El secuestro

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Capitulo 96:

'Vanessa... alguien... alguien se llevó a nuestra hija'
No. No. No. No. No. Aquello era una pesadilla, y en cualquier momento iba a despertarse en los cálidos brazos de Zayn. Él la abrazaría y le diría que solo había estado soñando...
Pero el dolor era tan aplastante, tan intenso, que no podía ser algo irreal. Se habían llevado a su hija, a una parte de ella. Y junto a ella se llevaron a Trish. David recibió un disparo en el hombro, pero ya estaba fuera de peligro. Chace no dejaba de llorar como un niño. Miley también lloraba, pero en los brazos de Nick. Niall y Brittany se ocupaban de las cosas que ella no podía hacer, como hablar con el detective y los agentes que estaban por todos lados. Su madre y John no estaban en el país, pero habían recibido la noticia y estaban volviendo.
Ya habían pasado cuatro horas y aun no tenía noticias de su hija y de Trish.
Miró a su alrededor, el dolor incrustándose en su pecho con fuerza. Quería a su pequeña, abrazarla, mirar sus ojos miel, respirar su aroma. Era tan solo un angelito. En ese momento podría tener miedo, frío... hambre. Un sollozo escapó sin control de sus labios. Alguien se arrodilló frente a ella, tomándola de los hombros la arrastró contra su cuerpo para abrazarla. Vanessa reconoció el abrazo de su mejor amiga.
—Vanessa —murmuró la rubia —Dios mío, yo no sé que hacer...
—Me muero, Brittany, me muero si le hacen algo.
—Piensa... —se aclaró la garganta para poder hablar. Ella al igual que todos tenía un nudo en medio del pecho —Piensa que no está sola... se llevaron a su abuela con ella. Trish no va a dejar que le hagan daño.
—¿Por qué pasa esto, Britt? —preguntó con la voz estrangulada. No podía respirar. No podía pensar.
—Todo va a salir bien...
El sonido del teléfono retumbó en cada rincón de la casa. Vanessa se alejó rápidamente de Brittany y corrió hacia el mismo. Se detuvo un instante para mirar al detective que había tomado el caso. El hombre le hizo un leve asentimiento con la cabeza. Tomó el teléfono con manos temblorosas
—¿Hola? —contestó.
—Tenemos retenidas a tu suegra y a tu hija. Queremos 1 millón de dólares por ellas. Tienes 48 hs para juntar el dinero.
—Por favor —se animó a hablar —es un bebé... no... no le hagan daño. Yo... yo haré lo que quieran... solo devuélvanme a mi hija,
—Junta el dinero y la tendrás —dijo la voz, que estaba claramente distorsionada.
La llamada se cortó. Ella se quedó con el teléfono pegado a la oreja, el corazón acelerado. Apoyó el aparato en su lugar y miró a su alrededor buscando a la única persona que necesitaba desesperadamente en ese momento.
Zayn estaba parado en la otra punta de la habitación. Tenía los ojos rojos, había llorado, pero ella no lo había visto. Se miraron fijo. Después de que él había recibido la noticia y el caos se había desatado, no se había acercado a ella. Se había vuelto una especie de robot que iba de un lado al otro con un teléfono celular en la mano. Todos la habían consolado, menos él. Y no entendía por qué...
—Sin dudas estamos al frente de un secuestro —habló el detective —Tenemos la comunicación grabada. Haremos todo lo posible por intentar rastrear desde donde fue hecha la llamada. Todo saldrá bien, señorita Vanessa. Lo único que se puede hacer ahora es esperar.
Vanessa asintió y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. Pidió permiso y escapó hacia la habitación dónde dormía su bebé. Se dejó caer al lado de la pequeña cunita color rosa bebé que su madre había mandado hacer. Tomó la pequeña almohadita y la apretó contra su rostro. Olía a ella. Rompió en llanto nuevamente.
¿Quién podría hacer algo así? Debía ser algún enemigo de su abuelo. Alguien que sabía que él había muerto y que ella era la única heredera de todo. Maldijo el dinero, maldijo profundamente a su abuelo por haberle dejado todo. La vida de su hija y de Trish ahora dependían solo de ella.
La puerta de la habitación se abrió y alguien ingresó. Ella se quedó quieta en su lugar, con la almohadita cerca, los ojos cerrados, tratando de llorar en silencio.
Él se acercó lentamente. Su corazón se estrujó cuando pudo ver como estaba ella. Vanessa abrazaba con fuerza una pequeña almohada blanca. Sus ojos acumularon lágrimas. Se inclinó frente a ella. Estiró la mano para tocarla, pero la retiró.
—Lo siento tanto —dijo él. Vanessa abrió los ojos al escucharlo. Lo miró fijo. Estaba ahí frente a ella, las lágrimas caían por sus mejillas —Perdóname, Vanessa, todo esto es mi culpa... yo tuve que haberlo previsto. Yo...
Él no pudo seguir hablando, las palabras quedaron mudas por su incontenible llanto. Ella jamás lo había visto así. Tan frágil, tan humano. Se acercó rápidamente a él para abrazarlo. Zayn la envolvió fuertemente con sus brazos, pegándola más a él, escondiendo el rostro en su cuello. No se había acercado antes a ella porque tenía miedo y culpa. Porque todo era su culpa. Él sabía que algo malo iba a suceder luego de la muerte de Anthony, ya que Vanessa heredaría absolutamente todo. El dinero era algo malditamente poderoso y atrayente para la gente codiciosa. Y alguien había directamente por el punto débil de ambos. Su hija. Pero no solo era Amara, su madre también estaba en el medio. Trish, la madre perfecta, la abuela incondicional. Abrazó más fuerte a su mujer, compartiendo el dolor que ambos sentían. La angustia. Estaba desorientado.
Pero había algo de lo cual estaba completamente seguro. El que estaba detrás de todo esto era Robert Hudgens. Lo podía jurar. Incluso se lo había dicho al detective, pero le había pedido que no le comentara nada a Vanessa. Sería demasiado para ella.
—¿Por qué me pides perdón? —murmuró ella —Esto no es tu culpa, Zayn...
Él cerró los ojos y la dejó consolarlo. La amaba tanto...
—No he sido un buen hombre de familia. No he cuidado bien a mi familia.
—Zayn —suspiró ella —Eres un padre maravilloso y eres un compañero incondicional y honesto. Esto no pasó por tu culpa, jamás vuelvas a decir eso.
Él se alejó un poco, solo para tomar su rostro con ambas manos. Con los pulgares secó las lágrimas que estaban estancadas en sus mejillas y luego depósito un suave beso en sus labios.
—Te prometo que voy a encontrarla... voy a encontrarlas a ambas y voy a traerlas sanas y salvas. Y todo estará bien. Y tú te casaras conmigo.
Una sonrisa temblorosa asomó en los labios femeninos.
—¿Qué clase de proposición es esa? No fue nada romántico.
—No fue una proposición y tampoco una pregunta. Te estoy exigiendo que lo hagas. Cuando todo esto acabe, tú, Vanessa Hudgens, escaparás conmigo y con nuestra hija hacia el oeste para casarnos en Las Vegas. Solo nosotros tres...
—¿Acaso quieres que Brittany me mate por no avisarle y que sea mi madrina de bodas? —inquirió mientras acariciaba su rostro.
—Brittany va a tener su oportunidad. Pero yo no puedo esperar más.
Ella buscó sus labios con los ojos cerrados.
—Acepto —susurró.

