Dos.

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JiMin

Me bajé de mi camioneta y entré a la casa dirigiéndome directo a la cocina. No esperé encontrarme a mi tío aquí, le estaba dando indicaciones a JinHo, el chef.

–Tío, ¿qué haces aquí? –Llegué hasta él y le palmee el hombro, saludé a JinHo.
Me extrañaba un poco que estuviese en casa a estas horas, ya que él solía pasar el día en alguno de los restaurantes o en reuniones. Era muy extraño cuando estaba aquí temprano, desde la partida de mi tía que no le gusta pasar tanto tiempo en casa, a solas.

–Por lo visto no leíste ninguno de mis mensajes hijo, pero que bueno que llegaste.

–Eh... Estaba con los chicos y no revisé. ¿Qué pasa? ¿Hay un evento especial? –Divisé desde la ventana que daba hacia el jardín trasero, a las chicas del servicio en el área techada de este, arreglando una mesa.

–JiMin, ayer te dije que invité a la familia Won a que viniera.

–Lo siento tío, no lo recordaba. –Y era verdad se me había olvidado por completo que ellas vendrían. –¿A que hora vendrán?

–En media hora –revisó su reloj de muñeca–, ve si JiHwan está listo o sigue metido en los videojuegos. Yo recién estoy llegando, prepárate, se hace tarde. –Se fue apresurado por la puerta que daba hacia el jardín, suponía que a ver si todo estaba en orden.

Con razón JinHo ni me respondió el saludo, el pobre estaba apurado haciendo los aperitivos que se iban a servir.
Fui hasta el refrigerador y tomé una botella de agua, la abrí y le di un largo trago a esta, luego me dirigí hasta las escaleras para ir al cuarto de mi hermano.

Abrí su puerta y me lo conseguí sentado en la cama frente al televisor jugando al Fifa.

–Revoltoso, mi tío me pidió ver si ya estabas listo. –Me acerqué a él que estaba inmerso en el juego, le pasé una mano por el cabello despeinándolo a lo que me respondió con un manotazo, reí.

–Sólo tengo que cambiarme la camisa. –No despegó la vista de la pantalla, suspiré, este chico era todo un caso.

–Bien, pero hazlo ya, que la visita vendrá dentro de poco. –Hice mi camino hasta la puerta, pero antes de salir escuché que me llamó, me giré para verlo.

–¿Crees que papá se trae algo con la señora Won? –Había pausado el juego y me miraba expectante.

–No lo sé, Ji. –Me encogí de hombros, y este asintió volviendo a lo suyo.
Entré mi habitación para tomar una ducha rápida.

JiHwan a sus casi doce años no era tonto, y sabía que el que ellas vinieran significaba algo.

Por mi parte no estaba seguro, nunca había visto a mi tío interactuar con otra mujer a no ser por temas de negocios. Yo quería que fuera feliz, después de sufrir la partida de mi tía, se lo merecía.

Mi padre y él eran unos hermanos muy unidos, y yo por ser su único sobrino me consentía mucho. Por eso, al morir mis padres cuando tenía ocho años, él y mi tía viajaron a Busan para el acto fúnebre y decidieron que me quedaría bajo su cuidado, ya que mi abuela no podría encargarse de mi por su salud y me trajeron a vivir con ellos a la capital. 

Fue un accidente automovilístico, a esa edad no quisieron darme detalles de lo que pasó, llegué a preguntar un par de veces pero mi tío nunca quiso contarme como había sido, decía que no quería que me doliera más su partida y que solo recordara los momentos felices que viví con ellos. Gracias a sus atenciones logré sobrellevar la tristeza que me embargaba al haber perdido a mis padres. Siempre me trataron como un hijo.

•Little Lies. |PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora