43

1.6K 191 22
                                    

Sólo un par de capítulos más y todo habrá terminado.

[Arthur]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Arthur]

Temor...

Era lo único que podía presenciar en estos momentos. Pánico y terror. Todo presionaba mi pecho con un fuerte dolor que me era incapaz de respirar y pensar, pensar y actuar... "Arthur", su voz resonando en mi cabeza rebobinando una y otra vez, haciéndome perder la poca cordura que tenía en mi ser. "Arthur", casi podía ver su rostro impregnado en una máscara llena de preocupación, terror y pánico...

—¿Arthur?— Gil me volvió a la tierra, como si su simple toque haya hecho que mi alma regresará a mi cuerpo —¿Te encuentras bien?

—Es Andromeda— Gire hacia el laberinto, temiendo por lo peor.

—Bienvenidos, ¡Ustedes bestias amantes de la batalla! ¡Tal parece que hay más de ustedes que superaron el laberinto de los que esperábamos!— Se alzó un hombre calvo, quien importandole una mierda, grito con entusiasmo tras lo ocurrido —¡Así que para poner las cosas fuera, comenzaremos con parejas luchando con todas sus fuerzas en una competición de equipos! ¿Quién está conmingo?— Sus palabras no estaban más que huecas a decir verdad, todo apetito de lucha en mi interior se había desvanecido y un fuerte dolor se instaló en mi pecho, de nuevo —P-publico difícil.

—¡Esperen un segundo!— Una segunda voz, un tanto escasa de expresión se escucho retumbando desde el laberinto. Y sólo, tan sólo por unos breves segundo mi corazón volvió a latir como si aquella voz me diera un rayo de esperanza, rezando para que, quien fuera que haya hablado, tuviera a mi Andromeda en sus brazos —¡Todavía tienen a otro competidor!— Salió del laberinto una figura un tanto delgada y aterrizó a un par de metros de nosotros.

—¡Escanor!— Esa voz. Esa dulce e inigualable voz, me corto la respiración y las lágrimas se acomularon en mis ojos.

—¡No! ¡Soy yo: Gowther! ¡Entrando a la escena!— Observe al pelirosa, sólo para después recorrer mi mirada por la chica quien lo golpeaba con una mano.

—An...¡Andromeda!— Giro sobre sus talones, y pude ser capaz de sentir como todo cristal que me cubría se hacía añicos al ver a mi chica justo a lado de aquellos dos hombres delgados. Sonreí y solté un ligero sollozo cargado de alivio —¡Andromeda!— Me acerque a ella, al mismo tiempo que también Andromeda caminaba hacia mí, esquivando a los hombres que anteriormente se interponian en medio de nosotros, quienes nos cubrían para no darnos cuenta que estábamos a sólo pasos uno del otro.

Cuando llegue frente a ella acune su rostro y no pensé demasiado para plantar un beso en sus labios y luego abrazarme muy fuerte a su cuerpo —Ouch— Me aleje rápidamente al escuchar su queja, me sonrió y acarició mi mejilla.

—¿Estas bien? Por unos minutos y-yo... Creí que tú...— Corte mis palabras al darme cuenta que tan quebradizas habían salido.

—Es una herida superficial, nada del cual preocuparse— Frunci mi ceño y rápidamente observe el costado de su cuerpo, el cual cubría con su otra mano libre —Yo también creí que tú podrías haber estado en peligro— Coloque una de mis manos sobre la suya, haciendo presión en la herida. Provocando que hiciera una mueca de dolor.

—No debí haberme separado de ti— Negó y me beso —¿Y Tadashi? Maldita sea, él dijo que cuidaría de ti— Hice un puño con mi mano. Andromeda negó y antes de tan siquiera seguir hablando, una voz débil se alzó entre el pequeño silencio que ambos formamos.
Habíamos olvidado por completo lo que había estado sucediendo a nuestras espaldas.

—Esa voz, ese físico, ese tono... Tu... Tu eres ¡Escanor! Ha sido una eternidad— Gowther señaló al hombre que tomaba con sumó cuidado y tembloroso, los lentes rotos del suelo.

—¿¡Qué voy hacer!?— Apreté a Andromeda a mi cuerpo, un tanto a la defensiva. Ni siquiera sabía porque lo había hecho, pero fue casi como un autoreflejo por el grito inesperado del honbre que tanto hablaba Merlín y del cual me hacía una gran idea —Las preciosas gafas que Merlín me había obsequiado... ¡Están sin arreglo!— Hice una mueca de tristeza, sabiendo a la perfección el gran amor y admiración enfermiza que Escanor sentía por mí mentora, el más mínimo detalle de ella por él se consideraba todo un prestigio por Escanor —¡Si están... Yo... Yo... Gahhhh!— En ese mismo momento, una rápida ráfaga de aire se dirigió hacia el débil cuerpo del hombre.

A un par de pasos, Escanor, se encontraba con una enorme y espinosa rama atravesando su pecho. Mi corazón se detuvo y ni siquiera me di la tarea de apretar el cuerpo de Andromeda porque ella ya lo había hecho, aferrándose con poca fuerza a mi camisa.

—Es... ¡Escanor!— Meliodas rápidamente corrió desde su lugar hacia el hombre que teníamos a un par de pasos. Andromeda se soltó de mí, y corrió hacia Escanor, sin darme tiempo de detenerla

—No Andromeda— Tadashi se interpuso en su camino y me observó. Apreté mi mandíbula y me acerque para volver a tomar a Andromeda en mis brazos —¿Cómo se encuentra?

—Dijiste que la protegerías— Le recrimine, haciendo que la cabeza de Andromeda se acomodara en mi hombro para que descansará. Y luego, la alce para cargarla como la princesa que era.

—Cuando menos lo espere, habíamos sido separados. Ya no estaba de mi eso— Gruñi y observe la escena con admiración.

Una gota color oro cayó en la herida del hombre que agonizaba y suplicaba por vivir un poco más, y en cuestión de segundos está se desvaneció. Dejándome completamente aturdido —¿Qué está pasando?— Tadashi y yo nos observamos, tratando de descifrar lo que nuestros ojos veían —¿No había sido empalado a través de mi abdomen?— Observe a Andromeda y el pensamiento se instaló en mi rápidamente, observando su herida.

—¡Ahora que les he dado una pequeña prueba, apuremonos y dividanse en pares!— Todos giramos hacia los mandamientos —Bueno, los honores son todos tuyos Dolor.

—Equipos de dos ¿Correcto?— Fuimos sacudidos y elevados por piedras enormes. Siendo separados por estas y el gran espacio que llevaban, y de no hablar sobre la altura que había aumentado considerablemente.

—¡Arthur!— Una piedra voló hacia nosotros y tuve que agacharme con rapidez, desequilibrandome y cayendo a la enorme piedra. El cuerpo de Andromeda se sacudió y me observó, sólo para así mostrarme una mueca de dolor, antes de que la piedra en donde ambos nos encontrabamos se partiese a la mitad y nos separara.

—¡Andromeda!— Corrí al borde para alcanzar a tomar su mano, y por suerte había caído en otra roca flotante. Siendo sostenida por un hombre vestido de blanco.
Suspire aliviado por aquello, pero rápidamente mi cuerpo se tenso al recordar que habíamos sido separados y puesto en peligro una vez más.

El peligro está más cercas de lo que cualquiera se imagina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El peligro está más cercas de lo que cualquiera se imagina.

𝘍𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢  "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora