Extra #5

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Reconocí la silueta delante de mi hasta que mi vista se aclaró completamente. Anna me miraba con una sonrisa, me fijé en ella, su cabello castaño cayendo en ondas, su piel naturalmente bronceada, su maquillaje perfecto, tenía un vestido largo ajustado a su cuerpo, como los que yo suelo usar. En fin, era la misma de siempre.

–Si tan sólo hubieses sido una buena niña, quizás no te odiara tanto. –Me acarició la mejilla y yo intenté evitarlo, no quería que me tocara pero no podía.

Mis brazos estaban extendidos con dos cadenas en las muñecas, sostenidas de dos argollas que sobresalían de la pared. Estábamos como en una especie de bodega muy oscura.

–Disfruta, cariño. –Sonrió, aunque era más una mueca. No entendí a que se refería hasta que se alejó y fue que reparé en otra persona que estaba allí también. HoSeok.

Él se acercó a mi con una sonrisa, su rostro estaba deformado en una expresión sombría y malévola.

–Ahora si vas a ser mía, cuñadita. –Pronunció, y sus manos comenzaron a tocar mi cuerpo desnudo y sus labios besaban mi cuello.

–¡No! ¡Mamá! –la llamé, pero ella estaba caminando hacia la salida de ese lugar– ¡Mamá, no me dejes aquí! ¡Ayúdame!... ¡Mamá! –Me desgarraba la garganta llamándola pero ella en ningún momento volteó. Mis lágrimas salían y no podía defenderme del monstruo que estaba aprovechándose de mi.









Estaba en la playa, una que conocía muy bien, mi pantalón suelto se movía con la brisa al igual que mi cabello. Miré hacia la orilla y había una mujer sentada viendo el movimiento de las olas. Me acerqué y me senté a un lado de ella, pude notar las lágrimas correr por sus mejillas.

–Mamá... –Dije y ella volteó a verme, lloró aun más cuando se dio cuenta de mi presencia.

La rodeé con mis brazos, apoyando mi barbilla en su hombro.

–Tienes que odiarme –se separó de mi– tienes que hacerlo, BaeMin. –Se puso de pie y comenzó a alejarse, aún así podía escuchar sus sollozos.










Sentí que algo me rodeaba, me reincorporé de inmediato, mi corazón latiendo acelerado y mi respiración agitada.

–¿Bae? –Escuché una voz.

–No... No... –Me pasaba las manos por los brazos como en un movimiento errático.

–Bonita, ¿qué pasa?

El lugar se iluminó y vi el rostro de JiMin, caí en cuenta donde estaba, todo había sido una pesadilla.

–JiMin... Anna... HoSeok, él m-me.. –No podía armar una frase coherente y sentía que me ahogaba.

Él me abrazó de inmediato y yo comencé a llorar.

–Estoy aquí, estoy aquí. –Susurraba en mi oído una y otra vez. Me fui calmando con el pasar de los minutos, hasta que me miró, su expresión era de total preocupación, me secó las lágrimas dejando un beso en mi frente. –¿Quieres hablar de lo que soñaste?

–Necesito salir. –Mi voz se escuchó algo temblorosa.

–Vamos.

Ambos nos levantamos y salimos de la habitación, él tomó mi mano, las sentía muy frías.

Hacía un tiempo que no me atacaban las pesadillas, pero era un alivio que JiMin estuviese conmigo y me ayudara a calmarme.

Era de madrugada, él y yo estábamos en el jardín sentados sobre la grama, hacía frío aunque íbamos un poco abrigados. Nos manteníamos en silencio, su mano no había abandonado la mía y daba pequeñas caricias en el dorso.

•Little Lies. |PJMDär berättelser lever. Upptäck nu