18 El Día

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Desperté al sentir una gran punzada en mi estómago. Respire ondo, intentado opacar el dolor. Los calambres y contracciones siempre me atacaban por las mañanas.
No logré volver a dormir.
Tony estaba en el quinto sueño, así que decidí no despertarlo, pero al levantarme lo hizo inmediatamente.

-Pepps ¿Estás bien? - me preguntó pasandose las manos por la cara para así despertarse.

-Si, solo no puedo dormir, ya sabes. Vuelve a dormir, amor

Se giró hacia la mesita de noche que tenía a su derecha.

-Son las siete... ¿Qué tal si nos levantamos y desayunamos? Te puedo preparar algo rico - se acercó más a mi -¿Que se te antoja?

-Si lo cocinas tú... - puse una cara pensativa -¡Nada! - solté una gran carcajada. Todos sabíamos que no era, para nada, la mejor persona en la cocina.

Él se paró, haciéndose el indignado.

-Ire a tomar una ducha.

Lo vi adentrarse en el cuarto del baño. Una contracción volvió a atacarme, cerré los ojos y respire. Al abrirlos vi a Tony, solo en boxer, mirandome fijamente.

-¿Todo bien Pepps? - dijo preocupado.

-Si, solo estoy algo adolorida... Nada fuera de lo común... ¿Tu no ibas a bañarte? - le dedique una sonrisa para tranquilizarlo.

-Si... - tenía una sonrisa pícara en su rostro. Sin darme la oportunidad de escapar me saco de la cama, levantandome en sus fuertes brazos -Y tú irás conmigo.

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Después de la ducha nos dirigimos a la cocina por algo de comer. Estaba todo en silencio por lo que deducimos que seguían durmiendo. A medida que preparábamos nuestro desayuno la gente se iba agregando; primero fue Steve, el que nos dijo que él se levantaba a las seis, pero había ido a hacer ejercicio, luego Sam y Bucky, después Wanda y Nat; Minutos después nos encontrábamos todos reunidos compartiendo café y donas.

No había terminado mi café cuando las ganas de ir al baño me llamaron. Me pare.

-¡Virginia! - Grito Tony mientras se levantaba rápidamente de la mesa.

Me había levantado decidida a dirigirme al baño, pero al dar el tercer paso sentí una fuerte dolor en mi estómago, que me obligó a contraerme, por lo que perdí el equilibrio, casi haciéndome caer. Por suerte, Wanda con sus poderes, no lo permitió.

Lo había intentado ignorar, pero desde la mañana las contracciones se habían hecho más seguidas. Al no ser tan molestas pensé que eran simples calambres o que el bebé se estaba moviendo mucho, como de costumbre. Pero ahora empezaba a preocuparme.

Tony se acercó a mí auxilio, intento ayudarme a levantarme y volver a caminar, pero realmente me dolía muchísimo, así que no lo logre. Alguien acerco una silla a nosotros y me ayudaron a sentarme.

Todos estaban muy atentos a mi, me daban distintas indicaciones y me preguntaban cosas.
Me sentía muy abrumada.

Tony se agachó y me tomo de las manos.

-Pepper, mirame. Tranquila. Respira conmigo... Inhala... Exala - él respiro conmigo, lo que me ayudó a tranquilizarme y a opacar el dolor, un poco.

-Tony, creo que ya es hora - dije, aún intentado regular mi respiración.

En él vi una rara expresión, de preocupación, miedo y alegría.

-De inmediato iremos al hospital.

Tony iba junto a mí en el auto congelado y muy nervioso tamandome la mano con fuerza; Natasha, la cual me hablaba para según ella distraerme, pero no hacía más que darme dolor de cabeza, iba del otro lado. Happy conducía y Peter iba de copiloto, muy callado.

Al llegar al hospital, pidieron una silla de ruedas y me ayudaron a bajar. Me llevaron a una habitación en la que habían enfermeros y mi doctora esperando. Solo Tony había podido pasar junto a mi.

-Se adelanto una semana ¿eh? Tranquila Pepper. Respira. Esto será largo, para que mentirte, pero valdrá la espera - dijo la doctora, cómo si fuese algo de todos los días.

Después de horas de preparación y intenso dolor, llegó el momento.

Estaba muy ansiosa, por fin conocería a mi hijo o hija.
Tony no se separó ni un momento de mi.

-Esto no será fácil, pero sé que tú puedes Virginia... - hablo la Doctora -A la cuenta de tres vas a pujar lo más fuerte que puedas.

No me sentía preparada.
Me aferre fuertemente a la mano de mi amado. Me reconfortó con una sonrisa.

-Lo siento, Peps- dijo subiendo sus hombros.

Me hizo reír un poco lo que me relajo.

-Uno... Dos... Tres...

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Un fuerte dolor recorrió mi mano.
No sabía que ella tenía tanta fuerza.

Pepper apretó mi mano fuertemente, mientras pujaba.
Gritaba, de forma desgarradora, me dolía verla sufrir.

-Estoy bien ¿Si? - dijo ella. Parecía que había adivinado mi pensamiento -Lo voy a estar... siempre... que estés junto a mi, para apoyarme y darme la mano... - me dedico una casi sonrisa. Su voz sonaba entre cortada por el esfuerzo.

Aún así; en ese estado; sudada, desmaquillada, cansada, despeinada; para mí era la mujer más hermosa del universo.
Cada día estaba más enamorada de ella. La amaba y mucho.

-Te amo.

Ella no logro responderme, pero sus ojos lo hicieron por su voz.

-Vamos excelente Virginia... Solo sigue así y todo terminará en un santiamén...

La Doctora y sus asistenetes estaban totalmente relajados. Actuaban como si estuvieran tomando café en la hora de descanso.

-Ya la escuchaste, Amor. Solo un último esfuerzo y podremos volver a casa todos juntos - dije intentando alentarla, lo que pareció funcionar muy bien.

Pepper pujo una última vez.

Hubo un gran silencio, el cual fue roto por un agudo llanto.

-¡Aqui está! - la Doctora tomo a la pequeña criatura y la levantó - Es un... Es una hermosa niña. Felicidades.

Calientes lágrimas de felicidad resvalaban por mis mejillas.

Era padre.
Tenía una hija.

Una enfermera le pasó la bebé a Pepper. La niña veía todo con unos grandes ojos cafés como los míos. Dejo de llorar cuando su madre la tomo. Pepper le acarisio y beso la cabeza, mientras lloraba de felicidad.

Me acerqué minuciosamente, acerque mi mano para tocar a la Pequeña Stark, la que se aferró débilmente a mi dedo índice.
Me sentí la persona más dichosa del mundo. Una gran sonrisa se dibujó en mi cara.

-¿Quieres tomarla? -Me preguntó Pepper.

-¿Yo? - ella asintió riendo -yo... Yo nunca he tomado un bebé... - dije con un hilo de voz. Estaba muy nervioso y ssustado ¿Y si la dejaba caer? ¿O si le hacía daño?

Ella hizo una seña de que me acercase. Lo hice y depósito a la pequeña niña en mis brazos.
La tomé con la mayor delicadeza posible, parecia una muñeca de porcelana.

La observé atentamente.
Sus grandes ojos eran avellana, parecían una mezcla entre los míos y los de mi amada.

Sentí que me volvía a enamorar.
Sentí una gran conexión, única, que nunca jamas había sentido y era maravillosa.

-Bienvenida a la Familia, pequeña. - le dije, después de besar su frente.

Devolví a la bebé a los brazos de su madre.

-Bienvenida Morgan. Morgan Stark Potts.


Normal life - Pepperony - IronFamily [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora