Y casi, casi es un beso

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Capitulo 29:


—Déjala en paz —repuso Vanessa divertida, cuando Miley ya salió completamente de la sala. Zayn se giró a verla y se sentó a su lado —Tiene todo el derecho a hablar todo lo que quiera con su novio.
—Claro, eso lo dices porque no va a llamarte a ti cuando la cuenta de su celular alcance los 200 dólares, y papá se niegue a pagárselos.
Vanessa rió por lo bajo.
—Así que... el hijo de superman, ¿no?
—Oh, Dios, no puedo creer que te haya contado eso...
—Ya creo yo que sí. Eras un rebelde.
—No, no lo era —aseguró —Solo tenía una gran imaginación. Y me gustaba creer que yo era el hijo perdido de superman.
—Eras una cosita muy tierna...
—Aun lo soy —dijo él con aire galante. Vanessa lo miró entrecerrando los ojos. Zayn soltó una pequeña carcajada —Bien, solo bromeo contigo. Me gusta tomarte el pelo.
—Sí, me he dado cuenta.
—¿Qué te dijo, Miley? —preguntó cambiado radicalmente de tema.
—Solo que no estaba molesta conmigo, y que tú eras el único culpable... creo que dijo algo de idiota, pero no estoy segura.
—Espero que eso se te haya escapado...
Ella se mordió el labio para evitar sonreír y Zayn miró aquel gesto que era tan común en ella. Vanessa buscó su mirada hasta que la encontró.
—Zayn, tu madre es una mujer... —dejó de hablar al sentirse un poco ¿tonta? No sabía bien como explicarlo —Es... es hermosa. Ahora entiendo por qué sonríes como tonto cada vez que hablas de ella o de tu familia.
Él la observó atentamente.
—Te dije que venir era una gran idea —dijo y se acercó un poco más a ella. Vanessa dejó de respirar ante su cercanía. El moreno levantó una mano y acomodó un mechón rebelde de ella detrás de su oreja —Ahora eres parte de esta familia, ¿sabes?
—¿Si? —inquirió con voz estrangulada.
—Claro que sí —asintió hablando en un susurro —Y yo voy a cuidarte, Vanessa.
—Zayn... —murmuró y sus ojos se volvieron cristalinos. Él estaba tan cerca que el corazón le latía con fuerza. Su respiración le caía cerca del mentón.
Él tenía que alejarse, sino estaba seguro de que iba a cometer una estupidez.
—¿Vas a dejar que te cuide? —le preguntó. Apoyó su palma contra la suave mejilla de ella. Vanessa asintió levemente mientras retenía las lágrimas.
—Ajá —esa fue su respuesta. Zayn pudo notar las emociones que afloraban en aquellos hermosos ojos marrones. Podía ver el miedo, la inseguridad, hasta algo de alegría.
—Todo va a estar bien, morena, te lo prometo.
Entonces acercó su rostro un poco más. Los labios masculinos rozaron suavemente los femeninos. Ella dejó escapar un suave suspiro a la vez que sus ojos se cerraban.
—La comida está...
Dejó de hablar al entrar y verlos allí, uno tan cerca del otro. Ellos se alejaron rápidamente y Zayn miró hacia donde estaba parado su querido hermano.
—Chace...
—Lo siento —se apresuró a decir él y rió nervioso —No pensé que estarían 'hablando', no quería interrumpirlos —volvió a sonreír. Zayn lo miró asesinamente —Solo venía a avisarles que la cena ya está lista.
Salió al instante apenas terminó de pronunciar aquellas palabras. Vanessa se puso de pie y se llevó, nerviosa, la mano al pecho. Su corazón latía aceleradísimo. Sintió un pequeño calor en sus mejillas y se dio cuenta de que se había sonrojado.
—Vanessa, lo siento, yo...
—No pasa nada, Zayn, nada —se apresuró a decir y nerviosa caminó hacia la puerta por la que se había ido Chace.
—Pero...
—Todo está bien, tranquilo —dijo sin mirarlo —Vamos a cenar.
Salió de allí dejando a Zayn completamente enojado, desconcertado, apenado, enojado de nuevo. Lo que estuvo a punto de suceder en aquel cuarto fue completamente un error. ¿Qué era lo que él estaba haciendo, maldita sea?
—Soy un imbécil —dijo entre dientes.
