Sincera.

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Era hora ya de regresar a la biblioteca, pero hoy  no quería, deseaba quedarme con Camila ahí en la habitación.

No sabía por que me sentía de esta manera, con este sentimiento de culpa aun cuando he estado intentando mejorar todo lo que hice hace tiempo.

Si, sé que fui una mierda de persona, de madre, de esposa, de hija y de hermana, también de amiga, pero quería tener a Camila de vuelta, amarnos y que nada más importe.

Dejé la bandeja de lado, abrí un poco la cortina y me senté allí, pegando mi espalda en la pequeña pared del alfeizar, estiré mis piernas intercalando las mias con las suyas.

—¿Quieres que te preste calcetines?

—No, tengo los pies calentitos.

Tomé su pie y lo toqué, efectivamente estaban calentitos y suavecitos. Le hice cosquillas unos segundos y lo dejé antes de que me regañara.

La miré y ella me miró, a veces apartando la mirada, pero poco a poco fue dejando sus ojos en los míos por más tiempo, parecíamos idiotas mirándonos tanto.

Definitivamente estaba más bonita, tenía más cachetes y estaba sonrojada.

—Me gusta esto. —Se inclinó un poco y nos tapó las piernas desdoblando la manta debajo de nosotras

—Record de siete minutos —comenté.

Sonrió.

—Te hice un informe incluso.

Rodé mis ojos divertida.

—¿No había que regresar a la biblioteca?

—Hoy me quiero quedar aquí...mmm, contigo.

No hay libro tan interesante como tu, Camz.

—¿Sin hacer nada?

Asentí.

—¿Por qué no tocas la guitarra?

Moví la cortina y me estiré, estaba ahí en la cama, no había que hacer mucho esfuerzo.

—¿Qué te toco?

—No lo sé, dime que te sabes.

—He aprendido un figerstyle de "Fly Me To The Moon", lo puedo tocar sin ver los acordes así que estoy muy orgullosa de eso. 

—Pues muéstrame.

Comencé a tocar, lo divertido era que no sabía los nombres de la mayoría de los acordes, yo solo memorizaba y tocaba, nada más.

Era muy breve, pues tampoco era una Diosa de la guitarra, recién aprendía y me quedaba mucho por aprender aun, pero quedé satisfecha al ver su sonrisa.

—¿Y cómo aprendiste a hacer eso?

—Daniela me dio los acordes. —Le mostré en la carpeta todas esas hojas que me quedaban por aprender aun

—¿Y no me cantas algo? 

Negué divertida.

—¿Por qué no? vamos...

—No porque me da vergüenza.

Mordió su labio con una expresión tierna.

—P...pero puedo tocar otra cosa, mira, también me sé esta.

Mostré la hoja que ponía "Somewhere Only We Know"

—¿Y me vas a cantar?

Reí.

—¿Y por qué no cantas tu?

Apretó sus labios.

—Porque quiero que cantes tu. 

Tu Eres Mi Princesa 3 (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora