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[JAEMIN]

Fui un estúpido tratando de hacer eso. Ni siquiera tengo depresión. Pero, siempre dicen que cuando te cortas se siente bien y te relaja, pero yo no sentí eso, a mí me dolía. Aparte, no sé que tan profundo lo hice que la sangre no paraba de salir. Cuando por fin se detuvo, tuve que trapear un poco en el baño, también limpié la colcha y el cúter junto al pequeñísimo charquito de sangre que provocó el cúter.

Pero debía volver a ese infierno de la escuela. Me gustaba estudiar, pero no la gente que rondaba por esta y estudiaba en el mismo salón que yo. Esas personas me aterraban. También por el hecho de que todos ellos tienen dinero y sus padres los miman porque los aman, mientras que yo... Casi no contactó a mi padre y no el a mi, pero es porque él trabaja mucho y debo dejar que se concentre y no se preocupe.

El pronóstico de esta mañana era cercana a tres grados Celsius, así que decidí llevar una chamarra para el frío. Me preparé el café y lo serví en un termo para tomármelo en el camino a pie. Tomé mi mochila y maletín, desbloqueé la puerta y salí de la casa. Cerré con seguro la puerta cuando ya estaba por partir. Una helada ráfaga de viento chocaba contra mi cuerpo. Debía llegar rápido a la escuela si no quería cachar un resfriado. Para quitarme el frío, le daba sorbos al caliente café.

Pronto llegué a la escuela, me apresuré en entrar, sentía que mis pies de estaban congelando. Vi a otros estudiantes entrar en la misma situación que yo, temblando del frío.

—No entiendo por qué no cancelaron las clases, ¡me estoy congelando!—

Dijo una chica al pasar con sus amigas. Parezco un raro escuchando las conversaciones de los demás, incluso pronto descubro quienes son, en que salón van, a cual club están asistiendo, su cumpleaños... Si, parezco un total raro. Llegué a mi salón y me quité la chamarra para poder colgarla en el respaldo de mi silla.




La mañana pasó rápido, algo que me sorprendió, la mayoría del tiempo era una tortura. Pero fue bastante rara al mismo tiempo. Yukhei no se sentó con nosotros ni nos saludó cuando Mark y yo lo hicimos, luego, me sentí observado todo el tiempo, ni por un solo segundo estuve en paz.

Era tiempo de un pequeño receso y cuando abrí mi casillero, un sobre de carta blanco cayó al suelo. Curioso, lo recogí y noté que tenía en la parte trasera:

"Para Jaemin"

Al abrirlo, encontré una nota, desdoblé la hoja y leí el contenido:

"Hijo de perra. Muérete de una maldita ves gordo estupido de mierda. Pobre la silla en la que te sientas, está al punto de romperse. Veo que entraste a una dieta, pero, no vemos resultados, mejor vuélvete anorexico, por lo menos ellos son delgados. Una cosa más, no le vuelvas a hablar a Yukhei."

Fruncí el ceño, arrugué el papel y lo tiré a la basura, tal vez me veía molesto, pero... ¿A quién engaño? Unas malditas palabras escritas en el papel me hacían sentir como un literal pedazo de basura.

La anorexia no serviría y todos lo sabemos, esta es lenta y parece peor. Solo necesitaba ir al baño y... Expulsar todo. Tal vez adelantarme un poco no haría daño, ¿verdad?

Caminé hacia el baño, pero no podía evitar la molestia en mi brazo, me daba comezón por la cortada que fue más profunda de lo esperado. Me aseguré de que el lugar estuviese vacío y me apresuré en entrar en el ultimo cubículo, en el que todo comenzó.

Al terminar, dios, debía admitir que se sentía horrible, pero cuando terminaba, valía la pena. Esta vez me sentía débil y un poco mareado, me acerqué al lavamanos y me lavé los dientes, no quería tener mi boca apestosa. Al terminar, justo cuando estaba por salir, escuché la puerta de uno de los cubículos ser abierta, me apresuré en volver a mi salón de clases... Alguien me había pillado.

__________

La campana sonó y todos nos apresuramos en irnos, aún hacia un montón de frío. Colgué mi chamarra en uno de mis brazos para poder ponérmela al salir de la escuela pero, la suerte siempre iba en mi contra, ese grupo me encontró. Llegaron tan rápido que cuando me di cuenta, ya era muy tarde. Me habían tirado agua helada de varios baldes.

—Buena suerte con el frío, gordito.—

Rió Mingyu. Después, ellos se fueron.

No tenía de otra que aguantarme. Mi chamarra estaba mojada al igual que mi uniforme y mis zapatos. Estaba seguro de cachar un resfriado.

—¡Ey Jaemin!—

Reconocí esa voz y me volteé, mientras fingía una cara bonita en vez de la que tenía en ese momento, una triste .

—¿Necesita algo, Jaeno?—

—Demonios, ¿por qué estás mojado? Ven, tengo ropa extra.—

Rápidamente negué con la cabeza.

—N-no hace falta, Jaeno. Estoy bien, s-si me apresuro a llegar a mi casa... Todo e-estará bien.—

Diablos, odiaba cuando me ponía así de nervioso, siempre tartamudeaba como colegiala japonesa en los típicos animes.

—¡Insisto! Así que... Ven conmigo.—

No tuve otra opción, pues Jaeno jaló de mi mano devuelta a la escuela. Llegamos a su casillero y sacó un enorme suéter gris hecho de lana tejida, unos pantalones cuadrados, una boina negra, y zapatos negros.

—Jaeno, le dije que no era necesario.—

Di una reverencia y antes de poder retirarme, me tomó nuevamente de la mano y me jaló a los baños, metiéndome en uno de los cubículos y cerrando la puerta, dejándome dentro de este y el afuera.

—No dejaré que te mueras de frío. Aparte, sé que te vas caminando y no sé cuánto tardes.—

No tuve otra opción más que hacerlo. Me sentía tan gordo usando eso, de aseguro reventaría el botón del pantalón. Al salir, Jaeno me miró de pies a cabeza.

—Siendo honesto... Se te ve  muy bien.—

Sonrió. Yo lo miré incomodo, notó esto y se rascó la nuca.

—Bueno, te acompaño a la salida. Me puedes devolver la ropa mañana.—

Yo asentí nervioso.

Ya en la salida, me puso entre las manos un paquete caliente.

—Es que no tienes guantes. Bueno... Hasta mañana Jaemin.—

Jaeno se despidió y se subió a su carro. Le di una reverencia y me fui rumbo a mi casa. El suéter olía rico, ¿acaso así huele Jaeno?

—¿Qué cosas pienso?—

Reí en voz baja cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo.

𝐿𝑜𝓋𝒾𝓃𝑔 𝒶𝓃 𝒰𝓃𝓁𝑜𝓋𝑒𝒹 | 𝙽𝙾𝙼𝙸𝙽 Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu