Mejor tarde que nunca

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Capitulo 45:

Vanessa divisó a John y aceleró el paso. Zayn iba callado tras ella, pisándole los talones. Su presencia la tranquilizaba, y estaba realmente agradecida de que hubiese decidido acompañarla.
—John —lo llamó.
Él giró ante el sonido de su nombre y una suave sonrisa curvó sus labios. Ella se desesperó ante la tristeza que vio en sus ojos. No estaba bien. Parecía derrotado, cansado.
—Sabía que ibas a venir, pequeña —dijo y cuando ella estuvo cerca la abrazó.
Vanessa cerró los ojos y lo dejó hacer. De verdad hubiese deseado que ese hombre fuese su padre. Se alejó de él y lo miró. John miró detrás de ella.
—Oh, los presento —dijo haciéndose a un lado —John, él es Zayn Malik... un amigo...
—El padre del bebé —no era una pregunta. Ella tragó saliva.
—Lo sabes —dijo. Tenía la pequeña esperanza de que no supiera nada de su situación actual.
—Lo sé todo, pequeña, todo —aseguró —Y siento mucho que hayas tenido que pasar por tantas cosas... si solo lo hubiese sabido antes... no hubieras pasado por nada de eso.
—Le aseguró que hice todo lo que estuvo a mi alcance para protegerla a ella y al bebé en camino, señor —dijo Zayn mientras le estrechaba la mano. John sonrió levemente.
—Me gusta tu actitud, muchacho —le dijo. El moreno lo miró confundido.
—Pero ya —dijo ella poniéndose en medio de ambos de nuevo —¿Qué le pasó?
Ella vio como la mirada de John se llenaba de odio, de impotencia.
—Tu padre... —ella negó con la cabeza al imaginarse lo que él iba a decirle —Él la golpeó salvajemente, Vanessa.
Ella ahogó un sollozo cubriéndose la boca con una mano. ¡Lo sabía! ¡Ella lo sabía! Sintió las manos de Zayn sobre sus hombros, sosteniéndola.
—Hijo de puta —logró decir entre lágrimas.
—Yo sé que esto es difícil, pequeña —dijo él, su voz volviéndose algo inestable. Él estaba tan afectado o más que ella —Y tu madre no quería que te contactara hasta que ella estuviera en 'condiciones', según sus propias palabras. Pero no podía no avisarte. Michelle lleva días en mal estado. Ese mal na... Robert después de golpearla la encerró en una habitación y ella pudo escapar hoy, y vino a mi —Vanessa lloraba sin ocultar su dolor. Aquello era terrible, ¿Cómo pudo hacerle eso? —La traje al médico y luego de hacerle todos los estudios, decidieron dejarla en observación. Tiene una costilla rota, una contusión en la cabeza y un montón de hematomas en todo el cuerpo, principalmente en el rostro.
Ella no podía imaginársela, no. Su madre siempre había sido una mujer hermosa, refinada. Tenía una cálida sonrisa, y más de uno decían que en eso eran idénticas.
—Quiero verla... —murmuró.
—Claro que puedes, cielo —le dijo —Creo que lo que más necesita ella en este momento es de ti... —la miró de frente —Sé que tu madre ha cometido muchos errores en el pasado, Vanessa... pero ella siempre te amó, siempre.
—Lo sé —asintió quebrada. John le ofreció el brazo, ella lo tomó y comenzaron a caminar. Llegaron a una puerta blanca con el número 43 en el medio —¿Está despierta?
—Hace un rato lo estaba... ahora no sé.
Ella miró a Zayn. El moreno alzó la mano y acarició su mejilla. No sabía que más podía hacer por ella. No podía ponerse en su lugar. Él simplemente asesinaría a la persona que le pusiera un dedo encima a su madre, incluso si esa persona fuese su padre. Pero él sabía que David jamás, pero jamás tocaría a Trish.
—Voy a estar aquí fuera, esperándote todo lo que sea necesario —le dijo. Ella asintió.
—¿Por qué no me acompañas a tomar un café, Zayn? —le preguntó John y luego miró a Vanessa—Voy a interrogarlo un poco.
Vanessa sonrió levemente. Sabía que tipo de interrogación sería. A ese hombre le gustaba saber absolutamente todo. Claro, como todo abogado. Vio como ambos se alejaban y volvió la vista a la puerta.
Respiró profundamente y la abrió con cuidado. Entró y cerró sin hacer ruido. Al girar, se quedó quieta, observando a la mujer que estaba acostada en aquella cama. Se estremeció al reconocer a su madre. Sus ojos acumularon nuevas lágrimas rápidamente, al ver los moretones que surcaban su rostro. Estaba pálida y sus heridas resaltaban más.
