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El comienzo de un tormento están diminuto como una ventisca.

Oslow comenzó a ladrar-bufar, hacia un lugar en específico

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Oslow comenzó a ladrar-bufar, hacia un lugar en específico. Mire a King, quien se veía confundido —¿Ah...? ¿Te convocan? ¿Pero quien?— Alce una ceja y traté de tocar a Oslow, pero este pareció gruñirme, por lo que me aleje.

—¡Espera! ¡King, Oslow se va!— Trate de tomar al perro por su pata, pero este se lanzó rápidamente en el portal. Dejándome sin tiempo de detenerlo, mire a King quien me miraba perplejo —¿Quién lo convocó?— El hada giro su cabeza mirando a sus espaldas y se puso el casco que llevaba consigo.

—¡Helbram! ¿¡Quién convocó a Oslow!?— Lo mire confundida, pero aún así me quede observandolo mientras veía al rededor por si pasaba algo —¿El otro mundo...? ¿Quieres decir la tierra de los muerto?— Volví mi mirada a él y suspire con pesadez, lo que decía no podía ser nada bueno. King comenzó a palidecer y preocuparse más.

—King...— Lo llamé, pero este estaba hablando con alguien que, al parecer, no podía ver yo. Toque su hombro y eso pareció relajarlo un poco.

—Entonces, la persona que convocó a Oslow es... ¿Uno de los muertos que volvió a la vida?— Sacudi mi cabeza negando por aquello y luego golpe su hombro para que por fin me explicara lo que pasaba —No... No puede ser, ¡No!— Se quito el casco mostrándome su rostro lleno de lagrimas y preocupación.

—King— Susurre su nombre abrazándolo —¿Qué es lo que está sucediendo?— Me separe y lo mire seriamente. Se limpio las lágrimas y sorbio su nariz.

—Tal parece que alguien a invocado a los muertos para que revivan, contaminando sus almas para provocar caos— Aquello me llegó como un golpe en el pecho, indicándome que la situación había empeorado.

—Y la persona que ha invocado a Oslow, es uno de ellos ¿Cierto?— Apartó la mirada, apretando su puño y comenzando a llorar —¿Quién?

—Mi hermana.

(...)

[Arthur]

—¡No puedes irte por separado!— Todos giramos hacia las escaleras donde King y Andromeda estaban bajando en una discusión que llamó la atención de todos —Al menos dejame ir contigo.

—Ya te dije que no— Ambos quedaron al pie de la misma y no parecían percatarse de que todos los estábamos escuchando —Iré solo, no es algo en el que te guste involucrarte.

—¿Y si quiero hacerlo? Yo te lo dije, tu mismo lo dijiste: nos necesitamos unos a los otros. No quieras irte por tu cuenta, yo voy contigo— Me puse de pie en cuanto escuche aquello y la llamé, haciendo que por fin ambos nos miraran a todos, quienes se habían juntado ante los gritos de ambos.

—¿Se van a ir por separado?— Preguntó Gil por los presentes, quienes tratábamos de al menos aligerar el ambiente entre ellos dos. Si algo sé muy bien, es que no deberíamos hacer enojar a Andromeda.

—¿Van a buscar a Diane?— Preguntó Meliodas. Me acerque a Andromeda, pero ella sólo me lanzó una mirada molesta, por lo que pare y suspire.

—Esa es una de las razones, pero hay otra cosa también— Respondió con molestia King —Tengo que ir sí o sí.

—Entonces iremos contigo— Propuso Meliodas.

—No necesito tu ayuda— Andromeda golpeó su hombro haciendo que King se quejara y tratara de golpearla, pero ella lo detuvo y luego lo empujó lejos de ella —¿No te dije? No confío en él.

—¿No te dije? Me vale una hectárea de...— Apretó su puño, haciendo que una ligera corriente de poder nos alertara a todos los presentes.

—Andromeda— La llame tomando por fin su mano. Ella sólo inhalo y exhalo desviando su mirada de King muy molesta.

—Bueno, bueno, bueno, bueno, eso es un problema...— Quise abrazar a Andromeda pero Merlín de detuvo, poniendo una mano en mi hombro.
La tensión ahora está invadiendonos a todos, y mucho peor la situación de que a Meliodas no le importo que King lo estuviera odiando.

—¡King! ¿¡Cómo puedes decir eso!?— Por fin, uno de nosotros explotó, siendo Gil quien le grito al rey hada —¿¡Qué pasó en la tierra de los druidas!? ¿En qué parte de Meliodas no confías?

—En todo— Respondió —No puedo creer que, ustedes realmente confíen en él— Andromeda soltó mi mano y luego se dirigió a las escaleras, alejándose de la situación.

Sin dudarlo la seguí. La última puerta, siendo mi habitación fue azotada y rápidamente corrí a esta —Andromeda— Toque la madera y la pude escuchar gritar. Haciendo que la taberna temblara y la mamá de Hawk se quejara —Oye, linda, dejame pasar— Trate de abrir la puerta, pero como si algo la estuviese protegiendo fui expulsado hacia la pared contraria.

—¿Esta todo bien?— Meliodas preguntó siendo acompañado por los demás detrás de él.

—Es sólo un berrinche— Comentó Merlín pasando de largo y me levanto —Dejenmelo a mi— Abrió la puerta, dejándome ver por unos segundos a Andromeda totalmente roja del coraje y las cosas alrededor de ella estaban levitando. Me quedé perplejo por aquello, si bien sabía los poderes de mi amada, jamás había notado aquellos que había visto hace un par de segundos.
Mire a los demás y luego suspire.

—¿Ella suele enojarse fácilmente?— Preguntó Howzer.

—No— Me acerque a ellos para esperar a Merlín.

—Bueno, una cosa si queda claro— Mencionó Meliodas —Nunca hay que hacer enojar a la pequeña Andromeda— Todos afirmamos aquello.
Mire la habitación y otro movimiento brusco nos hizo caer.

—Señor Meliodas ¿No cree que es mejor detenernos mientras esto se soluciona?— Propuso Elizabeth.

—Tienes razón Elizabeth, hay que dejarlas solas— Todos regresábamos a la parte de a bajo, mientras Meliodas salía a darle la indicación a la mamá de Hawk de que se detuviera.

—¿Qué está sucediendo allá arriba? Lo que sea que esté pasando detenganla, está lastimando a mi mamá— Me acerque a Hawk.

—Perdón Sir Hawk, Andromeda no suele descontrolarse de esa forma. Algo más fuerte está ocurriendo— Mire hacia arriba y suspire —Ella no lastimaria a nadie.

—Cómo sea, iré hablar con esa porcina— Lo mire confundido, mientras este subía las escaleras. Iría a detenerlo, pero le dijo porcina y nadie la puede insultar en mi presencia, así que, sea lo que fuera hacerle Andromeda al cerdo estaba bien, siempre y cuando no se pasara de lo debido.

 Iría a detenerlo, pero le dijo porcina y nadie la puede insultar en mi presencia, así que, sea lo que fuera hacerle Andromeda al cerdo estaba bien, siempre y cuando no se pasara de lo debido

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No es por un capricho, ni es un berrinche... Es el hecho de que sé que puedo hacer algo y me atan las manos.

𝘍𝘰𝘳𝘵𝘢𝘭𝘦𝘻𝘢  "ᴬʳᵗʰᵘʳ ᴾᵉⁿᵈʳᵃᵍᵒⁿ" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora