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No siempre encontraras las respuesta con la lógica.

[Andromeda]

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[Andromeda]

Me queje y me removi entre las cobijas abrazándome más a la almohada, una muy dura almohada.
La cual a parte también se movia.

Abrí mis ojos lentamente y parpadee un par de veces antes de entender que, lo que estaba abrazando no era una almohada viviente, sino más bien un ser viviente. Para ser más específica, estaba abrazando a Arthur.

Sonreí por aquello y me sente en la cama observando la habitación, si bien no recordaba como había llegado aquí, recordaba todo lo que había pasado ayer... Novia de Arthur Pendragon, suena bonito —Buenos días— Un escalofrío recorrió mi cuerpo, poniendo todos mis pelos de punta al escuchar su ronca voz, efecto creado por estar recién despierto.

—Buenos días— Me estire y me puse de pie, para así poder observar a Arthur acostado en la cama, despeinado y muy soñoliento. Comprobado, se puede morir de ternura.

Busque mis zapatos con la mirada —¿Qué buscas?— Preguntó Cath mientras Arthur se sentaba en la cama y se quitaba las cobijas de encima, mostrándome que él si llevaba pijama puesto.

—Mis zapatos— Me agache y los mire debajo de la cama, gatee hasta ellos y los tomé —¿Hasta que hora nos metimos?

—No lo sé, pero en cuanto te quedaste entramos— Asentí.

—Supongo que me tuviste que cargar ¿Cierto?— Asintió, sonreí y me puse de pie —Gracias— Bese su mejilla, sentandome a su lado para por fin ponerme los zapatos y salir.
Al estar en silencio mire a Arthur, quien estaba sonrojado, sonreí y deje mi actividad en pausa para pasar mi mano por su rostro —¿Sucede algo?

—No, no, no, nada— Movió su cabeza y me observó, como sólo él sabe hacerlo. Ese brillo en sus ojos, puedo jurar que con sólo su mirada puedo sentir su enorme amor. Suspire sintiendo como dejaba salir toda la ternura acumulada en mi y me acerque a él, juntando nuestras narices —¿T-tu... Tu también te sientes diferente?— Me aleje y lo analicé.

—Para ser honesta, sí— Nos miramos uno al otro, analizandonos con detalle...

—Tu cabello/Tus ojos— Hablamos al mismo tiempo, sonreímos para después estallar en una risa.

—Tus ojos cambiaron— Me relaje y lo mire —Se ven más... Claros, no lo sé, se ven diferentes... Tu te ves diferente— Me puse de pie y me observe en el espejo de cuerpo completo.
Mis ojos azules ahora parecían color grises y el tono verde se veía en uno pastel, trage saliva y mire mi cuerpo completo, algo había cambiado, se veía diferente, pero era algo que no se podía notar a simple vista.

Arthur llegó detrás de mi y gire con rapidez —Mi cabello se ve más oscuro— Hablo tocandoselo, lo mire de pies a cabeza, incluso Cath se veía diferente.

—Estas un poco más alto— Sí antes me ganaba por cinco centímetros, ahora puedo decir que me gana por diez. Nos alejamos y comenzamos a vernos uno al otro, buscandonos más cambios.

—Tu cuerpo cambió— Toque mis pechos y exlame con sorpresa ¿Cómo puede ser que los bustos crezcan de un día a otro? No digo que ahora pueda presumirlos, pero a comparación de antes, estos habían aumentado —Eh... N-no es n-necesario... Hacer e-eso— Deje de tocarlos y mire a Arthur.

—Tienes más músculos— Apreté su antebrazo y luego pase mi mano por su pecho, el cual estaba más marcado que antes.

—Es cierto— Me gire a ver de nuevo al espejo, y por el mismo pude ver como Arthur bajaba su mirada avergonzado. Fue cuando me di media vuelta y observe mi tracero.

—¿Qué nos sucedió?— Apreté mi tracero con mis manos y luego frunci mi ceño —Dime que es un sueño, un bonito y agradable sueño— Deje de hacer tal cosa y me gire a ver a Arthur, quien cubria su nariz y boca, estaba muy rojo y no me miraba —¿Estas bien?— Pude ver un hilo de sangre escapando por su mano.

—S-sí— Se alejo de mi y camino a la cama, tomando un pañuelo y limpiandose. Suspire y me mire en el espejo... Hasta el momento mi respuesta más lógica ante la situación podría ser: la pubertad, pero la cuestión es que la pubertad no llega de un día para otro. Toma mucho su tiempo, un cambio así no puede ser provocado por la etapa de un adolescente, y si bien lo sé, Arthur y yo ya pasamos por esa etapa. No es como que dijera que no podemos cambiar porque ya pasó, no, al contrario, aún puede haber cambios y los habrán... Sólo que... Un cambio así de repentino, no es normal.

—Debemos hablar con Merlín— Suspire y tome mi suéter para salir de la habitación —Te espero a bajo— Arthur aun seguía limpiandose la nariz —¿Seguro que estas bien?

—Él está bien, ahora vete— Rodé los ojos ante el comentario del gato, y baje corriendo las escaleras. Encontrándome con Merlín, King y Elizabeth.

—Buenos días— Los salude y ellos me regresaron el saludo —Merlín, puedo hablar contigo— Ella me observó de pies a cabeza y se rio cerrando los ojos.

—No me digas...— Tomó de su té y luego, con mucha delicadeza lo dejó en la mesa —Arthur y tu oficialmente son novios— Mis mejillas comenzaron a sentirse calientes y trague saliva.

—¡Oh! ¡Eso es hermoso, felicidades Andromeda!— Elizabeth exclamó muy feliz mientras dejaba de limpiar la mesa continua. King simplemente me sonrió.

—Ah... G-gracias— Sonreí y baje la mirada —Pero no es sólo eso... ¿Podemos hablarlo a solas?— Ella llegó a mi lado y ambas subimos las escaleras hasta llegar a su habitación. Suspire y cerré la puerta —Algo cambió, mírame y lo sabrás.

Sus ojos me analizaron y luego elevó su mentón con una mueca algo... Difícil de explicar —Ya veo.

—Trate de encontrar algo lógico ante el cambio, pero absolutamente nada puede provocar algo así ¿Cierto?— Ladee mi cabeza y suspire, sentandome en la misma cama que estaba su cuerpo de piedra.

—Puede que lo lógico no sea lo más lógico para encontrar la respuesta— Alce una ceja confundida por su respuesta —Te explicaré...

—Puede que lo lógico no sea lo más lógico para encontrar la respuesta— Alce una ceja confundida por su respuesta —Te explicaré

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Los cambios no siempre son malos.

𝘍𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢  "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora