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[JAEMIN]

El mayor le avisó al castaño sobre la llegada de su padre, Jaemin pareció un poco sorprendido, pero no quizo demostrar lo que en verdad sentía. En realidad, el pobre chico extrañaba mucho a su papá, quería contarle tantas cosas y ... solo verlo... en persona.

Los días pasaron y por fin, Jeno tocó su puerta, Jaemin se puso su chamarta y salió de la casa, subiéndose al carro junto al mayor. Se dirigieron hacia el aeropuerto. Las manos del castaño sudaban, sus pies no paraban de moverse, sus ojos estaban más abiertos de lo normal, y miraba hacia todas partes. Jeno lo tranquilizó cuando tomó su mano con fuerza y la acarició.

"¿Qué pensará sobre Jeno?"

Se preguntó Jaemin al ver al mayor de reojo.

Pasaron largos minutos metidos en el tráfico, casi hicieron una hora, pero por fin... llegaron al grande e increíble aeropuerto. Jeno estacionó el auto y se bajaron, adentrándose al área de vuelos internacionales. Vieron en la pantalla los horarios, el vuelo de Tokyo llegaba en unos minutos, ahí se encontraba su padre.

Jaemin se sentó en uno de los asientos de espera, el mayor le dio una botella de agua para que se relajara un poco, pero , eso era imposible, su papá llegaría pronto, y no podía esperar, pero tampoco sabía cómo reaccionar, qué decir...

"¿Debería abrazarlo? ¿Darle una reverencia?"

Se preguntaba Jaemin al mirar por la enorme ventana como los aviones salían y venían.

—No te preocupes, tu padre de aseguro está emocionado de verte.—

Le sonrió Jeno. Dios, ¿como podría agradecerle todo lo que ha hecho por el? Jeno era simplemente la mejor persona en el planeta entero. Jaemin aún no comprendía como alguien tan popular y perfecto como el de cabellos oscuros, podría amar a una basura como el.

Pronto, unas puertas eléctricas se abrieron, los pasajeros del avión recién llegado de Tokyo ya estaban saliendo. Jaemin se puso de pie y buscó con sus ojos entre el montón de personas. En eso... un hombre se acercó y se le quedó mirando.

—¿Nana?—

Preguntó el adulto. Jaemin solo quedó boquiabierto, estaba congelado, su papá estaba frente a él, tanto tiempo había pasado. Lo único que pudo hacer fue asentir con su cabeza. El hombre sonrió aliviado y se acercó a su hijo, abrazándolo fuertemente .

—No sabes cuánto me alegra poder estar aquí contigo otra vez... me preocupas mucho... no me notificas nada, eso me hace pensar que algo te pasó... pero, por suerte me cuentan sobre ti... eso me enorgullece, pero no tanto como estar aquí, con mi querido hijo.—

Jaemin sorbió su nariz y posó sus brazos en la espalda de su padre, devolviéndole el abrazo. Recargó su cabeza en el hombro de su papá y suspiró... tenía tanto que contarle.

____________

Volvieron a la casa de los Na, ya había anochecido. Entraron a la casa y dejaron los zapatos junto a las chamarras en la entrada de la casa, excepto por Jeno.

—Bueno, creo que debo retirarme. Te veré mañana , Jaemin.—

Antes de darse vuelta, el señor Na lo detuvo con sus palabras:

—Deberías quedarte, sabiendo que eres hijo de mi jefe, tu casa queda lejos. No te apenes, a Jaemin de aseguro le encanta estar contigo.—

El castaño miró a Jeno expectante, esperando por una respuesta. Pero lo que más le llenaba de curiosidad era, ¿cómo era que su papá sabía que Jeno era hijo de su jefe? Ni siquiera él lo sabía.

—Si usted insiste, de todos modos, no puedo rechazar una invitación.—

Sonrió el mayor. Acto seguido, se quitó los zapatos y su chaqueta. Se dirigieron a la sala de estar, su padre miraba atentamente cada rincón del lugar, Jaemin pensaba que estaba sucia.

—Wow, no sabía que podrías ser tan ordenado. Aparte, la decoración es increíble.—

El castaño se rascó la nuca apenado. Tomaron asiento en los sillones y bebían un poco de té. Platicaban de muchas cosas, desde el trabajo, a la escuela , hasta como era la vida en Japón.

Jaemin sentía que debía abrirse con su papá. No podía retener por tanto tiempo demasiados sentimientos negativos, que lo mataban lentamente. Si su padre se quedaba nuevamente en la casa, el castaño sentía que él debía saber sobre su situación . Después de un rato de silencio, Jaemin lentamente abrió la boca, sentía su labio inferior temblar y sus manos nuevamente sudar.

—Papá... tengo algo importante que decirte...—

El adulto comenzó a mirarlo con atención, eso lo hizo más nervioso, pero luego miró a Jeno, quien le dedicaba una pequeña sonrisa. Jaemin infló su pecho y lo soltó todo.

—Llevo un tiempo... sintiéndome... muy- muy mal... ha-hay incluso veces en las que... m-me llego a- hacer... daño... hay veces en las que me molestan por cómo me veo y me persiguen por todas partes con el único fin de lastimarme... mis amigos me dejaron de hablar... siento que fue mi culpa... siento que soy responsable de todo lo malo qué pasa... he dejado de comer porque me dicen y me veo gordo... sin pensarlo dos veces me encierro en el baño y me provoco el vomito porque quiero adelgazar... quiero hacer todo lo posible para no poder lidiar con mi caos emocional, incluso hacerme cortadas por mis brazos... hay veces en las que me quiero morir porque no lo aguanto más... todo es tan injusto... Jeno es el único que me ayuda... pero aún hay veces en las que me siento tan solo... tan solo que incluso el propio silencio me vuelve loco...  no te dije esto antes porque no quería distra- —

El castaño calló al sentir como su padre lo abrazó. Jaemin tenía sus ojos rojos, sorbía su nariz a cada rato, su voz era temblorosa, no podía respirar, pero cuando su padre lo abrazó, sintió como si se estuviera liberando.

—Jaemin... ¿cómo crees que mi propio hijo sea una molestia? Te dedicaría todo el tiempo posible, después de todo, trabajo solamente para sacarte adelante y que tengas un buen futuro.—

Esas pocas palabras lo hicieron derrumbarse, su vista se nubló por la enorme cantidad de lágrimas acumulada en sus ojos.

—Papá...—

Lloró el castaño.

_______________


La platica había acabado y Jaemin ya se había tranquilizado un poco, ahora se encontraba en su habitación con Jeno. Al meterse en la cama, no tardó en sentir los brazos del mayor protegerlo.

—Nana...—

El castaño se volteó antes del hombro y miró confundido a Jeno. Después, el mayor prosiguió con una pequeña sonrisa:

—Me gusta ese apodo. De ahora en adelante te diré Nana.—

Jaemin rodó los ojos.

—Mi papá me decía así cuando era pequeño... ya no soy un niño.—

Sintió la mano de Jeno jugar con sus cabellos.

—Pero eres demasiado adorable.—

Nota de autor:

•Me avisan si hay algún error ortográfico.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora