Narra Erika
Las temperaturas bajaron. Me resguarde dentro del castillo de nuevo, y busque algún sitio en el que dormir. Al volver a la habitación, el cuerpo de Vladimir no había cambiado de posición y su pesado pecho subía y bajaba con su respiración marcada.
Recogí con cuidado una manta posada al borde de la cama y fui al baño. Bloquee el cerrojo aunque en el caso de que quisieran entrar no dudarían en volar la puerta.
Hacía frío, pero se estabas más cálido que el exterior.
Me rodee en la tela y me recosté. A los pocos minutos caí rendida con rapidez en el frío suelo.
~•~
Un estruendo me sobresaltó, interrumpiendo mi ligero sueño.
— ¿¡Qué!? —jadee rodeándome con las sábanas.
La puerta se abrió de par en par y apareció el ruso con aspecto enfadado.
— Con que aquí estabas. —rugió Vladimir, con la respiración agitada—. Te he estado buscando por todas partes, desgraciada.
— He estado aquí todo el tiempo.
— ¿Por que no estabas en la cama?
— ¡La ocupas por completo!
— Me da igual. Te quiero tener a mi vista en todo momento. O te vigilo yo, o lo hará ella.
— ¿Entonces por que no lo hace? ¿Por que no simplemente me echa alguna de sus jodidas maldiciones y me tiene quieta como una estatua aquí?
— Se me hace divertido tenerte despierta.
La contestación provocó una sonrisa burlona en su cara y me estremecí de la rabia.
Dio pasos pesados hacia mi, el suelo casi temblaba. Retrocedí hasta quedar a espaldas al gran ventanal. Puso ambos hombros al lado de mi cuerpo, y con su mano acarició mi brazo desnudó.
— Estas fría.
Paso su aliento caliente por mi cuello, contrastando con mi temperatura corporal.
— Quiero poseerte.
Su cuerpo presionaba cada vez más el mío contra el cristal, el cual emitía los sonidos de resquebraje. Era demasiado pesado, su peso se había multiplicado.
— E-espera, escúchame. Escúchame primero. Ahora no, está esta noche podemos... si, podemos esta noche...
— Quiero ahora.
Rebusco el cierre de mi pantalón. Iba a abrir la boca para oponerme pero una voz interrumpió la nuestra:
— Para.
Arthur se encontraba posado casualmente en el marco de la puerta, observando con su rostro neutral.
— Vete. Voy a foll-
— ¿Quieres tener sexo con una persona viva o con un cadaver? —sonrió—. No criticaría tus gustos, pero es algo que no es muy usual.
Bufó.
— Arthur...
— Lo se. Siento dejarte con el calentón. Solo déjame hacer un par de pruebas en ella antes de poder estar seguros.
— Todo el rato con las jodidas pruebas...
Con un golpe en el hombro se alejó de mi y abandonó la habitación. No pude evitar un gesto de agradecimiento hacia Arthur.
— Es mi trabajo.
Me limite a seguirlo afuera del baño y a sentarme en el borde de la cama mientras el sacaba herramientas médicas. Después de unos minutos, me atreví a hablar:
— ¿No puede... la bruja simplemente curarme o hacer que esté bien sin necesidad de medicina?
— Sigues teniendo cuerpo humano. Ella solo tiene el poder de controlarte. Y para ello debes tener el cuerpo sano y en funciones.
— No quiere que la marioneta se estropee. —reí seca.
El resto del tiempo se transcurrió en completo silencio solo interrumpido por las indicaciones de Arthur. Me saco sangre y se limitó a observar mi cuerpo.
Después de ello, cerró la puerta tras de sí y supe que había cerrado con llave.
Tras horas y horas sentada, mi paciencia llego a su límite.
"A la mierda" pensé.
Comencé a golpear la puerta, a chillar, a aporrear las paredes. Quedaba sin aliento tras la ira pero poco tiempo después volvía para volver a hacerlo.
— ¡Se que me oyes! —grite, mirando hacia el techo del cuarto—. ¡Sácame de aquí! ¿¡Ya te has cansado de mi!? ¿No estabas tan interesada en el puto papel que me hiciste firmar?
Tras segundos de no recibir respuesta, prove algo más provocador.
— ¿O es que acaso no eres tan poderosa como dices ser? ¿Es por eso que te encerraron tan fácilmente?
Un pinchazo golpeó en mi corazón. Una voz resonó en mi cabeza;
— Aún no me he olvidado de ti. Yo misma me estoy encargando de nuestro trato.
Volví a esperar por más respuestas. Tras minutos supe que no me iba a volver a responder.
— ¿En serio? ¿Solo eso? —reí—. ¿A QUE COÑO ESTAS JUGANDO?
Seguí en mi camino de aporrear la puerta hasta no poder más, y de destrozar mi garganta hasta conseguir la atención de alguien y que me hicieran salir del cuarto.
Si me volvía dócil y dejaba que me encerrasen, conseguirían lo que andan buscando. Y no estaba por la labor.
Iba a golpear la puerta cuando esta se abrió de golpe y me tiro hacia atrás.
El monstruo de Vladimir se hallaba delante mío.
— CÁLLATE. CÁLLATE DE UNA VEZ.
Su mandíbula se apretaba de la furia. Di un par de brincos hacia atrás y retrocedí hasta el final de la habitación.
— LLEVO ESCUCHÁNDOTE EN MI CABEZA DURANTE HORAS. TÚ ASQUEROSA VOZ.
