Salirse con la suya

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2 de enero.

Desperté y Lauren seguía allí, entre mis brazos.

Sonreí al ver su rostro en mi pecho, durmiendo, tan tranquila. Esas pestañas tan espesas que ni señales daban de querer moverse para dar paso a sus bellos ojos. Me tenía bien abrazada por la cintura y con una pierna encima.

—Te amo —susurré muy bajito para luego besar su frente.

Ni siquiera se movió.

Reí y susurré en su oreja. 

—Te amo, bebé. —Rocé mi labio con su lóbulo y la miré

Lauren definitivamente estaba en coma.

Suspiré y me quedé mirándola, estaba cansada, me dolía la espalda, pero no quería dormir, o más bien...no podía. No tenía más opción que quedarme mirándola, porque si me movía se despertaría.

Conté las pecas, (que casi nadie puede ver) sobre su nariz.

—Tienes nueve pequeñas pecas, Lo' —susurré—. Tienes dos más que la última vez que las conté.

Peiné sus cejas con mi pulgar y dejé mi mano caer por la sábana, que nos cubría desde la cintura hasta abajo, la tiré hacia abajo con los pies un poco, hasta nuestro trasero. Metí mi mano bajo la sábana y acaricié su muslo suavemente, pasando por el costado de su trasero, hasta su espalda baja, donde sentí sus suaves vellos.

—No es tan divertido estar en la cama si estás dormida, Lo'. —Miré al techo y sentí su respiración caliente salir más fuerte en un segundo

Claro, la miré y ella sonreía divertida con sus ojos entrecerrados y una tonta risita se le escapó.

—¿Estás despierta hace mucho? —dije

Negó.

—No, solo hace un momento, alguien me tocó las piernas.

Sonreí.

—Es que eres muy suave, lamento despertarte. —Besé su frente

Ella en cambio, besó mi pecho y acarició mis clavículas.

—Tienes una piel muy linda, Camz —habló luego de unos segundos.

—Vaya, pues gracias.

Rió en silencio, simplemente dejando escapar aire por su nariz y besó mi mentón.

—Te amo —susurró y cerró sus ojos, acariciando brevemente su nariz con la mía. 

—Y yo a ti. —Acaricié su mejilla y recibí un suave beso en los labios

Quiero un...poquitico de agua, ¿me alcanzas el vaso? —Pestañeó suavemente y yo me derretí

Sin embargo, no lo demostré y simplemente asentí, pero cuando hice el movimiento para sentarme, sentí muy feo. En silencio me recosté y miré al techo con los labios apretados y grité, sin dejar que el sonido saliera fuera de mi boca.

—¿Qué pasó, amor? —Se sentó a mi lado y se cubrió con la sábana.

—Me duele.

—¿Qué cosa? ¿te encuentras bien? —Acarició mi mejilla

—Todo, todo lo que se llama espalda me duele. —Llevé mi mano a mi frente

—Mhm, ya veo, ¿quieres un masaje, bebé? —hizo puchero y yo asentí—. Dame un segundo

Se paró de la cama, llamó y en un rato llegó con un carrito y se llevó el otro.

—Tienes que darte vuelta mi amor, con cuidado. —Ella me ayudó

Tu Eres Mi Princesa 3 (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora