41

1.8K 197 31
                                    

Amate con la misma intensidad con la que ella te ama.

[Arthur]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Arthur]

—De acuerdo entonces, ¡Es hora de probar la muestra de la comida!— Gestiono Meliodas con total alegría, después de que el festín de aquellos monstruos quedase completo. El aroma era por lo mucho muy apetitoso, y no se diga del como lucia.

Pero yo seguía más que asombrado por el como el Señor Meliodas fue capaz de acabar con aquellos reptores de tierra con facilidad, seis de un puñetazo —En verdad eres algo extraordinario, ¡Señor Meliodas! ¡Derrotando a tantas bestias usted solo!— Exclame por fin dejando de ocultar mi entusiasmo y haciéndoselo saber.

—Sólo los noquee... ¡Sólo quería una muestra de su carne! Ahora vamos a ver si lo añadimos al menú o no...— Sonreí ante aquello —Toma— Me ofreció una porción bastante grande.

—G-gracias— La tomé quemandome en el acto, lo observe y juntos dimos la primera mordida.
El sabor quedó en mis papilas gustativas y juro que lágrimas caían por mis mejillas.

—Sabe a mierda— Dijo lo que no me atrevía a decir —Decidido, será comida para Hawk.

Escupi la carne y acto seguido toda la comida almacenada en mi sistema también regresó por mi esófago para ser expulsado en vómito, pero eso no me detuvo a reír por el hecho de que jamás en mi vida había asqueado tanto como esto —Andromeda me había advertido sobre qué tan "destructivo" era su sabor, ¡Pero jamás de los jamases hubiera pensado que sabría tan horrible!— Mencioné inhalando profundamente para recuperar un poco de aire.

—¿Andromeda dijo eso?— Abrí mis ojos de par en par al darme cuenta que exhibirá a mi novia —¿Eso seria sobre el sabor de los deboradores de tierra o de mi cocina?— Me gire con rapidez hacia el rubio muy nervioso, pensando en una forma de arreglar las palabras que había dicho con anterioridad.

—¡Ahhhh... Ahhh No sea ridículo! ¿¡Por supuesto que el sabor de los deboradores de tierra...!?— Vacile por mis propias palabras.

—Viejo, en verdad apestas en mentir— Ambos seguimos nuestro camino, dejando atrás lo que había sucedido y la horrible carne.

—Estoy seguro que conoces muy bien a Andromeda, para saber que ella diría eso— Inconscientemente una sonrisa se dibujo en mi, y pude saber que lo había hecho porque sentía mis mejillas arder y mis labios curvados.

—¿Qué pasa Arthur?— La voz de Meliodas me alejo de aquella ligera paz que se había instalado en mi al estar pensando en Andromeda.

—Siento que con mis actos comienzo alejarme un tanto de Andromeda, ella misma trató de decirlo— Aquellos pensamientos abrumadores volvieron a mi —Temo que algún día ella se de cuenta que no he podido ser capaz de superarme y me deje— Solté una risa estando consciente de que mis palabras sonaban estúpidas, pero era inevitable que esos pensamientos me invadieran —Las palabras no son suficientes para expresar todo el amor que siento por ella, y aún así no me he ni acercado para demostrarle cuanto la amo... Y ya no sé que hacer.

—Ambos son unos completos tontos— Todo el ambiente triste que se había formado fue cortado por sus palabras —No deberías preocuparte por nada de eso, deberías ser más seguro sobre ti mismo y sobre ella, porque aunque no lo admita del todo, sí estás afectando tu relación con mi pequeña de cierta manera— Baje la mirada —Te doy un consejo...— Lo observe con esperanza —Amate con la misma intensidad con la que ella te ama.

—Señor Meliodas— Mis mejillas se ruborizaron y pude sentir una gran presión en mi pecho, una que me lleno por completo de alegría y felicidad. Y las lágrimas que caían sobre mis mejillas ya no eran de tristezas, sino de amor.

—Algo está aquí— Frunci el ceño y observe la pared justo detrás de él.

—¡No puede ser! ¿¡Un monstruo!?— Mi cuerpo se tenso, alejando la paz y alegría para sustituirla por la preocupación y angustia.

—No, es ella. Elizabeth esperame— Lo observe confundido, pero curioso.

—¿De verdad la princesa Elizabeth está del otro lado del muro?— Me cuestione si ellos sentían lo mismo cuando Andromeda y yo estábamos cercas, siempre se siente esa energía que sabes que se trata de ella —Pero no puedo sentir su presencia para nada— Sería extraño aquello, o sería más extraño que lo hiciera.

—Sólo lo sé— Se giro a verme con una gran sonrisa y en sus ojos pude ver un brillo en particular —Mientras que sea ella siempre lo sabré— Me quede perplejo ante sus palabras, y en Andromeda fue lo único que pude pensar. Que así como Meliodas sabía que Elizabeth era la indicada, yo sabía que Andromeda lo era para mí.

Sonreí y apreté mi puño —Primero lo primero... Cómo atravesamos a este chico malo— Busque a mi alrededor alguna apertura o algo que nos pudiera ayudar.

—Es cierto... Si deambulamos demasiado tratando de encontrar un camino, nos arriesgamos a perder el rastro totalmente— Un olor bastante exquisito nos desconcertó tanto que dejamos a un lado lo que estábamos priorizando.

—Ese olor— Hablo inhalando profundamente. Ambos nos giramos a ver a nuestras espaldas, a unos cuantos metros de donde estábamos antes —Esta es la carne del devorador de tierra ¿no? Luce cómo otra víctima sin pistas que cayó como presa a su sabor totalmente horrible— Puntualizo Meliodas, analizando aquel platillo raramente preparado y bien decorado.

—P-pero este parece bastante tentador ¿No?— Tomé el trozo de carne que estaba sobre una hoja y le dí un vistazo, notando ya la baba recorrer por mis labios, mientras Meliodas seguía oliendo.

—¿Hmm? Y parece que han ido a través del proceso meticuloso de prepararlo completamente antes de cocinar— Ambos nos observamos y seguidamente tomamos cada uno un trozo para probarlo.

—Ah... Bastante de acuerdo... ¡La sabrosa suculenta textura de la carne en verdad es traído en primer plano por el uso de sales y hierbas!— Disguste aquello como un delicioso manjar, comparándolo con los exquisitos platillos que Andromeda es capaz de hacer.

—Incluso a sido cocinado a una cantidad justa de crujiente y color— Agregó el rubio a nuestra pequeña descripción del manjar que estábamos devorando.

—Ohhhh ¡Es delicioso! ¡Esto es tan bueno que haría que la cocina imperial fuera un chiste! ¡Me encantaría llevar quien quiera que hizo esto a Camelot!— De un segundo a otro ambos nos pusimos a pelear por seguir disfrutando de la carne, a tal grado que nos amenazabamos con las ramitas.

—¡En tus sueños Arthur! ¡El vendrá a quedarse en el Boar's hat!— Frunci mi ceño, sabiendo que en una pelea contra él fácilmente podría ser vencido.

—¡E-eso no es justo!— Infle mis mejillas en modo de reproche.

—Bueno, parece que tengo poco que decir sobre eso... Ya que mis servicios están en tan gran demanda— Ambos dejamos de lado la pelea para dirigir nuestras miradas a la voz masculina a nuestros lados —Parece que tendré que volver.

—¡¡BAN!!

Sé que estarás bien, porque aunque estés con él, él te protegerá

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sé que estarás bien, porque aunque estés con él, él te protegerá

𝘍𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢  "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora