Capítulo LXII.

1.1K 143 121
                                    

***
Se quedaron paralizados por unos segundos al escuchar la voz de Mitsuki, quien entraba a la casa junto a Masaru.

-Joder, vamos a vestirnos rápido.

Kirishima asintió y agarró su ropa.

-Oye, Katsuki, ¿seguro que estás bien para bajar?

-Por supuesto, yo tengo mucha resistencia.

-Si tú lo dices...

Siguieron vistiéndose y, cuando ya estuvieron listos; bajaron a saludar a los padres de Bakugou. Aunque el rubio cenizo lo hizo con cierta dificultad.

-¡Hola, Kirishima! ¡Te he echado de menos!-Exclamó la rubia al verlo para después ir a abrazarlo.

-Y-yo igual, me acordé mucho de vosotros.-Afirmó mientras era aplastado por Mitsuki durante el abrazo. Que enseguida terminó.

Entonces Masaru lo miró y le preguntó:

-¿Qué tal en Kinube?

-Muy bien, me gustó mucho el lugar.-¿Y cómo estuvo Okinawa?

-Bastante bien, ha sido relajante y agradable estar allí.-Cuando volvamos allí deberías venir con nosotros, seguro que te encantará.

-¡Claro! Seguro que es muy bonito.

Conversaron un poco más hasta que Mitsuki anunció que tenía que preparar la comida.

-Katsuki, ayúdame con una de las recetas.

-No, que te ayude el viejo.

-No, te digo que tienes que ser tú.

El rubio cenizo observó a su madre fijamente y no pudo evitar sentir que algo no iba bien.

"¿Por qué tanta insistencia? Esto es raro."

-Ven conmigo.-Dijo ella.

-Tchs, está bien.

Y sin más, la siguió hasta la cocina. Donde ella le dio indicaciones de lo que debía hacer.

"Este es momento, debo preguntarle."-Pensó la madre.

-Katsuki, hay algo que quiero preguntarte.

-¿Qué es?

-Hijo, ¿tú... estás... teniendo sexo con tu novio?

El adolescente se paralizó, no creyendo que lo que estaba escuchando de parte de su madre.

-¿C-cómo dices?

-L-lo que has oído.-Dijo ella incómoda.

Bakugou no respondió inmediatamente, sino que hubo un incómodo silencio entre medias.

-N-no, ¡claro que no!-¡¿Qué te ha hecho pensar eso?!

Ella se sonrojó un poco por la incomodidad y la vergüenza de estar hablando por primera vez de sexo con su hijo.

-Cuando tu padre y yo hemos entrado, se han escuchado algunos... gemidos...

El rostro del joven enrojeció de la vergüenza.

-P-pero eso no era...

-Katsuki, no nací ayer.-Sé lo que son los gemidos. Así que dime, ¿usáis protección?

Estaba acorralado, ya no podía escudarse en alguna excusa.

-S-sí, siempre.

-Qué alivio...-Sólo seguid teniendo cuidado.

-Eso haremos.

No dijeron nada más y continuaron preparando las cosas para la comida.

***
Entre tanto, Eijirou estaba junto a Masaru en el salón conversando.

Sexo sin compromiso [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora