Mudanza

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Capitulo 34:

—¡Esa es la última! —exclamó Vanessa asomándose por la puerta de su futuro ex departamento.
—¿Estás segura? —le preguntó él mientras terminaba de colocar una caja dentro del ascensor. Hacía aproximadamente cinco horas que había comenzado con la mudanza.
—Sí, estoy segura —asintió.
—Bien, le bajo esto a Niall y ya subo...
Vanessa asintió creyendo que él la veía e ingresó al departamento. Nada quedaba dentro de él, nada. Se veía tan enorme sin todos esos lindos muebles que ella misma había escogido y acomodado.
El día que había entrado por primera vez a ese lugar volvió a su mente. La única diferencia que había ahora es que en ese momento llegaba y ahora se iba. Se iba porque su propia familia le había dado la espalda.
Pero a pesar de todo, las cosas no estaban yendo mal. Zayn y su familia la hacían sentir segura. Los Malik la llamaban casi todos los días para preguntarle como estaba y si necesitaba algo. También estaba su mejor amiga y su primo. Con todos ellos sabía bien que no estaba tan sola como creía.
Soltó un pequeño suspiro y comenzó a recorrer todo para cerciorarse de que no dejaba nada allí. Entró a la cocina y revisó todas las puertitas de la pared. En aquella cocina había aprendido a cocinar comida sana. Sonrió al recordar la primera vez que lo intentó y casi quemó todo por un simple huevo frito. Salió de allí y fue hacia el baño, tampoco se olivaba de nada allí. Entonces caminó lentamente a lo que había sido su habitación. Abrió la puerta y la nostalgia la invadió. Realmente le gustaba su pequeño departamento. Se sentía cómoda y contenta allí. Pero no iba a quedarse. Por nada del mundo.
Se llevó la mano al vientre. En los últimos dos días su bebé ni siquiera se había hecho notar. No tuvo nauseas, tampoco mareos y esos repentinos cambios de humor. Simplemente era como si no estuviera en cinta. Buscó aquel tranquilizador latidito hasta que lo encontró.
—¿Qué te pasa, cosita? —le preguntó —No has hecho nada en estos días, ¿estás bien?
Los latiditos se intensificaron. Vanessa sonrió. Jamás creyó que se podría querer a alguien que todavía no conocías. ¿Era eso a lo que llamaban amor de madre? Un amor tan ciego que todo lo perdona. Un amor que a veces se equivoca y que piensa que tiene razón cuando no es así. Un amor que se enoja dos segundos y después vuelve a amar. Volvió a sonreír.
—¿Vanessa? —escuchó que él la llamaba.
—Aquí estoy —le contestó.
Miró una vez más la habitación vacía y cerró la puerta. Se pasó las manos por los ojos, y caminó hacia la sala. Casi choca con Zayn al doblar en la esquina.
—¿Estás bien? —le preguntó él sosteniéndola levemente de los hombros.
—Sí, estoy bien —aseguró.
—¿Segura, verdad? —insistió —Creo que estás algo pálida...
Ella sonrió y negó con la cabeza. En los últimos días había aprendido lo muy protector y algo exagerado que él era. La noche que habían ido al cine después de la casa de sus padres, casi había intentado llevarla en brazos hacia las butacas para que no bajara las escaleras. Luego, cuando ella se había puesto a llorar con la muerte del pequeño Dobby, él la había consolado diciéndole que le compraría uno parecido. Cada día que pasaba conocía más a ese hombre que a veces la hacía sentir extraña. Él era divertido y hasta dulce. Era una de las personas más sociables que ella había visto en su vida. Y al parecer le caía bien a todo el mundo.
Aun no conocía su casa, ni tampoco el taller. Pero había pasado un par de veces por lo que sería su nuevo barrio y como Brittany le había comentado todos hablaban maravillas de Zayn y Niall. No solo como mecánicos, sino como personas.
—Ya deja de ser exagerado, Zayn, estoy bien.
—Bueno —suspiró él y la soltó —El camión de la mudanza ya partió con Niall hacia casa. Brittany está allá esperándolo. Nosotros nos vamos en mi auto.
—Perfecto —dijo ella —Solo voy a llamar al abogado de Anthony para decirle que le dejo las llaves a Wolfgang.
