Te había extrañado

917 39 1
                                    

2 de enero.

Me separé de Camila, quien me tenía más que abrazada.

—Ya vuelvo, pequeña —susurré y me levanté al baño, a hacer mi pipí feliz.

Me hice mi aseo y regresé a la habitación, ella seguía durmiendo de espalda, pero ahora con los brazos hacia arriba. Reí bajito y me metí bajo las sábanas, tanto así que la destapé un poco para ponerme sobre ella y comenzar a bajar. 

Cuando separé sus piernas, ella despertó. 

—¿Qué haces Lo'? —Habló y yo miré hacia arriba

Miraba al techo, desconcentrada.

Dejé besos en sus muslos y lamí ahí, justo ahí, haciendo que de inmediato soltara un suspiro. Noté lo húmeda que estaba Camz y yo no sé si siempre despertaba así de calentita o había estado soñando cosas sucias. 

Solita abrió más sus piernas y pegó mi cabeza más a ella.

—Oh Lo', sí, así —dijo cuando comencé a hacerlo más rápido.

Me encantaba poder saborear a mi esposa y que a la vez eso se provocara tanto bienestar y felicidad, que reflejaba a través de sus gemidos. Simplemente me encanta.

Escuchar sus suspiros, como me acerca más a ella, su sabor, como se humedece cada vez más y más, como sus piernas tiemblan y...

—Amor...ah —su voz se rompió en un gemido delicioso—. No pares, no pares, no pares

Poco a poco ella se iba sentando y yo sabía que estaba a punto de terminar.

Reí cuando metió sus manos en mi cabello y me pegó más de lo que ya podía estar. Vi como apretó sus labios y cerró sus ojos, como su cuello se tensaba y sus pequeños pechos subían y bajaban. Su ceño se frunció, mientras que sus labios apretados impedían que sus gemidos salieran, quedándose allí, dentro de su boca. Sus nudillos ya estaban blancos de tanto sujetar la sábana.

—Mhm...sí. —Se dejó caer cuando sus músculos se relajaron luego de la tensión del orgasmo

Acaricié sus piernas y luego subí a besarla.

—Buenos días, bebé —susurré, besando su mejilla y su nariz.

—Buenos días...—Me sonrió

La abracé y acaricié sus brazos, cuando me doy cuenta, ella está dormida.

Reí.

—No puedo creer que estés dormida. —La acurruqué en mi pecho

Yo debería estar más cansada que ella, sin embargo, fue ella quien trabajó más.

Tendría que devolverle todo lo que me hizo y me encargaría de hacerla disfrutar. 

Vi la hora, ya daban las diez de la mañana y Camz ya llevaba una hora así en mis brazos. 

—¿Te despierto o no te despierto? —Miré mientras dormía

Su mano subió por mi cadera a mi cintura y se quedó acariciando allí.

—Pero si ya estoy despierta —respondió, besando mi pecho.

—Que bueno, porque tenemos muchas cosas que hacer. —Me separé y giré, pero ella me siguió

—Espera, espera. 

—¿Qué pasa? —Estiré mis brazos, tocando el respaldo y viendo como la sábana descubría mis pechos

—¿Por qué te vas? ¿no te gusta quedarte abrazada conmigo? —Dejó un beso en mi hombro mientras me miraba y me sujetaba la mano

Giré mi rostro.

Tu Eres Mi Princesa 3 (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora