✶ 𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪 𝓥𝓪𝓵𝓴𝔂𝓸𝓷 ✶
Eran a penas las cinco de la mañana, y acaba de salir del duro turno de noche. Un extraño suceso con un lobo negro que había entrado a la puerta del cuartel nos hizo permanecer alerta toda la madrugada.
Estaba agotado, y me dirigí hacía los cuartos. Decidí ir hacia el de Erika, por si acaso estaba despierta. La llame en voz baja y no recibí respuesta, no insistí más ya que no quería despertarla.
Me tumbe en mi cama, se unió Floppy y la acaricie hasta quedarme plácidamente dormido.
~•~
Abrí los ojos y me encontré en un teticro fondo negro, muy luguble.
Me incorpore en el vació donde me encontraba y al fondo divisé una delgada figura femenina, reconociéndola al instante, era Erika.
Fui acercándome poco a poco y vi como estaba encarcelada con gruesas cadenas, cabizbaja.
Corrí hacia ella y está levanto la cabeza de golpe, cada vez estaba más cerca y noté los numerosos cortes alrededor de su cuello, junto al resto de su cuerpo desnudo.
Tenía los ojos sin iris y lloraba gotas de sangre.
— ¿¡Por que no me has salvado!? —chillo—¿¡POR QUÉ NO HAS VENIDO ANTES!?
— Y-yo... —tartamudee aterrorizado—. No puede ser...
— ¿¡VALKYON POR QUÉ ME HAS DEJADO MORIR!?
— E-erika... no, no, por el Oráculo...
Me arrodillé devastado, mientras su voz entraba en mi cabeza y taladraba mi mente.
— ¡¡ESTOY MUERTA, NO PUEDES SALVARME AHORA!! ¿¡POR QUÉ NO ME HAS SALVADO, VALKYON, POR QUE NO ME HAS SALVADO!?
~•~
Me desperté de golpe con sudores fríos y respirando con dificultad. Sin pensármelo dos veces salí de mi cama hasta la puerta de Erika.
Hice una maniobra para forzar la puerta y la abrí rompiendo el pomo. Entré y el pecho se me hundió al ver su cuerpo desfallecido en el suelo, con los nudillos rojos y la madera con una gran mancha de sangre.
— No... no... MIERDA. —moví mi cabeza nervioso y chille—. ¡No puede ser verdad!
La tome entre mis brazos y la recosté en la cama.
No había nadie la enfermería y ni siquiera estaba abierta a estas horas, tampoco tenía tiempo.
Debido al brusco movimiento, lentamente fue abriendo los ojos con dificultad, los cuales estaban rojos y hinchados.
Al verme, intento levantar sus brazos para abrazarme pero estaba tan débil que no pudo. Lance un pesado suspiro de alivio.
— Erika... ¿Que ha pasado?
— Me he desmayado. —dijo en un pequeño susurro.
— Pero... ¿como? —la pregunte nervioso, mientras las emociones se iban acumulando—. ¿Has llorado? ¿Y tus nudillos? ¿Y...?
— No puedo responder tantas preguntas tan rápido...
— Lo siento... lo siento. —murmure.
La acaricie el cabello suavemente y la envolví en mis brazos, con un beso en la punta de la nariz.
— He estado entrenando y me he echo daño en los nudillos... —hizo una pequeña pausa—. He estado llorando por que me dolía demasiado el abdomen, he tenido un mareo y me he caído al suelo.
— Me has asustado. —suspire—. Mañana te llevare a la enfermería para que te revisen...
- No, déjalo. —me interrumpió, nerviosa—. ¿Que voy a decir? ¡Oh, he perdido la virginidad hace un día con un chico que es un armario empotrado y me duele el abdomen, muy extraño! Por cierto, es Valkyon para a quien le importe mi vida amorosa y sexual.
A pesar de la situación, reí ante su descarada interpretación y esto ayudó para relajar el ambiente. Mire el reloj y vi que ya eran las cinco y media de la mañana. La arrope con sus sabanas y me metí dentro con ella.
— ¿Puedo dormir contigo? —pregunte, aunque ya estaba dentro.
— No hace falta ni preguntar. —sonrío tiernamente.
Se acerco a mi, y me deposito un leve beso en los labios. Se acurruco en mi pecho y se acomodo. La respondí con un beso en la mejilla.
— Te quiero...
— Yo también te quiero, Valkyon.
❀ 𝓝𝓪𝓻𝓻𝓪 𝓔𝓻𝓲𝓴𝓪 ❀
Cinco horas después, desperté en los brazos de Valkyon.
Observe su respiración tranquila, profundamente dormido. Me sentía culpable de haberle mentido, pero era mejor así. No quería ponerlo en peligro.
Poco a poco noté como su pecho se movía y oí un pequeño gruñido en forma de bostezo. Toco con torpeza mi pelo, acariciándolo con los ojos cerrados y una sonrisa en los labios.
— Buenos días... —dijo estirándose—. ¿Que hora es?
— Las diez y pico. —susurré mientras le acariciaba la mejilla—. ¿Has dormido bien?
— Bastante bien, me he despertado con fuerzas.
— Si es así... —me puse encima de él—. Entonces quiero jugar.
— Eri...
No deje que terminase y la arrebate la palabra de la boca. Necesitaba despejarme de la realidad y esta era la mejor manera.
Mi lengua empezó a jugar con la suya, haciendo círculos perfectos. Me puso encima de sus rodillas y empezó a besarme el cuello como un salvaje.
— ¡Ah~! —gemí agarrándole el pelo—. Ah, ha... mhhhm... joder.
Me arranco la blusa al instante, y mientras yo me deshacía de las armaduras que estaban enganchadas a su torso.
