Las vegas

10 0 0
                                    


Capitulo 102:

Dos semanas después...

Ella no podía creer que estuvieran haciendo aquello. Era una total y completa locura. Brittany iba a asesinarla. Pero no podía dejar de sonreír. La felicidad que sentía en ese momento era más de lo que podía explicar con simples palabras. Lo miró. Él miraba fijamente al 'cura' que hablaba animadamente delante de ellos. Cada día que pasaba lo amaba más y más. Era increíble despertarse y tenerlo allí. Observarlo. Mimarlo. Hacer el amor con él. ¿Quién lo hubiera dicho? Hacía un poco más de un año atrás ella había tenido toda su vida planeada. Pero todo cambió en una noche. Las cosas se complicaron un poco, pero al final todo había valido la pena. Había aprendido una gran lección después de aquello. Nunca digas nunca.
Él giró la cabeza al sentirse observado, se encontró con su mirada dulce, llena de promesas y amor. Se veía hermosa en ese simple vestido blanco que habían comprado apenas aterrizaron en Las Vegas. Sí, Las Vegas. Estaban cometiendo la locura más hermosa del mundo. Estaban a punto de casarse a escondidas de sus familiares y amigos. Luego podrían hacer algo más formal con ellos. Pero en ese momento solo eran ellos dos. Amara había quedado al cuidado de todos sus abuelos. Ya no había peligro. No había miedo.
Estaba seguro que cuando volvieran y ellos vieran los anillos, pegarían el grito en el cielo. Principalmente Brittany. Pero no le preocupaba. Luego les darían un casamiento más formal. Ahora estaba loco, desquiciado por unirla a él de aquella manera.
—Todos creen que casarse en Las Vegas es más un chiste que otra cosa —habló el hombre. No era ni muy mayor y tampoco muy joven. Tenía una sonrisa tranquila y pasiva. Despertaba mucha confianza en los demás. Por eso Vanessa lo había elegido —Hay que tener valor para casarse aquí. Será la ciudad del pecado, y tendrá tantos secretos morbosos que harían sonrojar al mismo Satanás —Zayn rió levemente —Pero casarse en Las Vegas, también significa amor verdadero. Y lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Los anillos.
Zayn buscó rápidamente en el bolsillo de su saco. Sacó una pequeña cajita azul y la abrió. El cura tomó ambas alianzas y Malik tiró la cajita a un costado. Le dio la primera a Zayn.
—Ahora puedes decirle tus votos —le dijo el hombre. Zayn tomó su mano y la levantó. Sus propias manos temblaban levemente por lo nervioso que estaba.
—Yo, Zayn Malik , te elijo a ti, Vanessa Hudgens, como mi esposa, mi compañera, mi amante, mi amiga, como la madre de mi hija y mis futuros hijos —ella rió con lágrimas en los ojos —Te elijo para compartir el resto de lo que me quede de vida, por más complicadas que se vuelvan las cosas. Puede que hayamos comenzado con el pie izquierdo y haciendo las cosas realmente al revés, pero no me arrepiento de nada... de nada. Te amo.
Le colocó el anillo en el dedo anular y besó su mano. Los labios de ellas temblaban al igual que el resto de su cuerpo. Cuando era niña había soñado con una boda de lujo en un jardín privado, con más de quinientos invitados. Comida cara y lujosa. Con un vestido de diseñador totalmente extraordinario. Había soñado con carrozas y lirios blancos. Pero nada de eso se podía comparar con la boda que tenía ahora. Nada. Y no podía ser más perfecto que aquello.
Temblorosa, tomó el anillo de él. Tomó su mano y lo miró a los ojos.
—Yo, Vanessa Hudgens, te elijo a ti, Zayn Malik , como mi esposo, mi amor, mi protector, mi vida, mi futuro —las primeras lágrimas cayeron de sus ojos —Te elijo para envejecer juntos y seguir aprendiendo de la vida. Bendigo el día que te conocí. Y yo tampoco me arrepiento de nada. Te amo, mi amor.
Terminó de ponerle el anillo y como él lo había hecho también besó su mano.
—Ya no hay más nada que yo pueda decir —sonrió él cura. Ellos no podían dejar de mirarse —Solamente que los declaro marido y mujer. Puedes besar a tu mujer, muchachito.
