'Malik & Horan, taller de autos'

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Capitulo 35:

Niall miró a Brittany, quien a la vez miró a Vanessa, quien también miró a Zayn. Este último se encogió de hombros.
—¿Qué estamos esperando? —preguntó la morena.
—Estamos esperando a que Zayn diga: pasen, por favor —dijo Niall —Lo que pasa es que al muy pelmazo le da vergüenza mostrarle la casa a Vanessa.
—No es cierto —se defendió él —Solo quiero crear suspenso.
Niall había llegado con el camión de mudanzas un poco después de Vanessa y Zayn, ya que habían tenido un pequeño percance en el camino. La morena y el moreno habían llegado al lugar y Brittany estaba en la puerta del taller. Y todavía no habían dado a la orden a los muchachos de la mudanza para que empezaran a subir las cosas.
Vanessa soltó un suspiro y dio unos pasos hacia la gran puerta corrediza que decía: 'Malik & Horan, taller de autos'
—¿Podemos pasar primero al taller? —preguntó ella, sintiéndose intrigada. Tenía ganas de conocer ese lugar.
—Ya sé —habló Brittany —Mientras Zayn te lleva a ver el taller, Niall y yo les decimos a los hombres que suban los muebles.
Zayn le tiró las llaves a Niall.
—Que lleven los muebles con cuidado —indicó Malik.
—Sí, abuelo —dijo Niall mientras ponía los ojos en blanco.
Zayn y Vanessa observaron como sus amigos se iban. Se miraron entre sí.
—El taller está un poco desordenado —le contó él.
—¿Cuándo vas a comprender que no me asusta el desorden y un poco de grasa para auto, Zayn? No soy una princesa...
—Pues deberías —murmuró él entre dientes.
Caminaron tranquilos hacia la puerta blanca que les daba el paso al taller. Buscó la llave en su bolsillo y abrió. Se colocó a un lado y le dio, gentilmente, el paso a Vanessa. La morena se lo agradeció con un leve movimiento de cabeza e ingresó. Un particular aroma a metal, gasoil y goma le entró por la nariz. Para su suerte, aquello no le provocó nauseas. No tenía ganas de salir corriendo a vomitar.
Todo estaba levemente iluminado por una pequeña ventana, que dejaba entrar la luz del sol. El lugar era enorme, y estaba atestado de herramientas, autos, mesas, fosas y una gran plataforma para revisar ciertas partes de un auto.
De repente una luz blanca se prendió sobre su cabeza, dejándole ver todo con mayor claridad. Encantada, ella comenzó a recorrer todo. Por todos lados habían notas y papeles tirados. Ella sonrió. Se notaba que no había trabajo femenino por allí. Divisó una especie de oficina atrás de todo. Se acercó, solo para ver que estaba completamente vacía.
—¿Y bien? —preguntó Zayn, quien solamente había estado parado, observando como ella curioseaba todo.
—Es enorme —dijo ella simplemente —No puedo opinar demasiado, ya que jamás estuve en un taller de autos.
—¿Jamás? —inquirió sorprendido. Ella se giro a verlo.
—Jamás —asintió —Pero me gusta esto. Se nota que Niall y tú aman lo que hacen. Y por eso mismo es que la gente los elige.
Ella se acercó a una de las mesas, observó detenidamente las manchas de grasa que allí había, un par de números telefónicos anotados de cualquier manera y garabatos.
—Cuidado, que puedes mancharte —le advirtió.
Vanessa sonrió por lo bajo. Entonces con uno de sus dedos tocó la grasa negra que le recordaba a cuando ella era niña y había intentado arreglar su bicicleta. Lentamente se acercó a él.
Zayn la miraba con el ceño levemente fruncido.
—Ay, Zayn —suspiró ella y se detuvo frente a él —¿Qué puede hacer un poco de grasa?
Levantó el dedo y sin previo aviso, le manchó la nariz. Él la miró sin poder creerlo. Vanessa rió divertida y se alejó rápidamente.
—¿Cómo te atreves? —exclamó él.
—Oh, vamos, no es la primera vez que te manchas con grasa de auto. Vives entre ella... es como tu mejor amiga —le dijo divertida.
—Tienes razón al decir que no es la primera vez que me mancho —dijo él y comenzó a caminar hacia ella amenazadoramente – Pero si es la primera vez que alguien me mancha...