Mordí mi labio al ver su torso trabajado y definido, digno de un Dios. Empece a restregarme contra su entrepierna, haciéndole gemir y que agarrase mi trasero.
— Te vas a enterar... —susurro con una sonrisilla–. Eres una chica mala.
Me bajo las partes inferiores de la ropa, y yo le desabroche con impaciencia los pantalones. Se agacho hacía mi sexo y empezó a jugar con mi clítoris, estremeciéndome. Subió sus labios hacía mi ingle, haciéndome un chupeton oscuro y muy visible.
Moví mi piel desnuda de nuevo por su ropa interior, la cuál estaba oprimida por su enorme bulto.
Retire impaciente su boxer y introdujo su pene dentro de mi. Solté un quejido, pero a la par que mi cuerpo iba bajando, me adapte a él.
Comencé a mover mi cuerpo de arriba abajo, mientras nuestros cuerpos se compenetraban perfectamente. Mi excitación iba en auge junto a mi placer al oír a Valkyon gemir mi nombre.
— Erika...
Instintivamente me moví mas rápido, haciendo que me diese un azote en el muslo derecho.
— Sí~ más rápido... —gemía, clamando por más.
Me sujete a su cuello al sentir sus manos fundirse en mi cintura, ayudándome a acelerar aun más el ritmo.
A los minutos explotamos ambos de placer, quedando abrazados y llenos de sudor. Nos miramos fijamente y nos fundimos en una cálida sonrisa junto a un largo y cariño beso.
— No te acostumbres, no todos los días podremos hacer esto. —dije levantándome y le mire picarona moviendo juguetona las caderas.
— No me tientes. —respondió mientras se mordía el labio.
Nos vestimos y fuimos directos a la cantina para desayunar algo, nos quedamos hablando en una de las mesas centrales.
— Valkyon... ¿que paso ayer por la noche? —pregunte intentando no parecer muy indiscreta.
— Hubo una falsa alarma. —susurró en un tono sospechoso—. Un pequeño susto, nada más. Metieron a toda la guardia dentro de sus cuartos.
— Ah... —me limite a contestar—. Por cierto... se supone que Leiftan nos iba a abrir la puerta por la mañana, ¿como narices has entrado?
— Bueno, soy bueno forzando cerraduras.
— ¡Podría haber estado desnu...! —calle al darme cuenta que lo que iba a decir no tenía sentido y solté una risita—. Bueno, ya que mas da. Pero no vuelvas a abrir la puerta sin mi permiso.
— Estaba muy preocupado, Erika. Sabes perfectamente que no soy como Nevra que va haciendo copias de las llaves de otros.
— ¿Preocupado? —pregunte curiosa.
— Tuve una pesadilla nada más terminar el turno. —se relamió los labios—. Me preocupe, y fui a verte. Sinceramente no me gustaba estar vigilando la otra punta del cuartel mientras tu estabas sola y...
— ¿Pensabas que iba a entrar alguien? —interrumpí.
— No lo se. El cuartel es seguro, pero hay cosas que sobrepasan la seguridad.
Intento cambiar de tema. Me ocultaba algo, sabía que había alguien o algo que entraba por las noches al cuartel.
Me pareció absurdo que intentase ocultar algo que la misma Miiko me había dicho, que Ashkore estaba a las andadas. Desgraciadamente, lo había comprobado por mi misma que era cierto.
Quite hierro al asunto debido a que el no miente si no es necesario, y supuse que no quería que me preocupase.
Estuvimos una hora hablando de otros temas más interesantes. Desgraciadamente, Valkyon hoy tenía guardia en la Sala de Cristal y empezaba el turno pronto.
Me despedí de él con un besito en la mejilla derecha, y me dirigí a la biblioteca a ver las misiones disponibles. Kero me dijo que había una misión que había ocultado a Ajaléa, trataba de cuidar a unos pequeños familiares extraviados.
La acepte con gusto y fui al lugar donde los tenían retenidos, encontrándome con Ezarel.
— Bueeeenas. —me saludo dándome un pellizco.
— ¡Ay! —proteste—. Qué estúpido eres.
— ¿Vas a encargarte de los familiares o vas a jugar con ellos?
— Ah, no sé, pensaba que tu también eras uno de ellos. —sonreí maliciosa—. ¿Quieres que te cuide?
— No. —dijo sacándome la lengua y dándome las jaulas con los familiares. Eran monisimos.
Paso toda la tarde y estuve cuidando a los pequeños sin dificultad, era más fácil debido a que aun eran crías, y tenía que tratarles como si fuesen bebes.
Fue atardeciendo y sentí una angustia en el pecho cada vez que los minutos corrían. Acosté a los pequeños animales en una zona de la biblioteca que estaba vallada (no queríamos que se comiesen los libros) Y volví a mi cuarto.
Entre y cerré la puerta con cerrojo, y a la par puse alguna que otra protección más por si acaso Valkyon era capaz de volver a entrar en un ataque de pánico. Mi mirada recorrió todo el cuarto y me encontré con una pequeña nota, al lado de mi pequeño familiar, prácticamente dormido.
Me acerque y le propine una pequeña caricia, a lo cual me respondido con una pequeña lamida en la mano. Abrí la nota:
"Media noche. Madriguera fuera del C.G.
Ashkore."
Exhale un largo suspiro y me senté en la cama admirando la nota. Debatía entre ir corriendo a contárselo a Miiko y pillarlo con las manos en la masa o no decir nada y obedecerlo.
Estaba fallando a la guardia, pero si decía algo, los mataría. Y no dudaba de su capacidad.
Iba a ser una noche muy larga.
[Cᴏɴᴛɪɴᴜᴀʀᴀ... ]