Trish Malik miró a su alrededor. No sabía donde estaba, y tampoco estaba segura de cuanto tiempo llevaban ahí. Miró a la pequeña que estaba en sus brazos. Amara dormía, después de haber llorado varios minutos en busca del olor de su madre. Pudo calmarla gracias a que tenía un biberón preparado en el bolso con la leche de Vanessa. Pero la pequeña aun buscaba a la morena. Volvió a mirar a su alrededor. La habitación estaba bien decorada y era espaciosa. Tenía una enorme cama en el medio. Pero no había ventanas. No había donde escapar. Cerró los ojos y pensó en sus hijos, pensó en David. Al instante las lágrimas volvieron a ella. David... le habían disparado cuando él intentó defenderlas. Se le cortó la respiración. ¿Y si lo habían matado? ¿Y si esa bala había matado al amor de su vida?
Se sentó lentamente en el borde de la cama. El día había sido maravilloso junto a David y su nieta. Habían ido al parque. David y ella habían revivido junto a la pequeña, la época en la que sus hijos eran unos bebés regordetes que dependían exclusivamente de ellos.
Almorzaron juntos y Chace se había unido a ellos. Cuando la hora acordada para llevar a la pequeña a casa de hijo y Vanessa llegó, Chace se había ofrecido a llevarlos. Subieron al auto, todo era muy tranquilo. Trish colocó a la pequeña en el asiento para bebes y se sentó a su lado, mientras David y Chace iban al frente. Los había observado hablar. Eran tan parecidos. Eran tan hermosos. Pero entonces un auto se cruzó en su camino. Chace intentó esquivarlos. Trish tomó el bolso y alzó a la pequeña. Cinco hombres bajaron de una camioneta y se acercaron con armas. Abrieron la puerta en donde se encontraba ella. David se bajó, al igual que Chace, forcejearon. Otro hombre encapuchado se acercó a ella.
'—Dame a la niña —le había dicho. Trish la había apretado contra su pecho'
'—No vas a llevártela sin mí —le dijo. Entonces el hombre las sacó a ambas'
Ella comenzó a forcejear y a resistir. David la observó, intentó acercarse a ellas. Trish recordaba la desesperación en su mirada. Y luego uno de esos hombres disparó contra él. Todo su mundo se congeló en ese momento, mientras era arrastrada dentro de un auto con la pequeña en brazos.
Salió de los recuerdos al sentir que alguien abría la única puerta que había en la habitación. Se puso de pie y acercó a Amara más a su cuerpo. No iba a dejar que nadie la tocara. Sus ojos se abrieron bien cuando reconocieron a ese hombre.
—Usted —murmuró ella.
—Es bueno conocer a la suegra de mi adorada hija —sonrió él —Y también es muy bueno conocer a mi pequeña nieta.

Camila.

Es ComplicadoWhere stories live. Discover now