Se puso de pie y salió de allí con la mente trabajando a mil por hora. En el living todos estaban sentados en la mesa. Vanessa se había sentado al lado de Miley, mientras el único lugar libre que le quedaba a él era frente a ella. Sin decir nada caminó hacia allí y se sentó.
David entró con una gran bandeja desde la cocina, y se acercó a la mesa para colocarla en el centro. Vanessa observó el enorme pedazo de carne que desprendía un riquísimo aroma. Pero ella no sintió hambre o ganas de comer. Se le había cerrado el estomago.
—Eso se ve delicioso, papá —dijo Miley y miró a Vanessa —Te aseguro que mi padre es un gran cocinero...
—¿Y yo? —preguntó Trish haciendo un leve puchero. Vanessa sonrió.
—Claro que mamá no tiene competencia —dijo Miley —Iba a decir eso, madre, pero me interrumpiste.
Trish sonrió y le pidió el plato a Vanessa.
—Y Vanessa, cuéntanos, ¿estás mejor, verdad? Nos diste un gran susto el otro día...
—¿Qué pasó el otro día? —preguntó Miley.
David la miró y se dio cuenta de que había metido la pata. Miró a Zayn en busca de ayuda.
—Vanessa tuvo unos pequeños dolores, y tuvimos que llevarla al hospital.
—Oh, Dios santo —dijo Miley y la miró —¿Estás bien, verdad? ¿El bebé está bien?
Vanessa se sintió nerviosa. Era la primera vez que se nombraba el tema del bebé tan abiertamente. Aquella familia era tan extraña.
—Sí, estamos bien —le respondió al fin —Solo fue un susto, nada más.
—Debería matarte, Zayn —le aseguró a su hermano —Creo que vas a tener que hacer mucho merito para que te perdone por no haberme dicho.
—Ya, cielo —le dijo David —Luego matas a tu hermano, déjame hablar con Vanessa. ¿Ya te hiciste una ecografía?
—Me hicieron una en el hospital para ver como estaba el bebé, pero yo no lo vi. Y no, todavía no fui al obstetra.
—¿Y cuando iras?
—Mañana —respondió Zayn.
Ella lo miró por primera vez desde que él se había sentado en la mesa. Se sentía tan confundida. Quería salir corriendo de ese lugar. Quería agarrar algo y tirárselo por la cabeza, pero no estaba segura del por qué.
—¿Mañana? —inquirió Trish.
—Cancelé el turno de mañana —le informó.
—¿Por qué? —preguntó Zayn confundido.
—Porque voy a cambiar de médico. Voy a ir con el que me recomendó el doctor Salinas.
—Pudiste haberme avisado, ¿verdad?
—¿Perdón? —dijo ella, ni que él fuera su padre.
Trish colocó su plato con comida frente a Vanessa. Miraba atenta la conversación entre ellos dos mientras seguía sirviendo.
—Sí, no me avisaste. Tal vez podrías tenerme más en cuenta la próxima vez... que yo sepa, soy el padre ¿no?
Vanessa lo miró con cierto odio. ¡Diablos que odiaba su lado posesivo!
—Sí, eres el padre —le contestó —Pero yo soy la madre...
—¿No pensaste que tal vez no me agrade la idea de cambiar de médico?
—No me importa si no te agrada...
—¿No? —dijo él.
—No, para nada.
—Pues debería.
—¿Por qué? —preguntó ella —No vas a ser tú el que va a tener que parir dentro de nueves meses, y quiero un buen médico que me monitoree. El doctor Salinas dijo que este médico era de su entera confianza.
—¿Y ahora resulta que el doctor Salinas lo sabe todo?
—Sí, lo sabe todo...
—Bueno —habló Trish calmadamente y colocó un plato con comida frente a Zayn —¿Qué les parece si comemos antes de que se enfríe?
Zayn y Vanessa se echaban chispas por los ojos.
¿Cómo es que habían llegado a ese estúpido punto de discutir por un médico frente a toda la familia de él?
Empezaron a comer. Zayn miraba fijamente a Vanessa y ella también lo miraba a él. No se iba a dejar intimidar por esos ojos profundos que hacían que hasta el diablo temblara. No. Ya nadie iba a manejar su vida, ni sus decisiones. Ni siquiera el padre de su bebé. Y si tenía que presentarle batalla a Zayn Malik, iba a hacerlo sin ningún problema.

Camila

Cuento con su ☆

Es ComplicadoWhere stories live. Discover now