Capítulo LXIX.

1.1K 131 78
                                    

***

Caminaron un tiempo hasta que hallaron un lugar que les pareció adecuado.

Entonces no perdieron el tiempo y comenzaron a colocar las cosas.

—¡Ya está!—Exclamó Mitsuki secándose la frente con el antebrazo.

—Sí, finalmente...—Dijo Masaru.—Voy a sacar la limonada, ¿alguien tiene sed?

Todos aceptaron beber de la limonada que el padre de Bakugou había preparado, así que sacaron varios vasos desechables y todos bebieron.

—¡Deliciosa!—Exclamó Eijirou.

Masaru sonrió.

—Me alegra que te guste.

Cuando ya se hubieron acabado el contenido de sus vasos, decidieron hablar de lo que iban a hacer.

—Eijirou y yo nos iremos por nuestra cuenta, volveremos a la hora de la comida.—Dijo Katsuki.

—Vale, tened cuidado de no perderos.—Dijo la rubia.

—Ya conozco esta zona de antes, no me voy a perder; vieja bruja.

Su madre apretó los puños y le regañó:

—¡No me hables así, mocoso!

Y dicho esto, le dio un golpe a su hijo en la cabeza por irrespetuoso.

—¡No me pegues, vieja!

—¡Pues no seas un mocoso maleducado!

—Tchs, lo que tú digas.—Acto seguido, agarró a su novio del brazo.—Vámonos, Ei.

—¿Sí? ¿Está bien que nos vayamos así?

—Sí, sí, no te preocupes.

El pelirrojo no puso resistencia y se dejó llevar por su amado.

—Entonces... ¿realmente conoces bien esta zona?

—Sí, he estado muchas veces aquí.

—Oh, ya veo.—¿Y a dónde vamos?

—A un sitio que te va a gustar, ya lo verás.

—¿Está lejos?

—Un poco pero merecerá la pena, hazme caso.

—¡Vale! ¡Estoy deseando verlo!—Exclamó emocionado.

El rubio cenizo sonrió.

"Ya verás, pasaremos un buen rato juntos."

***

Anduvieron disfrutando del paisaje, la temperatura, el aire, los sonidos de la naturaleza...

—Katsuki, este lugar me encanta.—Agradezco que tus padres no hayan traído aquí.

—Me alegra que te guste, este es uno de mis sitios favoritos.

Poco después llegaron a un lugar en el que había una cascada, bajo la que había un lago  y tras ella  una cueva.

—Este es el lugar del que te hablé.

Kirishima observó el entorno, maravillado por la vegetación que había alrededor. Parecía un lugar encantado.

—¡Es hermoso!

—Sí, ¿te gusta?

—¡Mucho!

—¿Quieres que nos metamos en el agua?

—Pero... No tenemos bañador.

—No importa, nos bañamos desnudos.

Sexo sin compromiso [Kiribaku]Where stories live. Discover now