II

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-Tú...-comencé a decir o lo intenté. El pecho se me había comprimido de un modo espantoso.

-Meg-Philip me tenía agarrada por los brazos y me miraba con preocupación. En sus ojos había un brillo lacrimoso-Está bebido-dijo limpiando mis lágrimas, las cuales ni me había dado cuenta de que habían comenzado a caer. Negué con la cabeza.

-Es verdad-reí con amargura-Lo recuerdo.

Todo en mi mente tomó una claridad que para mí, se tornaba oscura. Al fin comprendí lo que ocurría y al fin pude recordar, que aquel hombre había sido el motivo de la separación de mis padres y sin llegar más lejos, del odio que yo le había llegado a tener a mi madre por atreverse a engañar a mi padre de un modo tan descarado, puesto que yo misma los descubrí en la cama en la que yo, por aquel entonces tan inocente, tan solo podía imaginar a mis padres durmiendo abrazados o dándose besitos.

Con rabia en la sangre por el descaro de aquel hombre y de atreverse a mirarme siquiera, me deshice del agarre de Philip y di varios pasos hacia él, pero me paré en seco. Siquiera tenía una idea de lo que hacer.

-Espero que sea bastante el castigo del saber que arruinaste una familia y traicionaste a tu mejor amigo con tu propia hermana-dije con veneno en cada palabra consiguiendo que me mirase. Su cara estaba descompuesta por el dolor. Algo que me parecía ridículo.

-No me odies de esa manera-parecía pedir clemencia. Caminé varios pasos más y me arrodillé frente a él. Nos separaba la mesita en la que comenzaban a enfriarse los cafés.

-No solo traicionaste a mi padre tío Luc, yo te quería-dije riendo nuevamente con amargura-Eras mi tío favorito, me encantaba que dijeses que tu hermanita era preciosa, porque yo también lo creía...-mi expresión cambió de enternecerse por los recuerdos a querer matarlo con la mirada-Pero nunca pensé que fueras tan hijo de...-respiré. Me puse en pie-Buenas noches-dije tan solo antes de darme la vuelta.

-Espera, necesito saber que me perdonas.

-Ni siquiera yo se si al decirte que te perdono te mentiría-dije sin voltearme.

Philip nos miraba con el ceño fruncido de puro desconcierto. Caminé hacia él, que me extendió sus manos. Las tomé antes de volver a soltarlas para abrazarlo.

-Cierto... Mi familia es una pasada...-dije hundiendo el rostro en su pecho. Sus brazos me estrecharon con fuerza antes de besar mi cabeza. No pasó demasiado hasta que oí la voz de Luciano mientras se acercaba.

-No quiero que estés así pequeña Meg-dijo antes de que notara como Philip separaba uno de sus brazos de mi cuerpo.

-Tan solo quiero acariciarla como hacía cuando era una niña-dijo Luciano intentando justificarse por algo. Quizás había intentado tocarme y Philip no se lo había permitido.

-Será mejor que te vayas a dormir-la voz de Philip sonó fría, amarga y distante.

-Lo siento-se disculpó una última vez Luciano antes de marcharse.

-Cómo estás?-su voz volvía a ser la de siempre, aunque sonaba preocupada.

-Bien, tan solo necesitaba esto-dije refiriéndome al abrazo y él pareció entenderme, porque me estrechó aún con más fuerza entre sus brazos antes de apoyar el mentón en mi hombro.

Fuimos a bajo. Nada más cruzar la puerta de la habitación comencé a liberarme de todo lo que en aquel momento me estaba pareciendo un agobio... Tacones, collar, vestido... Una pena no poder tirar a mi madre y a Luciano también. Tras quitármelo todo, quedándome únicamente en ropa interior y con la pulsera, me senté en la cama. Al levantar la vista, me encontré con la mirada preocupada de Philip quien estaba aún junto a la puerta. Le sonreí o hice el intento y él aunque con tristeza, me devolvió la sonrisa.

DIECISÉIS PRIMAVERAS (en proceso de corrección)Where stories live. Discover now