LXIV: One and Only

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Dedicatoria:

"Debo decirme, por milésima vez, que

Solo me enamora lo imposible y lo lejano" (A Pizarnik)

Para vos porteñita... mi Alejandra preferida en el mundo entero. Gracias por  tu compañía, gracias por tu tiempo, gracias por permanecer ahí, siempre, del otro lado... Gracias al mundo porque existis y gracias al destino por permitirme encontrarte...

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Ahora sí... a lo que vinieron

Los minutos se le estaban haciendo eternos desde que la había dejado allí sentada, sola, bajo aquel cielo imponente, con el diario de vida que había armado para las dos. Le había pedido que cuando estuviera lista, fuera en su búsqueda pero era tanto el miedo que tenía, que por un momento creyó que no iba a ir, pero se equivocó.

Cuando Florencia se asomó de entre los arbustos, se encontró con un camino de velas y jazmines que le indicaban hacia donde debía ir. Los ojos se le volvieron a aguar en ese instante. Nunca nadie había hecho algo tan lindo por ella. En realidad, nunca nadie había tenido un gesto de amor tan grande. Recordó que la única vez que se sintió realmente especial, fue cuando Daniel le había llevado flores para un cumpleaños. Era la imagen más romántica que había en su memoria. Claro estaba, que ese momento comparado con todo lo que Jazmín había preparado esa noche, no significaba absolutamente nada. Es más, el morocho ni siquiera le había comprado sus flores preferidas. Sólo era un ramo cualquiera y ya no recordaba ni el nombre de la flor. La colorada, en cambio, conocía sus gustos y había cuidado cada uno de los detalles.

Mientras recorría aquel sendero que la conducía a los brazos de su amor, Florencia notó el silencio y la quietud en la que se encontraba el lugar. Seguramente Jazmín había logrado desarmar aquella fiesta espantosa y ahora estaban solas... sólo ellas dos, esperando a encontrarse. Su mente navegaba tan rápido mientras la lentitud de sus pasos la conducían al mismísimo paraíso, que hasta tuvo tiempo de planear el modo en que iba a besarla. Pensó en cada palabra que quería susurrarle al oído. Quería que Jazmín se sintiera tan amada como se estaba sintiendo ella en ese momento...

Llegando casi al final del camino, se comenzó a escuchar una melodía suave. De golpe se encendieron algunas luces que colgaban de árbol en árbol y ayudaban a iluminar el ambiente, que hasta hace unos segundos, se hallaba en penumbras. Al frente, la colorada la esperaba con una sonrisa enorme y un brazo extendido. Todo era tan perfecto, tan único... tan atrás habían quedado los años de soledad y desamor que la habían obligado a convencerse de que ella era el problema. Tantas veces se creyó culpable de que ninguna de sus relaciones funcionara. Tanta veces se sintió vulnerable ante un amor no correspondido, que sólo ahora, en aquel instante, con aquellos hermosos ojos verdes mirándola como quien mira un tesoro, entendió que jamás había conocido el amor. Que aunque mucho tiempo creyó que lo había hecho, no podía compararse en absoluto con los sentimientos y las sensaciones que Jazmín despertaba en ella

Linda, susurró Jazmín cuando finalmente sus labios chocaron

Callate chamuyera! Vos sos linda! Respondió la morocha muerta de amor

Un día de estos, prometo que te voy a encerrar en el cuarto de los espejos y no te voy a dejar salir hasta que te mires bien y me des la razón!

Callate y dame un beso mejor

Nooo, nada de besos señorita. Trajiste lo que te pedí?

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now