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[JAEMIN]


Ese día haría igual de frío, pero no tanto como el anterior. No sabía por qué, pero una sonrisa se mantuvo en su rostro todo el rato que caminó devuelta a casa con las ropas prestadas de Jaeno. Eran suaves, calientitas y olían muy rico, le daban un olor a las bellotas del bosque.

Al quitárselas, las lavó a mano y con mucho cuidado, estas de aseguro costaban una fortuna y si las arruinaba, tendría que hipotecar hasta sus dientes. Las dobló con delicadeza y las puso en una bolsa.

Ya se había terminado de alistar, preparó su café, se puso la chamarra , y  tomó su mochila, maletín y la bolsa con las prendas prestadas. Se apresuró en llegar a la escuela y ya dentro, tomó asiento y esperó a que el resto de los estudiantes llegaran, esperando a dos de ellas en particular, a su mejor amigo Mark y a Jaeno.

Cuando llegó Mark, Jaemin se levantó y lo saludó como de costumbre y este quejándose por el menor hablándole formalmente. Pronto, una horda de alumnos llegó junto al profesor Lau y las clases iniciaron. Jaemin miraba de reojo a Jaeno, quien se sentaba a su lado. Este solo le había saludado, pues no podían iniciar conversación en clase.

Cuando terminó la primera clase, tenían cinco minutos libres. Jaemin había salido del salón para encontrarse con Jaeno y entregarle la bolsa.

—¿Qué es esto?—

Preguntó Jaeno mientras tomaba la bolsa.

—Son las prendas que me prestó ayer.—

Jaemin dio una reverencia y el mayor rió.

—Ya te dije que nada de formalidades.—

—Pero no somos amigos como para que yo lo trate así.—

Jaemin se maldijo en sus pensamientos, había cagado la conversación, ¿Quién demonios dice eso? Se sintió peor cuando vio la reacción del mayor, pero después sonrió y cambió el tema de la plática:

—Y... ¿No te has enfermado?—

Jaemin negó con su cabeza.

—No, me he estado cuidando mucho con este clima... ¿Y usted?—

Jaeno rodó los ojos y luego rió:

—Yo tampoco me he enfermado.—

Jaemin se sentía observado, después de todo, estaban en medio del pasillo, los nervios lo estaban invadiendo. Sus manos empezaron a sudar un poco, se sentía inquieto, y sentía como su pecho se oprimía. Revisó su reloj y supo que ya era hora de volver al salón.

—Se nos ha acabado el tiempo, debemos volver a clases.—

Jaeno asintió mientras volvía a sonreír. ¿No le dolía las mejillas de tanto sonreír? Regresaron al salón de clases y por suerte, la profesora no estaba presente. Jaemin se sentó en su silla y se volteó al sentir que le tocaban el hombro.

—¿Dónde estabas?—

Preguntó Mark en un susurro. Jaemin no sabía si su mejor amigo se molestaría por el hablándole a Jaeno, o incluso pensaría algo diferente si le explicaba que le devolvió la ropa a Jaeno.

—Fui a entregar un recado.—

Respondió el menor en un susurro. Mark asintió con su cabeza y se callaron cuando la profesora entró al salón.

___________

La campana sonó y todos fueron hacia la cafetería.

—Chicos, iré al baño.—

Jaemin se levantó de la mesa y salió del espacioso lugar en donde todos los alumnos comían. El pasillo estaba vacío y eso lo había tranquilizado un poco. Cuando entró a los baños de hombre, su calma se desvaneció cuando escuchó las risas que lo volvían loco. Esas risas que eran tan malvadas con el, eran el grupo de Johnny y Yuta.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Where stories live. Discover now