Capítulo LXX.

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***

Exploraron la zona durante al menos una hora más hasta que se dieron cuenta de que ya estaba próxima la hora de comer.

—¿Te ha gustado la zona que has visto?—Le preguntó Bakugou a su novio.

—¡Sí, mucho!—La vegetación es asombrosa y la fauna es bastante variada.

—Pues si entonces la que te mostraré más tarde, te gustará más.—Te lo aseguro.

Eijirou sonrió emocionado como un niño, pues él era muy curioso y le encantaba conocer lugares nuevos.

Tardaron más de la cuenta en llegar al sitio en el que se encontraban los padres del rubio cenizo. Cosa que los había preocupado.

—¿Dónde habéis estado para tardar tanto?—Cuestionó Mitsuki.

Katsuki respondió rápidamente para que sus padres no hicieran conjeturas.

—Nos desviamos demasiado sin darnos cuenta.

—Pues a la próxima estate más atento, que tú conoces ya esta zona.—Replicó la rubia mirando a su hijo.

—Sí, sí. No te preocupes.

—Vale, ahora ayúdame  a repartir la comida.

—Sí.

Empezaron a sacar la comida que era la siguiente: Takoyaki, mochi, tamagoyaki, onigiri, tempura y sashimi. Cabe destacar que habían hecho bastante cantidad.

Durante la comida conversaron un poco.

—¿Y qué tal vuestro paseo? ¿Habéis visto algo interesante?—Preguntó Masaru.

—Sí, muchas cosas.—Dijo Kirishima.—Hemos visto aves de aspecto exótico, flores de colores bastante llamativos y con formas curiosas. Además Katsuki me ha mostrado un sitio en el que había una cascada.

—Oh, sé qué sitio es ese.—A Mitsuki y a mí siempre nos ha gustado ese sitio, tal vez más tarde vayamos, ¿quisieras, querida?

Las mejillas de la Señora Bakugou se enrojecieron ligeramente y contestó:

—Claro que sí, podemos ir más tarde.

Los adolescentes se sintieron incómodos, pues ellos pensaban que tal vez los padres del rubio cenizo iban a hacer allí lo mismo que ellos anteriormente.

"Qué vergüenza. Espero que se refieran solamente a tener momentos tiernos allí."—Pensó Eijirou mientras comía mirando hacia abajo para no sentirse tan incómodo.

Sin embargo, el pelirrojo no era el único avergonzado e incómodo. Bakugou también se sentía así.

"Malditos viejos. Coqueteando entre ellos delante de nosotros."

Ninguno volvió a decir nada hasta que terminaron de comer. Momento que Eijirou aprovechó para halagar cada plato, como siempre hacía ya que, a parte de que realmente le gustaba la comida, el pelirrojo creía que era un gesto de agradecimiento resaltar lo que le había agradado.

—Me alegra que te haya gustado, creía que no me había salido del todo bien porque tuve la sensación de que tal vez las cosas estuvieran saladas de más.—Dijo Mitsuki.

—¡Oh, no! ¡Tenía la cantidad adecuada!

La mujer se sintió aliviada al saberlo y le dio las gracias al sincero muchacho.

Cuando acabó su conversación con su futura suegra, Katsuki le habló.

—Tengo sueño, ¿vamos a la tienda de campaña para echar una siesta?

—Sí, vale.

Los dos avisaron a los adultos de que estarían durmiendo en su tienda de campaña y éstos les desearon un buen descanso.

***
Más tarde, tras un sueño reparador; se despertaron listos para explorar más lugares que les brindaba la naturaleza.

—Me encanta este lugar, tengo que agradecerles a tus padres por traernos hoy aquí.—Y a ti por enseñarme tantas cosas sobre los animales y la flora de aquí.—Dijo sonriendo ampliamente.

Bakugou se sentía feliz de que su novio estuviera tan a gusto allí, pues era uno de sus sitios preferidos para hacer senderismo.

—Me alegra que te guste, en otra ocasión podemos venir solos para hacer senderismo.—Incluso acampar aquí por la noche.

—Eso estaría bien pero... ¿Es seguro estar aquí?

—Sí, ya he acampado en ocasiones con mis viejos y con amigos.—Este lugar es bastante seguro.

—¿De verdad?

—Sí, ninguna de las veces ha pasado nada.

—De acuerdo, entonces estoy de acuerdo con venir a acampar los dos aquí.

Bakugou le sonrió y acercó el cuerpo de su novio al suyo para besarle.

—Te quiero, Ei.

El pelirrojo lo miró con ternura y le dijo:

—Y yo a ti, Katsu~

Y le besó de nuevo.

—¡Eh! ¡Vosotros! ¡Nada de cosas indecentes en público, que hay niños por aquí!—Se quejó una señora que iba con un par de niñas.

Kirishima se avergonzó y pidió disculpas.

—¡L-lo sentimos!

Sin embargo, Katsuki no lo hizo y le gritó:

—¡Es sólo un puto beso, vieja idiota! ¡No creo que se vayan a traumatizar por eso!

La mujer se indignó.

—¡Qué maleducado! ¡Y qué vocabulario tan vulgar!

El rubio cenizo se molestó todavía más.

—¡Vete a la mierda o haré cosas aun más indecentes con mi novio!

La señora no podía creerlo, así que alentó a las niñas para que caminasen más deprisa.

—¡Katsuki! ¡No debiste decir eso!

—¿Por qué no?—Le pasa por ser una jodida entrometida.—Tú y yo nos estábamos dando un simple beso y ella montó todo un show por ello.

—Tienes razón en eso, sin embargo, no debiste hablarle así y menos delante de niñas pequeñas.

Sabía que Kirishima tenía parte de razón, así que se disculpó con él.

—Tchs, está bien.—Hice mal en hablar así con mocosas delante, lo siento.

Eijirou sonrió de nuevo.

—¡Así me gusta!

Volvió darle un beso y continuaron con el paseo hasta que llegó la hora de volver a casa.

—¿Te lo has pasado bien, Kirishima?—Preguntó Masaru.

—¡Sí, me lo he pasado bastante bien!—Además, Katsuki me ha enseñado muchas cosas.

—Oh, ¿en serio?

—Sí, me ha explicado muchas cosas acerca de la fauna y la flora que había.—Él realmente sabe mucho.

El de cabellos castaños sonrió satisfecho.

—Me alegra que Katsuki te haya enseñado lo que yo a él desde niño.—Es bonito compartir los conocimientos que uno posee con otros, ¿no lo crees?

—Claro, es bueno aprender cosas nuevas.—Sonrió mirando a su novio con admiración.

Éste se dio cuenta y le sonrió de vuelta. Amaba ver a su amado tan feliz.

El resto del trayecto en coche fue silencioso, mas no incómodo porque todos estaban contentos de haber pasado un día en familia.

Al llegar a casa, se ducharon y cenaron. Pues querían acostarse pronto, ya que al día siguiente estarían ocupados.

***
Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!

Sexo sin compromiso [Kiribaku]Where stories live. Discover now