—¿No quieres que hable yo? —preguntó.
—No, gracias, yo lo haré.
—No quiero que te pongas nerviosa, ni nada por el estilo.
—Un día voy a golpearte, ¿sabias?
Él hizo una exagerada mueca de sorpresa.
—¿Por qué? Si a mí solo me gusta cuidarte...
—Porque eres un pesado —rió.
—Malvada, ya vas a venir a rogar para que te proteja. Y ahora te espero abajo, por favor, no tardes.
—Está bien.
Zayn salió del departamento y Vanessa oyó como bajaba las escaleras. Soltó un suspiro.
A partir de ese momento ya no tendría nada que ver con los Vanessa. Para ella, ellos ya no existían. Jamás iban a saber de ella. Por lo menos de su boca. Pero sabía que podían sacar información de Brittany o de Nick.
Miró por última vez la sala. Tomó su cartera del suelo y caminó hacia la puerta. Sin mirar atrás, cerró. Era hora de comenzar de nuevo.
Mientras bajaba habló por teléfono con el abogado de su abuelo, y le informó que el departamento ya estaba vacío y que le dejaba las llaves al encargado.
Antes de salir completamente del edificio se despidió de Wolfgang. Lo abrazó y le deseó lo mejor.
—Esté edificio no será lo mismo sin ti —le dijo él cuando ella lo soltó.
—Voy a extrañarte, Wolf, eres el mejor encargado de todos.
—Que tengo una buena vida, niña. Le aseguro que todo va a mejorar.
—Gracias —murmuró y le dio las llaves —Seguro que vendrá un hombre llamado Arnold a buscarlas. Por favor, déselas.
—Claro que sí.
Se despidieron una vez más y Vanessa caminó a paso rápido hacia el auto gris que la esperaba allí. Se subió y mantuvo la mirada al frente.
—Vamos, por favor —le pidió al moreno.
Él asintió y arrancó. Se mantuvieron en silencio. Zayn la miró, sabía que ella se estaba aguantando las ganas de llorar. Hacía varios días que lo llevaba haciendo. Aunque ella no se diera cuenta, él la observaba mucho. Le gustaba mirarla. Pero le gustaría verla sonreír más.
Si Vanessa era linda cuando no sonreía, cuando lo hacía era simplemente... más que hermosa. Pero las sonrisas de verdad salían poco de ella. Era como si la tristeza la consumiera. Y él ya no quería más eso.
—Te aseguro que mi casa es linda, Vanessa—le habló.
Ella giró la cabeza para mirarlo. Entonces comenzó a reír. Zayn la miró realmente confundido. ¿De qué se reía? ¿Acaso había dicho algo gracioso?
Vanessa levantó una mano y tocó su mejilla. Zayn se paralizó ante aquel suave contacto. Estaban detenidos en un semáforo. Ella no dejaba de reírse...
—Eres tan tierno —le dijo mientras se calmaba —Y estás algo barbudo...
Movió la mano sobre su firme mandíbula.
—Yo... —titubeó —Voy a afeitarme mañana.
—No te preocupes —le dijo —Me agrada tu barba.
Dejó de tocarlo y miró al frente de nuevo. El semáforo cambió a verde y Zayn arrancó.
—¿Puedo preguntar de qué te reías?
—Es que me pareció tierno que me dijeras: Mi casa es linda, Vanessa —trató de imitar su voz grave —Crees que yo estoy preocupada por eso, y no es así. Estoy segura de que tu casa es linda y no importa si no lo es. No hay nada que una buena decoración no pueda arreglar. Y a juzgar por lo horrible que era tu habitación... creo que voy a tener que hacer muchas cosas.
Él rió y como si fuera algo natural estiró el brazo y le dio una suave palmada en una pierna, dejó descansar la mano allí unos segundos. La miró a los ojos sin dejar de sonreír.
—Mientras no la vuelvas una casa de muñecas, puedes hacerle lo que quieras.
—Jamás deberías decirle eso a una mujer —le aseguró.
—Lo sé, pero voy a depositar toda mi confianza en tu buen gusto. Creo que le vendrá muy bien un cambio a mi cuchitril. De ahora en más... nuestro cuchitril.
—Me alegra mucho oír eso, señor Malik.
Se quedaron en silencio de nuevo. Vanessa miraba concentrada por la ventana e iba contando los árboles que veía.
—Vanessa —la llamó.
—¿Sí? —le dijo y se giró a verlo.
—¿Crees que voy a ser un buen padre?
Ella sonrió levemente, sitiándose enternecida
—Claro que sí, tonto. Serás un gran padre.

Camila

Es ComplicadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin