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[JAEMIN]


Ese día hacía más frío que el resto. Esa mañana, Jaemin llevaba su calientita chamarra, guantes y una bufanda de lana. Con el café durante el camino, se sentía cálido. Siendo francos, llegó demasiado temprano al instituto, como unos cincuenta minutos antes de la hora indicada.

Jaemin preparó sus cosas y las colocó en su mesa. Se acabo los últimos sorbos de su café y observó por la ventana el paisaje de siempre, un pedazo del patio escolar y un poco de la ciudad a la distancia. Apenas estaba saliendo el sol y la luz anaranjada le molestaban la vista. Así que se recostó sobre su mesa y cerró los ojos unos segundos. No se dio cuenta en qué momento se quedó dormido.

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—Psss... Jaemin.—

Escuchó a alguien llamarlo a la distancia. Acto seguido, sintió como su cuerpo era levemente agitado y esa misma voz en un susurro lo llamó:

—Jaemin... Despierta.—

Sus ojos se abrieron lentamente. Cuando había llegado al salón de clases, había dejado las luces apagadas y ahora estaban encendidas, la luz del sol ya no era anaranjada y podía escuchar algunos susurros de los alumnos que antes no estaban.

Demonios... Ya era hora de clase.

Jaemin se reincorporó en su lugar y se volteó para poder verle la cara a su amigo, quien anteriormente lo había despertado.

—¿Qué hora es?—

—Las siete quince... Qué suerte que el profesor todavía no llega.—

Un suspiro lleno de alivio se escapó de los labios del menor. Unos segundos de silenciosos transcurrieron hasta que Mark volvió a hablar:

—Cuando llegué, me encontré a un Lee Jaeno sentado en su silla mirándote dormir.—

Jaemin vio como Mark rodó los ojos al mencionar el nombre del compañero de clases. Abrió sus ojos como dos platos y pudo sentir como sus mejillas ardían, se imaginó la escena y en todas, Jaemin salía mal, roncando, con la boca abierta, hablando dormido, babeando, etcétera.

—¿No hice nada raro?—

Mark posó su mano en su barbilla y respondió:

—No... De hecho nunca cambiaste de posición y parecía como si hubieras muerto porque no te movías y era como si no estuvieras respirando. Aparte... ¡Mira tus ojeras! ¿Has dormido bien?—

Ah... era cierto, Jaemin no había dormido bien últimamente. Casi ni dormía, pero no era algo importante, ¿en serio se notaba? 

—Si he dormido, no se de que hablas.—

Sonrió falsamente el menor como de costumbre. Su conversación se cortó cuando el profesor Park entró y comenzó con la clase.



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Ese día, Mark no pudo comer con Jaemin, el director había solicitado que el mayor lo viera en su oficina. No era nada malo, Mark era buen alumno. 

De todos modos, Jaemin no tenía hambre pero si no comía, sentiría ese ardor que no soportaba en su panza. Era solo un yogurt con durazno. Si comía mucho, engordaría más de lo que ya estaba. Tiró a la basura su empaque, y estaba decidido a salir de la cafetería, el olor a comida lo torturaría.

Por suerte, nadie lo notó y pudo caminar por el pasillo calmado. Ese sentimiento se desvaneció cuando sintió como su brazo empezó a arder y le picaba. Las memorias de lo sucedido el día anterior ya empezaron a bajarle el ánimo, ¿acaso tenía una maldición? Todo le sucedía, perdía amigos, siempre estaba triste, estaba solo, lo molestaban, era feo, gordo, nerd, nadie lo quería.

Llegó al baño y se subió la manga, revelando las tres rojizas e hinchadas rayas aún sin costra. En ese mismo brazo, ya estaba la cortada vieja con costra. Suspiró y abrió la llave del lavamanos, dejando el chorro de agua salir. Puso su brazo bajo el contacto del agua y se aguantó las ganas de quejarse por el ardor.

Después de un rato, cerró la llave y sacó las servilletas para secarse. Ya no sangraba pero ahora se veía blanco el color de la herida. 

—¿Estas bien? ¿Qué te pasó en el brazo?—

Jaemin tenía tantas ganas de maldecir y salir corriendo. ¿Por qué siempre se topaba con el en el momento no indicado? El menor sabía que Jaeno estaba viéndolo, viendo sú herida. Jaemin se encontró con los ojos del mayor por medio del grande espejo en la barra.

Jaemin no sabía que decir, debía decir alguna escusa y rápido, si no, Jaeno sospecharía algo y terminaría descubriendo otro de sus secretos que ni el podía cargar.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora