento.

-Y si me niego?-su respuesta fue seguir con su tortura-Vale vale vale!-grité entre risas. Cuando logré que me dejara, eché a correr en dirección contraria rodeando el coche.

-Tramposa-me gritó ahora él intentando cogerme corriendo detrás mía.

-Fastídiate-dije haciéndole burla una de las veces que ambos nos quedamos quietos, intentando prever los próximos movimientos del otro.

-Como te coja...-dijo echando a correr nuevamente tras de mí provocando mis carcajadas. Para su sorpresa me detuve y esta vez eché a correr, pero en su dirección y antes de saltar sobre él. Como era de esperar, estuvimos a punto de besar el suelo, pero Philip se agarró al marco de la ventana que por suerte estaba abierta. Primero me miró con cara de pocos amigos pero luego también, inesperadamente, me robó un cálido beso.

-Te pillé-dijo burlón.

-Mentira, he venido yo.

-Pero sigues estando entre mis brazos no? Así que, te pillé-dijo una vez más haciéndome reír.

-Bello-le dije en el tono que utiliza una abuela para piropear a su nietecito de dos años. Tan solo me faltó el pellizco de las mejillas.

-Tú entonces que eres?

-La peque del bello?-negó con la cabeza. Reí internamente. Quería devolverme el juego de las adivinanzas.

-"Sí, pero no"-pensó

-Tu feita favorita?

-"Cámbialo por preciosa y quizás"-pensó mientras negaba una vez más.

-Tu... Tu lagartija achicharrada?-ahí ni siquiera pensó, se echó a reír. Volvió a negar con la cabeza.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now