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[JAEMIN]

Justo al regresar a clases, Mark me dedicaba una mirada asesina. En ese momento, recordé lo que había pasado antes de mi incidente con el cabello. Había dejado a mi mejor amigo solo, con la persona que más le incomodaba estar, dejándolo solo, para que hable con el. No sabía en lo que estaba pensando.

—Hola Mark.—

Fingí una sonrisa. El chico frente a mí no cambio de postura ni respondió, solo alzó una ceja, se veía molesto, y no iba a negar que era mi culpa.

—Lo siento. Solo quería que... Ya sabes, hablar con él otra vez... Por lo menos sin rencores o esas cosas.—

Mark suspiró exhausto:

—No lo entiendes Jaemin.—

—Tampoco entiendo porque se pasaban notas.—

¿Qué me estaba pasando? Yo nunca hablaba así, a nadie. Parecía como si fuera un chico celoso.

—Y-ya pasó... Perdóname, y olvida lo que te acabo de decir.—

Dije justo después de terminar la primera oración. Mark asintió.









—Entonces calcularán su peso en Newtons. Y para eso, traje una báscula, pasarán en orden y se pesarán. Volverán a su asiento y multiplicarán su peso por nueve punto ochenta y uno. ¿Entendido?—

Mis ojos se abrieron como platos y apreté el lápiz, mis pies temblaban. Yo ya sabía mi peso, todo el tiempo me pesaba. Lo peor de todo, me incomodaba que la gente supiera sobre eso. Y la profesora tendría que ver.

—Cuarenta y cuatro kilos.—

—Cuarenta y siete kilos.—

—Cuarenta y nueve kilos.—

—Cincuenta kilos.—

—Cuarenta y seis kilos.—

—Cincuenta y un kilos.—

—Cuarenta y cuatro kilos.—

¿Cómo es que son tan delgados? En eso...

—Na Jaemin, pasa.—

Escuché a varios susurrar cosas y reírse bajo. De aseguro sobre mi.

Lentamente caminé y me paré sobre la báscula. No esperé ni dos segundos y me volví a mi mesa banco. Yo ya sabía cuánto pesaba, no necesitaba que la gente supiera. Pero la profesora pudo ver y fue cuando lo dijo:

—Cincuenta y ocho quilos.—

Me senté de golpe a mi silla y trate de tranquilizarme, si, estaba a punto de llorar. Unos empezaron a reír.

—¿Que te dije? Na está gordo.—

Escuché a alguien decir eso. En el rabillo de mi ojo, vi a algunos observándome de pies a cabeza con sonrisas burlescas o con cara de asco.

—Cierren la boca.—

Escuché la voz de Mark defenderme.

—Ay Mark, es solo un juego.—

Sonrió Renjun. Este nunca decía esos comentarios, ¿por qué los defendía?

—Menos plática y más trabajo.—

Ordenó la maestra. Todos callaron y volvieron a trabajar.

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Terminé de ducharme y quitarme el chicle del cabello. Mientras cenaba, me di cuenta de algo. Lo que estaba comiendo, me hacía daño. ¿En serio soy tan gordo? ¿Debería dejar de comer? O.... ¿Debería hacer algo más?

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Where stories live. Discover now