Zayn rió y tomó su bello rostro con ambas manos, para acercarla más él y terminar con aquel pequeño ritual. Nunca se cansaba de besarla. Era increíble. Cada día que despertaba y ella estaba entre sus brazos, se preguntaba si aquello no era más que un sueño.
La besó con pasión, sin importarle el resto de las parejas que estaban esperando en la fila para casarse detrás de ellos. Pero entonces todos comenzaron a aplaudir y festejar. Ella sonrió bajo sus labios y se alejó un poco para mirar a la gran multitud de futuros maridos y mujeres que los observaban.
Volvieron a mirarse. Él aun no soltaba su rostro.
—¿Qué se siente ser la señora de Malik ? —le preguntó.
—Mmmm, no sabría explicarlo con palabras —se mordió el labio inferior y lo miró seductoramente —Aunque podría mostrártelo.
—Ah, ¿si? —inquirió haciéndose el sorprendido —¿Cómo?
—No puedo decírtelo aquí. Tiene que ser en privado —murmuró.
Él la miró divertido y luego se inclinó un poco para alzarla en brazos. Vanessa rió divertida mientras rodeaba su cuello con los brazos.
—¡Abran paso que aquí va un hombre directo a su noche de bodas! —exclamó.
Todos volvieron a aplaudir y los despidieron con buenos deseos y una que otra recomendación para la noche de bodas.
Vanessa lo miró a la cara mientras él la cargaba a través de todo el hotel como si ella no pesara nada. No la bajó ni siquiera cuando entraron en el ascensor.
—Mucho gusto —le dijo. Él la miró —Soy Vanessa Hudgens, secretaria.
Él sonrió al recordar como se habían presentado la primera vez.
—Zayn Malik —dijo él —Mecánico de autos y motos, ¿crees que nosotros dos podríamos tener un encuentro privado?
Ella tomó su mano y la levantó.
—¡Pero eres casado! —exclamó simulando sorpresa —Maldita la chirusa que te atrapó. Aunque quizás ella nunca lo sepa...
—Podríamos echarle la culpa al alcohol —asintió él. Vanessa rió divertida.
—Yo también soy casada —dijo y levantó su mano, mostrando su brillante anillo —Debería darnos vergüenza.
El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Zayn salió disparado hacia la puerta de su habitación. Sin bajarla buscó la tarjeta en su bolsillo y abrió la puerta.
—¿Vergüenza? —inquirió mientras ingresaba con ella en brazos —Vergüenza debería darte haberte presentado como Vanessa Hudgens. Eres mía ahora. Y ahora mismo me encargaré de recordártelo y que no se te vuelva a olvidar.
Ella soltó una risita nerviosa, mezcla de diversión y expectativa. Él la bajó con cuidado y se paró derecho frente a ella. Vanessa podía sentir los latidos de su corazón en la garganta. Él se veía peligroso, decidido a tomarlo absolutamente todo de ella.
—¿Qué esperas? —la pregunta salió murmurada de sus labios. Le costaba hablar, estaba tan agitada.
Unos segundos después ella era apoyada contra una de las paredes de la habitación y su bonito vestido era casi arrancado de su cuerpo. Comenzó a luchar para quitarle el saco y la camisa. Estaba tan desesperada por sentirlo que no podía pensar con claridad.
Sus labios se encontraron, besando y exigiendo el uno al otro. Tratando de robar voluntades, de imponer mandatos. Él sabía a vino dulce y hombre salvaje, tomando el aire de ella, haciéndole perder la razón. Sus manos se movían sobre su cuerpo, buscando respuestas, exponiendo piel. Ella no tenía ninguna duda de a quién pertenecía. Pero tampoco iba a protestar por cada vez que él quisiera 'recordárselo'
Zayn soltó sus labios y bajó sus besos a su cuello. Ella olía a la más perfecta lluvia de primavera. No podía esperar más, la necesitaba. Necesitaba alcanzar ese lugar en dónde solo podía pensar en ella.
—Vas a acabar conmigo, amor —murmuró agitado.
—Por favor, Zayn, no me hagas esperar... no más preparativos, los odio —jadeó cuando él arrancó de su cuerpo lo que quedaba de ropa interior. Él aun estaba casi completamente vestido. Su saco estaba en el suelo y su camisa, que había perdido varios botones, estaba entreabierta.
