Capítulo XXVI.

2.2K 245 109
                                    

***
Pasaron los días hasta que finalmente llegó el miércoles, día que Kirishima había estado esperando con impaciencia.

El pelirrojo estaba en su cuarto, mirando por la ventana, ya que en cualquier momento su novio iba a llegar.

Pasaron los minutos y Eijirou estaba cada vez más nervioso.

"Espero que sea puntual, mis padres le dan mucha importancia a eso."

Y cuando faltaban ya cinco minutos para las cinco, pudo divisar al rubio cenizo llegar.

—¡Ya está aquí!

Salió de su cuarto y bajó las escaleras a toda velocidad hasta llegar a la puerta. Cuyo timbre no tardó en sonar.

El adolescente miró por la mirilla de la puerta y se topó con su novio.

—¡Papá, mamá! ¡Katsuki ya está aquí!

Sus padres se dirigieron enseguida a la puerta y fue en ese momento que Kirishima abrió la puerta.

Ante ellos se encontraba el supuesto amigo de su hijo, quien llevaba una camisa color granate y unos pantalones negros a juego con los zapatos.

Se notaba que quería causarles una buena impresión de él.

—Hola, buenas tardes. Soy Bakugou, el amigo de Kirishima.

—Hola, Bakugou. Yo soy la madre de Eijirou; encantada de conocerte.—Se presentó esbozando una cordial sonrisa.

Después se presentó el padre.

—Buenas tardes, Bakugou. Me alegra poder conocerte al fin, nuestro hijo nos ha hablado mucho de ti.

Seguidamente continuó hablando la madre.

—Así es, nos ha dicho cosas positivas sobre tí y queremos comprobar que sean ciertas.

—Lo entiendo.

A sus progenitores les valió la respuesta y le hicieron pasar al salón.

—He hecho té, ¿quieres, Bakugou?—Le preguntó la madre.

—Sí, vale.

—Bien, enseguida vuelvo.

La mujer salió del salón y fue hacia la cocina. Dejando solos a los tres varones.

—Eijirou dice que eres un estudiante bastante bueno, así que tengo curiosidad; ¿cuál es la asignatura que mejor se te da?—Cuestionó el adulto.

—Matemáticas.—Contestó sin dudar.

—Qué interesante...No es muy común que eso. ¿Puedo ponerte a prueba?

—Sí, como quiera.—Contestó con seguridad.

—Pero papá, Bakugou ha venido a conoceros; no ha resolver problemas de matemáticas.

—Ya lo sé, hijo. Pero, ¿qué tiene de malo ponerle a prueba?

Kirishima sabía que no tenía nada de malo, sin embargo no quería que Katsuki se sintiera incómodo. Esto fue notado por el susodicho.

—No te preocupes, Kirishima. Sabes que me gustan los retos.

Eijirou sabía bien que aquello era cierto.

—De acuerdo, si no te molesta...

—Para nada.

Dicho esto, el adulto fue a buscar uno de los  libros con problemas de matemáticas que le gustaban resolver en su tiempo libre.

***
Minutos después, estando ya tomando el té y galletas; Katsuki había estado resolviendo cinco problemas. Los cuales no tuvo mayor problema en hallar su solución a pesar de su dificultad.

—Ya los he resuelto.

Acto seguido, le entregó el folio al padre.

—Bien, veamos...

El mayor consultó la solución y el planteamiento, que se hallaba en las páginas finales del libro, y lo comparó con lo que Katsuki había escrito en el folio.

—Eres realmente bueno, chico. Creo que si nuestro hijo se queda contigo podrá mejorar mucho en los estudios.—Dijo el padre satisfecho con el resultado.

—Estoy de acuerdo, considero algo positivo que seas un buen estudiante. Pero, ¿qué hay de ti como persona? ¿Puedes contarnos algo sobre ti?—Cuestionó la madre.

—Lo que quieran.

—En ese caso...¿En qué trabajan tus padres?—Preguntó la mujer.

—Son diseñadores, ellos trabajan bastante.

—¿Suelen estar ausentes por mucho tiempo?—Cuestionó el padre.

—No mucho.

Las preguntas continuaron y las repuestas que dio le gustaron a los padres. Pues Bakugou les había dicho que él se acostaba temprano los días de diario y además no le gustaba demasiado salir de fiesta ni beber.

Los padres lo consideraron un ejemplo a seguir.

—Entonces, ¿qué decís? ¿Me dejáis quedarme en la casa de Bakugou?—Preguntó Kirishima poniendo ojos de cachorro mientras miraba a sus padres.

Los adultos se miraron entre sí y el padre dijo lo siguiente:

—Está bien, te permitimos quedarte.

—¡Sí!—Saltó de alegría y después abrazó a su novio.—Papá, mamá, muchas gracias. ¡Prometo que no os arrepentiréis de vuestra decisión!

—Más te vale, Eijirou. Esperamos que no relajes y continúes estudiando y haciendo tus tareas.—Dijo su madre.

Después su padre le advirtió:

—Te aviso de que, si nos enteramos de que descuidas tu educación; vendremos a buscarte para llevarte con nosotros. ¿Entendido?

Kirishima se tensó.

—Sí, no te preocupes; eso no sucederá.

Los padres, tras haber conocido al rubio cenizo, se quedaron más tranquilos. Bakugou se quedó un poco más en la casa de su novio, sin embargo le llegó el momento de irse.

—No puedo quedarme más, tengo que irme.—Anunció.

—¿De verdad? ¿No puedes quedarte un poco más?—Le cuestionó su novio.

—No, lo siento. Tengo cosas que hacer.

Kirishima se entristeció un poco, pero lo entendía.

—Está bien...Otro día ya quedaremos.

—Sí, claro. Hasta pronto.

La familia se despidió de él y Bakugou se fue. El padre de Kirishima se levantó del sofá y se dirigió a su biblioteca personal mientras que su madre permaneció sentada junto al pelirrojo.

—Oye, hijo. Hay algo que quiero preguntarte.

—Pregunta lo que quieras, mamá.

—Querido...¿A ti te gusta Bakugou?

Eijirou no esperaba para nada aquella pregunta.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!




Sexo sin compromiso [Kiribaku]Where stories live. Discover now