Levantó el brazo y con un jalón me tiro hacia el suelo. Caí de bruces y golpeé mi cabeza. Mis oídos pitaron y comencé a oír lejano, y mi vista se nubló.
Mi brazo se hallaba debajo de la cama, y lo último que pude sentir antes de desfallecer fue una suave brisa de aire frío que recorría mis dedos.
Narra Valkyon
El barco zarpó cuando el sol se alzó. Serio, contemplé el mar y me aislé de todo el mundo. La ansiedad me concomía las entrañas y no había pegado ojo en las ultimas noches.
Tras horas de viaje, encontramos un barco que se alzaba por delante de nosotros. Fije la mirada para poder ver a los tripulantes, y cuando los reconocí salte de mi asiento;
— ¡Ashkore!
Ellos también nos vieron a nosotros. Pronto toda la tripulación giró el barco para ponerse en posición de pelea. Vi los rojos ojos de Ashkore mirándome desde la lejanía, clavándose en mi.
Iba a destruirlo.
Pero cuando me di cuenta, su rostro se notaba cansado e incluso débil. Era la primera vez que lo veía así y me sorprendí. Apenas podía mantenerse de pie pero su actitud no cambió, incluso esforzó una sonrisa vengativa a la vez que indicaba a sus hombres atacarnos.
Con una colisión, ambos de nuestros barcos se unieron y nuestros tripulantes saltaron al suyo y viceversa. Esquivando a sus escurridizos hombres, fui hacia el con paso decidido.
Conjuró un hechizo y comenzó a lanzarme llamas difíciles de esquivar. No me permitía avanzar hacia el.
— ¡Desgraciado!
Mi piel quemaba y escocía como mil demonios. Se acercó hacia mi sin detener su ataque y me acorraló al borde de la embarcación, con la cabeza sobresaliendo al mar.
— ¿Preparado para la despedida? —sonrió.
Se abalanzó sobre mi con una daga formada por fuego, pero a los instantes se deshizo y las llamas que habían quedado prendidas en el suelo de madera desaparecieron. Su rostro fue de visible asombro, y jadeó antes de intentar apuñalarme con su propia mano.
De un golpe le eche para atrás y le inmovilice con facilidad. Su agarre era flojo y apenas parecía que estaba luchando. Sudores fríos recorrían su frente pero sus ojos seguían siendo igual de fieros.
— ¡Maldito...!
Comenzó a toser. Estaba enfermo. Lo observé de arriba a bajo, asegurándome que no era una de sus estrategias. Y no era ninguna mentira. Apenas podía respirar si jadear del cansancio.
— Q-quítate de encima.
— ¡Valkyon!
Uno de mis hombres llamo. Estábamos iguales con los hombres de Ashkore y teníamos que embarcar para no vernos más involucrados y salir de allí. Mire al dragón y sin pensármelo lo agarre y lo lleve al barco.
Gracias al hechizo de unos de los hombres, pudimos desaparecer con demasiada facilidad de la escena.
Los hombres miraron fascinados la escena de Ashkore jadeante mientras yo lo llevaba al despacho. Murmullos de asombro se escapaban de sus bocas y no podían creer lo que estaba ocurriendo.
Cerré la puerta tras mi.
— Que haces aquí.
— ¿Que crees? Hacer... hacer lo que tú deberías haber hecho hace mucho tiempo, ocuparte de ella.
Fruncí el ceño y le agarre del cuello. Su sonrisa burlona seguía en pie.
— No puedes matarme. A pesar de todo... ¡no puedes! —río—. ¡Soy... soy!
Volvió a toser.
Unos golpes en la puerta me alertaron, eran los sonidos de patas de animal. Rápidamente abrí y dejé entrar al animal de Chrome, que tenía la carta pegada a su pata.
La lei. No había nada nuevo. Pero había sido modificada. Había sido abierta y posteriormente envuelta como si nada hubiera pasado.
— No puede ser... ella... —me estremecí—. Tenía que haberla llegado.
— Y lo ha hecho... —susurró el dragón—. Solo que no quiere que sepamos donde está. Esa tonta quiere ocuparse de todo ella sola...
— No... ¡no puede...!
— Parece que aún no la conoces del todo. —rio—. Que afortunado me siento.
Casi me estalla la cabeza. Quería reventarle el cuello y dejarle sin respiración para que dejase de emitir palabras. El me observo y vio mis intenciones;
— Mátame y nunca sabrás como llegar a ella. Admite que ya no la conoces tanto como antes. Admite que sin mi, no la encontraras.
— Tú...
— Yo no te necesito para encontrarla, pero tú a mi si. —su tono se volvió serio—. Y no voy a permitir que la ocurra nada por tu frecuente incompetencia.
Bufe. Debía estar loco para replantearme la idea de cooperar con Ashkore. Quizás más que loco estaba demente, pero la idea más loca a veces es la mejor opción.
[Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ... ]
¡Hola chicos! Como veréis últimamente el fanfic ha tenido escaladas de pocas publicaciones. Perdón por eso. También deje de anunciar los nuevos episodios por Amiibo ¡lo siento!
Me gustaría que compartieseis y avisaseis de los nuevos episodios. Si conseguimos que os gente vuelva a estar un poco más atenta, me pensaré de hacer One Shots, los que Sean más votados por las lectoras. (Di, +18)
Un beso 😉