Vanessa observó como él juntaba un poco de grasa con su dedo. Empezó a reír nerviosamente divertida. Se sentía como una niña, que acaba de robar caramelos del bolso de su madre.
—No te atrevas a vengarte de mí —le advirtió.
—¿Por qué no? —preguntó él mientras rodeaba la mesa, detrás de la cual ella estaba escondida.
—Porque... porque no sería justo —dudó y lentamente comenzó a caminar hacia el otro lado.
—Claro que sería justo. Ojo por ojo, diente por diente...
Vanessa sentía una tonta sensación en medio del estomago. Algo parecido al miedo, que se mezclaba con la diversión.
—Zayn —dijo ella con tono de advertencia —¿Acaso vas a enseñarle al bebé que es bueno vengarse?
—Ese es un golpe bajo que voy a esquivar —sonrió —Mi padre nunca me dijo textualmente: Zayn, debes vengarte. Pero con él aprendí que siempre es bueno tomar revancha.
Estaba a pocos pasos de atraparla. Y él estaba haciendo un gran esfuerzo por no largarse a reír como un idiota. Aquello era tan infantil, de parte de ambos. No eran niños, por Dios. Pero como le gustaba que las cosas se dieran con ese tipo de confianza entre ellos.
—Por favor, no lo hagas —rió ella.
Zayn hizo un rápido movimiento y la atrapó. Vanessa estalló en risas en intentó ocultar su rostro contra él, pero entonces comenzó a sentir unas interminables cosquillas. Intentó alejarse de él, entonces sintió la pegajosa grasa contra su mejilla.
—Noooo —chilló divertida.
—Te... te lo mereces —dijo él algo agitado.
Ella dejó de luchar con aquel firme cuerpo. Él era muy duro para ella. Sabía que no podía derribarlo. Se quedó quieta en el cálido círculo de sus brazos, respirando agitadamente. Sonrió sin poder evitarlo al ver la mancha de grasa sobre su masculina nariz. Él no la dejó ir.
—¿Qué? —le preguntó Zayn.
—Esto es gracioso...
Se miraron fijamente. Tantas diferencias tenían... pero no eran diferencias malas. Para nada. Zayn miró su boca. Maldita sea que odiaba tener ganas de besarla... Respiró profundamente y pensó en Hilary. Sí, tenía que pensar en ella.
Despacio soltó a la morena y se acomodó la garganta. Ella, algo nerviosa, se arregló un poco el pelo y con la mano trató de limpiarse la grasa del rostro.
—Ven... vamos a subir, tengo un pequeño ascensor, ¿sabias?
—¿En serio? —dijo curiosa mientras se acercaba a él y caminaban hacia el fondo del taller.
—Sí... casi nunca lo uso, porque prefiero subir por las escaleras. Pero como tú estás embarazada, lo mejor va a ser que uses el ascensor... siempre.
—No es broma, ¿cierto?
—¿Tengo cara de que sea una broma?
—No, no la tienes...
—Bien —sonrió con soberbia. Vanessa negó levemente con la cabeza.
—¿Hay alguien por aquí? —preguntó ella ingresando al taller.
Ambos se giraron a ver y la morena sonrió al ver a Trish, Miley, Nick, Chace y David entrando al lugar.
—Hola —exclamó contenta y caminó hacia todos ellos.
—Hey —sonrió Zayn y también se acercó —¿Qué hacen aquí?
—Mamá y Miley nos obligaron a venir a ayudar con la mudanza —dijo Chace.
—Deja de quejarte, Chace, porque voy a castigarte —le advirtió Trish mientras abrazaba a Vanessa —¿Cómo estás, linda?
—Muy bien, ¿y tú?
—Bien, cariño. Vinimos a ayudarte... sé que la casa de mi hijo es un desastre y no queríamos dejarte sola con eso.
—Oye, estoy aquí —dijo Zayn.
Brittany ingresó al taller, llegando desde las escaleras. Se detuvo al ver a todo el mundo allí.
—Refuerzos —sonrió contenta —Que genialidad, Vanessa y yo no íbamos a poder sola con todo ese desastre. Zayn, eres horrible para las decoraciones.
—Oh, genial... ¿quieren bautizar este como el día de: defenestremos a Zayn?
—Bien —sonrió Vanessa—Voy a subir a ver... —miró a Zayn —Tranquilo, no me asustaré. No creo que sea tan malo.
Miley rió divertida y se acercó a ella para empezar a empujarla hacia las escaleras.
—No estés tan segura de eso...

Camila

Es ComplicadoWhere stories live. Discover now