—No va a ser bonito —gruñó.
—Nadie aquí quiere que lo sea —dijo ella entre dientes, mientras metía las manos entre ellos y buscaba el cierre de sus pantalones. Lo miró a la cara. Él tenía la mandíbula tensa, los ojos ardiendo con deseo. Su respiración pesada y caliente acariciaba sus labios —Tú siempre queriendo ser delicado. Odio eso, te odio cuando lo haces. Me dan ganas de golpearte hasta que entiendas que no soy una princesa.
—¿Tú quieres golpearme? —inquirió divertido.
El sonido del cierre siendo bajado irrumpió entre sus respiraciones. Él tomó sus manos, agarrando sus muñecas. Ella tomó su labio inferior y lo mordió. Zayn gruñó y el control del que tanto se enorgullecía de tener, se perdió. En un rápido movimiento la levantó del suelo. Ella jadeó sorprendida pero al instante rodeo sus caderas con ambas piernas. Aquello fue rápido y glorioso. Él entró en ella en un solo movimiento. Un grito ahogado rasgó su garganta mientras se agarra a sus hombros con fuerza. Su cuerpo no estaba del todo preparado. Recibirlo había sido una dulce mezcla entre el dolor y el placer. Él la llenaba completamente, quemando en su interior, estirándola. Aquello era tan sublime y a la vez terrenal. Ella se forzó a hablar. Lo miró a la cara, él apretaba los dientes. Vanessa se movió un poco, robándole un gemido puramente masculino.
—Sí, quiero golpearte. Quiero zurrar ese bonito trasero que tienes —logró decirle. No reconocía ni su propia voz. Sonó muy sensual incluso para sí misma.
—Eso lo veremos —dijo entre dientes y tomó sus labios mientras comenzaba a moverse en su interior.
Le robó el aire, el sentido, la fuerza, el corazón y el alma. Todo. Ella solo se lo dio todo. Aferrada a él como si su vida dependiera de ello, se entregó completamente a las sensaciones de su cuerpo empujando tan salvajemente dentro del suyo. Él estaba realmente marcándola. Jamás podría olvidarse de la sensación de su cuerpo allí.
Zayn a penas podía pensar, el sudor cubriendo su rostro y cuerpo aun completamente vestido, mientras observaba las facciones femeninas totalmente placenteras. Sus labios gemían su nombre una y otra vez, volviéndolo cada vez más loco y desesperado. Sus uñas clavándose en sus hombros. Aquello era tan jodidamente real que daba miedo.
Entonces ella explotó a su alrededor, mordiéndolo en el hombro para apaciguar los gritos. Y él no pudo esperar mucho más. Ronco, grave, su nombre fue arrancado de su boca, mientras sus manos se hundían en sus caderas para sostenerla y darle hasta lo último que había en él.
Pareció una eternidad, pero solo fueron unos cuantos segundos, hasta que recuperaron el control de sus cuerpos. Él aun profundamente dentro de ella, sintiendo las replicas de su llegada, la despegó de la pared y caminó unos pocos pasos hasta caer sobre la enorme cama.
Vanessa gimió casi adormilada mientras él se levantaba de ella y abría las sábanas para meterla dentro. Se terminó de quitar la ropa desabrochada, las medias y los zapatos. Luego se acostó a su lado y los tapó a ambos. Ella se acomodó contra él al instante. Aun tratando de normalizar su respiración.
—Si eso no fue bonito, yo soy una monja —dijo ella divertida.
Él rió y metió una mano entre sus cabellos. Tirando suavemente hacia atrás, hizo que ella lo mirara. Sus ojos mostraban total y completa satisfacción. Sus labios hinchados por los fuertes besos, el nacimiento de sus cabellos levemente húmedo por el sudor del esfuerzo. Era hermosa.
—Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas —le dijo y besó suavemente su boca.
—Aunque podríamos repetirlo en Nueva York —agregó.
—Tal vez —rió y besó su frente para luego cerrar los ojos —No creo que eso sea tan complicado.


FIN.

Camila.

Es ComplicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora