LXVII: You are Beautiful

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Cuando los días se vuelven eternos y las noches demasiado pesadas... cuando el corazón se desarma y apenas logras cerrar los ojos. Cuando el pecho te duele y los labios te queman... entonces te vuelves más frágil que nunca.

Y así se sentía la morocha. Frágil, vulnerable...

Habían pasado tres semanas desde la última vez que vio a la colorada. Tres semanas de llantos nocturnos, de ojeras matutinas. Tres semanas de comidas inconclusas, de sueños postergados. Tres semanas que la habían convertido en un despojo de lo que alguna vez fue. Y así andaba, de acá para allá sin poder dormir, sin poder comer, sin poder pensar... tres semanas en las que su vida quedó en puntos suspensivos, esperando la continuación de una historia inconclusa, una historia en pausa.

Los días se habían tornado bastante monótonos. Levantarse temprano, tomar un café, trabajar a desgano, saltear el almuerzo, discutir con Lucía y volver a su casa a la noche, muerta de sueño, muerta de cansancio y sin ganas de nada...

Y aquel día, aquel viernes, no tenía nada de distinto... excepto porque había logrado dormir la noche anterior y por eso se sentía más fuerte o menos frágil, no estaba del todo segura. Pero aquello no tardó en cambiar porque cuando despertó y recordó qué día era, una angustia incontenible la inundó. Sólo logró calmarse cuando el teléfono sonó y la quitó del transe en el que se encontraba sumergida.

Hola Jefa!! Habló una Emilia totalmente divertida.

Buen Día Emilia. ¿Qué necesitás? Preguntó una Florencia en seco, totalmente deprimida y conteniendo el llanto.

Perdón si molesto Flor... respondió con timidez, lo que pasa es que hay un problema con una de las clientas y reclama tu presencia.

¡Ahora no puedo ir! Traten de solucionarlo ustedes, para eso les pago replicó elevando el tono de voz

Si, perdón Florencia. Voy a intentar solucionarlo. Disculpá que te haya molestado.

No, pará Emi... discúlpame vos a mí. No quise hablarte así. Dame una hora y estoy allá si?

Sí, jefa. Yo Hablo con la señora Rodríguez para que la espere. Gracias. Y cortó

Se levantó, se duchó, se preparó y sin tomar siquiera un café, se dirigió al Centro de Estética para lograr empaparse del problema y buscar una solución. Al llegar se encontró con la recepción "patas para arriba" y Emilia yendo y viniendo de acá para allá totalmente alborotada.

Me podés decir que es lo que está pasando acá, la interrogó la morocha totalmente sorprendida ante aquella situación.

Lo que pasa, respondió la rubia muy avergonzada, es que nos falló la masajista y teníamos turnos reservados. La peinadora tampoco vino porque se encuentra enferma y tenemos un casamiento que cubrir. Te juro que estoy intentando todo, pero no consigo reemplazos.

Tranquila, lo podemos solucionar, la tranquilizó tomando las riendas de la situación. Vos encárgate de brindarles todas las comodidades. Pueden tomar lo que quieran, la casa invita. Ah y aclará que todos los servicios que reciban hoy, van a correr por cuenta nuestra, en resarcimiento por todos los inconvenientes.

Gusto De Vos |COMPLETA|Where stories live. Discover now