¿Por qué él había hecho eso con ella? ¿Qué lo cosa lo había llevado a cometer semejante atrocidad? Michelle abrió los ojos lentamente.
—No —murmuró afligida. Vanessa se acercó rápidamente a ella.
—Mamá...
—No, Vanessa —lloró y giró la cara hacia el otro lado —No me veas, hija, por favor...
—Mamá, mírame —le pidió llorosa —Mírame, mamita.
Michelle obedeció luego de unos segundos, y volvió la vista hacia ella. ¡No, no y más no! Ella le había pedido a John que no la buscara. No quería que su hija la viera así. Era una vergüenza. Vanessa levantó la mano y tocó sus cabellos. Michelle sintió una presión en medio del pecho al ver las lágrimas en sus ojos. Su niña, era tan bonita. Y ella la había descuidado. Jamás iba a perdonarse aquello. Tal vez era por eso que ahora estaba así. Se lo merecía... ¿o no?
—Vanessa, mi amor...
—¿Por qué te hizo esto?
—Tu padre tiene problemas...
—¡No, no lo justifiques de nuevo! —exclamó —No más, mamá, por favor...
—Yo no sé, Vanessa —rompió en llanto —Yo no sé por qué lo hizo. Solo sé que jamás lo había visto así... tuve mucho miedo. Pensé que iba a matarme...
—Estuvo cerca —murmuró ella y recorrió de nuevo su rostro con la mirada. Por Dios, ¿Cómo alguien podía causar tanto daño? —Voy a hacer que se pudra en una cárcel...
—Vanessa —tomó su mano —No quiero que llenes tu vida de más odio, hija. Ya es suficiente... ahora... —bajó la mirada a su vientre —Ahora tienes a alguien que te necesita llena de amor y de felicidad.
—¿Tú no me odias por eso? —preguntó. Michelle sonrió sin dejar de llorar.
—¿Cómo voy a odiarte, mi amor? —quiso saber —Sé que no fui la madre que necesitabas, pero jamás te odié, jamás. Y cuando supe que estabas embarazada... me desconcerté, pero después entendí que era maravilloso, hija. Vas a ser la madre que jamás he sido.
—No lo sé...
—Sí, mi amor —le acarició el rostro —Sí lo sabes. Porque eres hermosa por dentro, a pesar de todo el maltrato que has vivido, estás llena de amor para dar y ese bebé va a tener a una madre estupenda.
—Tengo miedo de no hacerlo bien...
Michelle apretó su mano y la miró fijo a los ojos. Vanessa pudo haber todas las emociones que surcaban a su madre en ese momento. Estaba mirándola con amor. ¿Cuántas veces ella había visto esa mirada? Pocas. Michelle siempre había sido una madre algo distante, pero siempre le había mostrado amor cuando Robert salía de viaje. Muchas veces ella se había preguntado por qué su madre cambiaba cuando su padre regresaba.
Y al parecer ahora lo podía comprender.
—Vanessa —susurró.
—¿Qué, mamá? —dijo ella.
—Te amo, hija... —el labio inferior de la morena tembló —Eres el regalo más grande que Dios me ha dado. Y necesito que me perdones... necesito escucharte decir que me perdonas por no haberte cuidado como debía.
—Mamá...
—Por favor, Vanessa, perdóname.
Ella asintió levemente y se secó las lágrimas. Le sonrió a su madre levemente y tragó con fuerza antes de decir las palabras.
—Te perdono, mami.
Michelle sonrió entre lágrimas y Vanessa se acercó a ella para abrazarla. Entonces ambas escucharon un par de gritos provenientes de afuera. Michelle se tensó al reconocer una de esas voces.
—Robert —murmuró horrorizada.
Vanessa la miró y se puso de pie. Acarició el rostro de su madre.
—No te preocupes, no va a hacerte nada. Te lo juro...
Se iba a alejar, pero su madre tomó su mano.
—No vayas... no vayas, por favor. Puede hacerte daño —le rogó.
—Mamá, necesito enfrentarme a él. Necesito que sepa que ya no le tengo miedo, y que se va a pudrir en una cárcel...
—No, hija.
—Ya no más, mamá. Basta de esto. No quiero que vuelvas a querer defenderlo, y tampoco quiero que sientas lastima por él. No la merece.
Michelle asintió. Vanessa le entregó una nueva sonrisa y se dirigió a la puerta. Al salir se encontró con la fija mirada de Robert Hudgens.


Camila.

Es ComplicadoWhere stories live. Discover now